Cuando llegaron a Astorga las noticias de la sublevación del Dos de Mayo se alistaron doscientos jóvenes en los primeros días de junio de 1808. Sobre esta base, la Junta Local de Astorga, dependiente de la Junta Suprema de León, reclutó de manera forzosa seiscientos hombres más en Astorga y en las comarcas de la Maragatería, Cepeda, Orbigo y la Bañeza. Es posible que se integrara también alguna partida procedente del Bierzo.
El batallón fue llamado Tercer Tercio de Voluntarios de León y estaba mandado por el subteniente, habilitado de comandante, Fernando Capacete. El resto de los mandos de esta unidad también se improvisaron entre varios soldados veteranos y suboficiales de milicias.
Los soldados de ese batallón sirvieron conservando sus ropas de campesinos, estudiantes, criados y artesanos, distinguiéndose de los civiles mediante el uso de simples escarapelas y cintas rojas.
Los oficiales del Tercer Tercio conocían la existencia del estandarte medieval de los Ossorio, que había guiado a los cristianos en sus victorias de Clavijo y las Navas de Tolosa. Ahora, que luchaban por la independencia de España, pensaron que era acertado que ese viejo pendón de lanzas volviera a guiar a las milicias leonesas. De esta forma, el 11 de junio de 1808 presentaron un memorial al Ayuntamiento de Astorga argumentando que debían partir para luchar contra los franceses y que carecían de bandera. Por tanto, sabiendo que en Astorga “se conserva una bandera del mayor aprecio con el sobrenombre de Clavijo”, solicitaban que se les concediera usarla como insignia del batallón. Como garantía, los oficiales aseguraban, en su nombre y en el de la tropa, que derramarían hasta la última gota de su sangre en la defensa de tan valiosa enseña.
Placa conmemorativa del “Batallón de Clavijo”, situada en la Puerta del Rey (Astorga), inaugurada por el Ayuntamiento de la ciudad el 7 de diciembre de 2008 |
La Junta Local de Astorga se reunió el día siguiente y acordó acceder a la petición de los militares imponiendo la condición de que bajo ningún concepto abandonaran el estandarte de Clavijo. Desde entonces, el Tercer Tercio de Voluntarios de León fue conocido como el batallón de Clavijo. Esta unidad se integró, en los primeros días de la Guerra de la Independencia, dentro del ejército de Castilla.
Gregorio García de la Cuesta, que era el jefe de estas fuerzas militares, ostentaba el cargo de capitán general de Castilla La Vieja. Militar de la antigua escuela, fue una de las primeras autoridades españolas que se sublevó, presionado por el pueblo, contra los franceses al tener noticia de los acontecimientos del 2 de mayo en Madrid. A pesar de ser un hombre decidido, honrado y valiente, tuvo muy poca fortuna durante la Guerra de la Independencia al ser derrotado en casi todos los combates en los que participó. Por ese motivo, el conde de Toreno diría sobre él que tenía “la fatal manía de dar batallas”.
Cuando las autoridades francesas tuvieron conocimiento del alzamiento del general Cuesta, temieron que éste pudiera cortar las comunicaciones entre la capital de España y Francia. Por este motivo, ordenaron al general Lasalle que le atacara con cuatro batallones de infantería, setecientos caballos y cuatro piezas de artillería. Tras salir de Burgos, Lasalle venció a quinientos paisanos en Torquemada, saqueó ese municipio y entró victorioso en Palencia.
El general Cuesta decidió presentar batalla en Cabezón, ubicando los seiscientos hombres y los dos escuadrones de caballería con los que contaba en la cabecera del puente que cruza el Pisuerga. Los franceses, asombrados por esa mala situación estratégica, barrieron las posiciones defensivas el 10 de junio, derrotando completamente a los españoles y logrando conquistar Valladolid poco tiempo después.
El capitán general de Castilla La Vieja pidió entonces ayuda a la Junta de Galicia y consiguió que un ejército de 25.000 hombres, al mando del general Blake, avanzara desde Lugo sobre Castilla.
Los ejércitos de Galicia y Castilla se reunieron el 10 de julio en Villalpando y tomaron la decisión de reconquistar Valladolid para vengar las derrotas de Cabezón y el saqueo de Torquemada. No obstante, una división gallega, al mando del brigadier Riquelme, se quedó estacionada en Benavente para cubrir una posible retirada.
Las esperanzas de reconquista se vieron truncadas el 14 de julio de 1808 cuando los ejércitos de Castilla y Galicia se enfrentaron en Medina de Rioseco a las tropas francesas del mariscal Bessières.
El ejército de Blake, integrado por unos 17.000 hombres, se ubicó en una buena posición defensiva en los altos del páramo de Valdecuevas. Por el contrario, los 7.000 hombres de Cuesta tomaron posiciones en la llanura, a su izquierda y enfrente de Medina de Rioseco. En concreto, el batallón de Clavijo estaba situado en la reserva del ejército de Castilla, formado en columna de batallón y con la misión de socorrer a las tropas de la primera línea que pudieran necesitar ayuda…
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire