Los dos escuadrones de Guardias y Carabineros, que eran caballería veterana, se habían distinguido notablemente durante toda la batalla, pero después de tantas horas de lucha habían sufrido numerosas bajas. Buena prueba de ello es que de los 260 hombres que se alinearon delante de Medina de Rioseco a primera hora de la mañana ahora sólo quedaban 60 jinetes.
¡ Los Voluntarios Leoneses se quedaron solos sosteniendo el campo de batalla rodeando el viejo estandarte medieval de Clavijo !
Atemorizados, los inexpertos reclutas habían visto como el ejército de Galicia había sido derrotado y había huido del páramo de Valdecuevas.
También contemplaron cómo la división de Portazgo y sus compañeros del ejército de Castilla eran diezmados y huían hacia más allá de Medina de Rioseco. Ahora les llegaba a ellos el momento del sacrificio. Manteniendo su cerrada formación entre las mortales granadas de la artillería enemiga, observaron que una columna francesa intentaba cortar la retirada de la artillería española. Los mandos del batallón de Clavijo ordenaron a sus hombres que cargaran a la bayoneta sobre ella. Sorprendentemente, los improvisados soldados acataron las órdenes y corriendo con las bayonetas caladas, bajo un calor de justicia, lograron poner en desbandada a la unidad francesa.
Durante el lapso de tiempo de este combate, los artilleros españoles consiguieron enganchar las piezas de artillería a sus carros y retirarlas del campo de batalla.
Cumplida la misión, los Voluntarios Leoneses se fueron retirando en buen orden del campo de batalla sufriendo una auténtica lluvia de granadas que concentraba sobre ellos la artillería rival, al ser la única unidad española combatiente que se encontraba a su alcance. A pesar de ello, el batallón de Clavijo se colocó en la entrada de Medina de Rioseco y defendió esa población de las columnas de la división Mouton a lo largo de algún tiempo.
Desde luego, la inutilidad de esa resistencia frente a todas las unidades del ejército del mariscal Bessières impulsó a que el batallón bordeara la población y se retirara en dirección a Benavente y León, continuando con la protección de las piezas de artillería durante el camino que conducía a esas ciudades.
A las tres de la tarde las fuerzas francesas entraron en Medina de Rioseco y, tras sofocar la resistencia de algunos soldados que se había atrincherado en sus casas, sometieron esa ciudad a un terrible pillaje.
Gómez de Arteche lo describió en su célebre historia de la Guerra de la Independencia: “Las casas, las fábricas, los templos mismos fueron saqueados, destruidos o profanados; todo varón niño, mozo o anciano, seglar o religioso que se ofreció a la vista de los invasores, fue muerto a tiros o bayonetazos; las mujeres, nobles o plebeyas, hasta las monjas, tuvieron que sufrir los ultrajes más groseros delante de sus familiares...”
La actuación del batallón de Clavijo en la retirada de Medina de Rioseco fue realmente brillante, ya que parece milagroso que una unidad tan inexperta consiguiera mantener las filas en medio de la desbandada general de los ejércitos de Castilla y Galicia, consiguiendo evitar que la artillería cayese en posesión del victorioso y veterano ejército francés de Bessiéres y retirándose en orden del campo de batalla.
La acción del batallón de Clavijo fue muy valorada por el teniente general Cuesta y, por ese motivo, ascendió a capitán a su comandante, el subteniente Capacete.
¡ Los mandos y soldados del Tercer Tercio de Voluntarios de León cumplieron con la solemne palabra que habían dado a las autoridades municipales de Astorga, y no abandonaron el estandarte de Clavijo, a pesar de la gran derrota militar en la que se vieron involucrados !
¡ Los mandos y soldados del Tercer Tercio de Voluntarios de León cumplieron con la solemne palabra que habían dado a las autoridades municipales de Astorga, y no abandonaron el estandarte de Clavijo, a pesar de la gran derrota militar en la que se vieron involucrados !
Gracias a todos ellos, los restos del viejo estandarte de Clavijo con sus dos lobos rojos se siguen conservando en la Casa Consistorial de Astorga, dentro de una arqueta de tres llaves, desde hace 542 años.
Aunque la batalla de Medina de Rioseco fue un serio fracaso de las tropas españolas, los soldados del batallón de Clavijo fueron unos dignos sucesores de aquellos guerreros que en la Edad Media enarbolaron ese mismo estandarte en las batallas de la reconquista.
¿Cuándo se hará necesario de nuevo enarbolar el estandarte de Clavijo? Y lo que es más importante: ¿Quedarán españoles dignos de hacerlo?