El comunicado de la Asociación de Militares Españoles (AME) hecho público el lunes 24 de septiembre contrasta vivamente con las reacciones confusas, desorientadas, titubeantes o complacientes de los medios oficiales y oficiosos ante las nuevas provocaciones del separatismo catalán (en puridad, anticatalán). Afirmar algo tan obvio como que quienes colaboren o permitan la fractura de España deberán «responder con todo el máximo rigor» ante los tribunales castrenses por la «grave acusación de alta traición» es algo que hasta ahora sólo se había hecho desde la Comunión Tradicionalista. Nos congratulamos, pues, de que en medios militares comience a abrirse paso la noción de que las medidas de excepción se han hecho necesarias.
Dice el comunicado de la AME: «Si así tuvieran lamentablemente que actuar, no deberá existir la menor duda de que cuantos han permitido, participado o colaborado en llegar a esta última pero reiterada en el tiempo amenaza de fractura de España, por comisión, omisión o provecho de sus cargos constitucionales, habrán de responder con todo el máximo rigor de tan grave acusación de alta traición ante los tribunales en el ámbito de la jurisdicción castrense».
Esperamos que no se olvide al máximo responsable de la situación, el máximo protector del desgobierno y de la desintegración de España: el Jefe de Estado constitucional, Juan Carlos.
Dice también la AME que «la más alta magistratura» y «los Gobiernos» deberían tomar «inmediatamente las medidas oportunas para suprimir cualquier atisbo de secesión, sin que las Fuerzas Armadas se vean en la irremisible y gravísima tesitura de cumplir escrupulosa y estrictamente con la misión que la Carta Magna les otorga de garantizar la soberanía, independencia e integridad territorial de nuestra Patria». Si de verdad se quiere defender y restaurar España, no puede invocarse la Constitución de 1978, que es causa de la situación actual y por lo tanto no puede ser su remedio. Esa Constitución ilegal e ilegítima debe ser abolida.
El comunicado apunta acertadamente que la escalada actual es fruto de «una pavorosa crisis económica y otra manifiestamente desastrosa gestión política por parte de las formaciones que incurren en un delito de alta traición al mantener de forma voluntaria un sistema de representación electoral que fomenta la aparición y el asentamiento de los nacionalismos separatistas al ceder ante su chantaje de votos para mantenerse en el poder». El hundimiento económico de España, que es provocado y no accidental, constituye en sí mismo alta traición. Y en el Principado de Cataluña todos los partidos políticos del sistema, incluyendo al PP y al PSOE, llevan mucho tiempo actuando como partidos nacionalistas. No basta una reforma de la ley electoral: es necesaria la supresión del régimen de partidos políticos y la restauración religiosa de nuestra Patria. Hace más de un siglo lo había anunciado Marcelino Menéndez Pelayo: perdida su unidad católica, España ha vuelto «al cantonalismo de los arévacos y de los vetones, o de los reyes de taifas».
El Carlismo siempre estará dispuesto para impedir la disgregación territorial de España, o de lo que queda de ella; y para restaurar las Españas grandes, en las que ningún nacionalismo ―ninguno― tiene cabida. No hay nada más anticatalán que el nacionalismo catalán, ni nada más antiespañol, hoy, que el anticatalanismo liberal: la ruina de España es la ruina de Cataluña, y la ruina de Cataluña es la ruina de España. Enhorabuena a la Asociación de Militares Españoles. Quiera Dios que otros den un paso al frente, antes de que sea tarde.
Madrid, 26 de septiembre de 2012
Secretaría Política de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón
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