mardi 30 octobre 2012

Cartas Maragatas V: El estandarte de Clavijo (y IV)


Los dos escuadrones de Guardias y Carabineros, que eran caballería veterana, se habían distinguido notablemente durante toda la batalla, pero después de tantas horas de lucha habían sufrido numerosas bajas. Buena prueba de ello es que de los 260 hombres que se alinearon delante de Medina de Rioseco a primera hora de la mañana ahora sólo quedaban 60 jinetes.

¡ Los Voluntarios Leoneses se quedaron solos sosteniendo el campo de batalla rodeando el viejo estandarte medieval de Clavijo !

Atemorizados, los inexpertos reclutas habían visto como el ejército de Galicia había sido derrotado y había huido del páramo de Valdecuevas.

También contemplaron cómo la división de Portazgo y sus compañeros del ejército de Castilla eran diezmados y huían hacia más allá de Medina de Rioseco. Ahora les llegaba a ellos el momento del sacrificio. Manteniendo su cerrada formación entre las mortales granadas de la artillería enemiga, observaron que una columna francesa intentaba cortar la retirada de la artillería española. Los mandos del batallón de Clavijo ordenaron a sus hombres que cargaran a la bayoneta sobre ella. Sorprendentemente, los improvisados soldados acataron las órdenes y corriendo con las bayonetas caladas, bajo un calor de justicia, lograron poner en desbandada a la unidad francesa.

Durante el lapso de tiempo de este combate, los artilleros españoles consiguieron enganchar las piezas de artillería a sus carros y retirarlas del campo de batalla.


Cumplida la misión, los Voluntarios Leoneses se fueron retirando en buen orden del campo de batalla sufriendo una auténtica lluvia de granadas que concentraba sobre ellos la artillería rival, al ser la única unidad española combatiente que se encontraba a su alcance. A pesar de ello, el batallón de Clavijo se colocó en la entrada de Medina de Rioseco y defendió esa población de las columnas de la división Mouton a lo largo de algún tiempo.

Desde luego, la inutilidad de esa resistencia frente a todas las unidades del ejército del mariscal Bessières impulsó a que el batallón bordeara la población y se retirara en dirección a Benavente y León, continuando con la protección de las piezas de artillería durante el camino que conducía a esas ciudades.

A las tres de la tarde las fuerzas francesas entraron en Medina de Rioseco y, tras sofocar la resistencia de algunos soldados que se había atrincherado en sus casas, sometieron esa ciudad a un terrible pillaje.

Gómez de Arteche lo describió en su célebre historia de la Guerra de la Independencia: “Las casas, las fábricas, los templos mismos fueron saqueados, destruidos o profanados; todo varón niño, mozo o anciano, seglar o religioso que se ofreció a la vista de los invasores, fue muerto a tiros o bayonetazos; las mujeres, nobles o plebeyas, hasta las monjas, tuvieron que sufrir los ultrajes más groseros delante de sus familiares...

La actuación del batallón de Clavijo en la retirada de Medina de Rioseco fue realmente brillante, ya que parece milagroso que una unidad tan inexperta consiguiera mantener las filas en medio de la desbandada general de los ejércitos de Castilla y Galicia, consiguiendo evitar que la artillería cayese en posesión del victorioso y veterano ejército francés de Bessiéres y retirándose en orden del campo de batalla.

La acción del batallón de Clavijo fue muy valorada por el teniente general Cuesta y, por ese motivo, ascendió a capitán a su comandante, el subteniente Capacete.

¡ Los mandos y soldados del Tercer Tercio de Voluntarios de León cumplieron con la solemne palabra que habían dado a las autoridades municipales de Astorga, y no abandonaron el estandarte de Clavijo, a pesar de la gran derrota militar en la que se vieron involucrados !

Gracias a todos ellos, los restos del viejo estandarte de Clavijo con sus dos lobos rojos se siguen conservando en la Casa Consistorial de Astorga, dentro de una arqueta de tres llaves, desde hace 542 años.

Aunque la batalla de Medina de Rioseco fue un serio fracaso de las tropas españolas, los soldados del batallón de Clavijo fueron unos dignos sucesores de aquellos guerreros que en la Edad Media enarbolaron ese mismo estandarte en las batallas de la reconquista.


¿Cuándo se hará necesario de nuevo enarbolar el estandarte de Clavijo? Y lo que es más importante: ¿Quedarán españoles dignos de hacerlo?

lundi 29 octobre 2012

Cartas Maragatas IV: El estandarte de Clavijo (III)

Las posiciones que adoptaron los generales españoles no fueron las más adecuadas para enfrentarse a los franceses, puesto que entre las líneas de ambos había una brecha de unos dos mil metros, no se veían entre sí y las fuerzas de Cuesta estaban retrasadas respecto a las de Blake.

Por su parte, las tropas del mariscal Bessiéres, integradas por soldados expertos y con una caballería muy poderosa, aparecieron por el camino que lleva de Palencia a Medina de Rioseco a las seis de la mañana con la intención de sorprender a los españoles. Eran 14.000 soldados, 1.500 caballos y 32 piezas de artillería. Nada más llegar ante las líneas enemigas, las brigadas de Sabathier, Ducos y D´Armagnac atacaron a las ocho de la mañana al ejército de Galicia en el páramo de Valdecuevas, mientras que la división Merle avanzaba por la extrema derecha de la posición española para intentar rodear el páramo y atacar Medina de Rioseco por la espalda. Simultáneamente, la división Mouton se colocó enfrente de las fuerzas de Cuesta en Medina de Rioseco, impidiendo que apoyaran a Blake.

Las tropas gallegas, apoyadas en una artillería muy bien ubicada, resistieron durante dos horas y media los ataques de la infantería francesa, pero el general Cuesta vio peligrar su situación como consecuencia de los movimientos estratégicos del enemigo y pidió refuerzos a Blake. Este último, permitió que la división que mandaba el marqués del Portazgo bajara desde el páramo de Valdecuevas a la llanura para apoyar a los castellanos y cubrir el hueco existente entre los dos ejércitos españoles.

Los generales de Napoleón observaron que esta desgraciada maniobra dejaba desguarnecido el flanco izquierdo de Blake y ordenaron que por allí cargaran cuatro escuadrones del regimiento número 22 de cazadores a caballo al mando del general Lasalle. Aunque los españoles resistieron con valentía durante una hora, los sucesivos asaltos de la caballería, apoyados por los batallones de Sabathier y Merle, desmoronaron sus defensas y se vieron forzados a retirarse, abandonando once piezas de artillería.

Cuesta intentó socorrer a las tropas de Blake y ascendió con dos batallones sobre el páramo de Valdecuevas. Era ya demasiado tarde, al llegar se encontraron que numerosos batallones franceses ocupaban firmemente la posición y las bisoñas fuerzas españolas no fueron capaces de formar la línea y atacar.

Mientras Cuesta contraataca sin éxito en el páramo de Valdecuevas, la división de Portazgo empezó a ser amenazada por los franceses en la llanura. Así, tres batallones avanzaron hacia ella mientras que una batería de la Guardia Imperial les disparaba desde una colina cercana. Ante esta situación, dos batallones de granaderos españoles lanzaron un valeroso ataque contra la batería, que estaba apoyada por 2.700 hombres de la Joven Guardia, consiguiendo conquistar heroicamente los cuatro cañones y el obús que la componían.

A la vista de este éxito, el ejército de Castilla inició un avance general y entusiasta sobre la división francesa de Mouton. Mediante ese desgraciado movimiento las tropas españolas, carentes de disciplina y entrenamiento, se lanzaron desordenadamente sobre las líneas de expertos tiradores franceses, cosechando una estrepitosa y rápida derrota, que les obligó a retirarse en absoluto desorden sobre Medina de Rioseco.

Tras esta acción, las tropas francesas que descendían victoriosas del paramo de Valdecuevas y la división de Mouton atacaron en masa a la división de Portazgo y a las unidades del general Cuesta que todavía permanecían formadas en el campo. La escasa preparación de buena parte de las fuerzas españolas fue suplida por un gran valor, pero su seria resistencia no pudo contener el avance imperial.

La batalla de Medina de Rioseco estaba totalmente perdida cuando el general Cuesta dio la orden de retirada general de la izquierda española. Los ejércitos de Cuesta y Blake habían sufrido unas 2.800 bajas entre muertos, heridos y prisioneros. Más era preciso hacer un último esfuerzo. Resultaba imprescindible retrasar la victoriosa marcha de los franceses para permitir la retirada de las maltrechas filas castellanas y de las piezas de artillería.

Las avanzadas napoleónicas estaban a unos centenares de metros de los indefensos cañones españoles y todavía era necesario traer las caballerías de tiro, enganchar las piezas a los carros y huir a toda velocidad. En ese momento, el general Cuesta observó que solamente le quedaba en disposición de luchar...

... ¡el Tercer Tercio de Voluntarios de León, que todavía no había combatido! y que se encontraba formado en columna observando el desastre que sufrían sus compañeros.

Cuesta ordenó a las dos de la tarde que ese batallón, junto a los supervivientes de los escuadrones de Guardias y Carabineros, cubriera la retirada del ejército de Castilla…

vendredi 26 octobre 2012

Cartas Maragatas III: El estandarte de Clavijo (II)

Cuando llegaron a Astorga las noticias de la sublevación del Dos de Mayo se alistaron doscientos jóvenes en los primeros días de junio de 1808. Sobre esta base, la Junta Local de Astorga, dependiente de la Junta Suprema de León, reclutó de manera forzosa seiscientos hombres más en Astorga y en las comarcas de la Maragatería, Cepeda, Orbigo y la Bañeza. Es posible que se integrara también alguna partida procedente del Bierzo.

El batallón fue llamado Tercer Tercio de Voluntarios de León y estaba mandado por el subteniente, habilitado de comandante, Fernando Capacete. El resto de los mandos de esta unidad también se improvisaron entre varios soldados veteranos y suboficiales de milicias.

Los soldados de ese batallón sirvieron conservando sus ropas de campesinos, estudiantes, criados y artesanos, distinguiéndose de los civiles mediante el uso de simples escarapelas y cintas rojas.

Los oficiales del Tercer Tercio conocían la existencia del estandarte medieval de los Ossorio, que había guiado a los cristianos en sus victorias de Clavijo y las Navas de Tolosa. Ahora, que luchaban por la independencia de España, pensaron que era acertado que ese viejo pendón de lanzas volviera a guiar a las milicias leonesas. De esta forma, el 11 de junio de 1808 presentaron un memorial al Ayuntamiento de Astorga argumentando que debían partir para luchar contra los franceses y que carecían de bandera. Por tanto, sabiendo que en Astorga “se conserva una bandera del mayor aprecio con el sobrenombre de Clavijo”, solicitaban que se les concediera usarla como insignia del batallón. Como garantía, los oficiales aseguraban, en su nombre y en el de la tropa, que derramarían hasta la última gota de su sangre en la defensa de tan valiosa enseña.


Placa conmemorativa del “Batallón de Clavijo”,
situada en la Puerta del Rey (Astorga),
inaugurada por el Ayuntamiento de la ciudad el 7 de diciembre de 2008

La Junta Local de Astorga se reunió el día siguiente y acordó acceder a la petición de los militares imponiendo la condición de que bajo ningún concepto abandonaran el estandarte de Clavijo. Desde entonces, el Tercer Tercio de Voluntarios de León fue conocido como el batallón de Clavijo. Esta unidad se integró, en los primeros días de la Guerra de la Independencia, dentro del ejército de Castilla.

Gregorio García de la Cuesta, que era el jefe de estas fuerzas militares, ostentaba el cargo de capitán general de Castilla La Vieja. Militar de la antigua escuela, fue una de las primeras autoridades españolas que se sublevó, presionado por el pueblo, contra los franceses al tener noticia de los acontecimientos del 2 de mayo en Madrid. A pesar de ser un hombre decidido, honrado y valiente, tuvo muy poca fortuna durante la Guerra de la Independencia al ser derrotado en casi todos los combates en los que participó. Por ese motivo, el conde de Toreno diría sobre él que tenía “la fatal manía de dar batallas”.

Cuando las autoridades francesas tuvieron conocimiento del alzamiento del general Cuesta, temieron que éste pudiera cortar las comunicaciones entre la capital de España y Francia. Por este motivo, ordenaron al general Lasalle que le atacara con cuatro batallones de infantería, setecientos caballos y cuatro piezas de artillería. Tras salir de Burgos, Lasalle venció a quinientos paisanos en Torquemada, saqueó ese municipio y entró victorioso en Palencia.

El general Cuesta decidió presentar batalla en Cabezón, ubicando los seiscientos hombres y los dos escuadrones de caballería con los que contaba en la cabecera del puente que cruza el Pisuerga. Los franceses, asombrados por esa mala situación estratégica, barrieron las posiciones defensivas el 10 de junio, derrotando completamente a los españoles y logrando conquistar Valladolid poco tiempo después.

El capitán general de Castilla La Vieja pidió entonces ayuda a la Junta de Galicia y consiguió que un ejército de 25.000 hombres, al mando del general Blake, avanzara desde Lugo sobre Castilla.

Los ejércitos de Galicia y Castilla se reunieron el 10 de julio en Villalpando y tomaron la decisión de reconquistar Valladolid para vengar las derrotas de Cabezón y el saqueo de Torquemada. No obstante, una división gallega, al mando del brigadier Riquelme, se quedó estacionada en Benavente para cubrir una posible retirada.

Las esperanzas de reconquista se vieron truncadas el 14 de julio de 1808 cuando los ejércitos de Castilla y Galicia se enfrentaron en Medina de Rioseco a las tropas francesas del mariscal Bessières.


13 de julio de 2008 – El Grupo de Artillería Lanzacohetes de Campaña I/62,
de guarnición en Astorga, rinde homenaje al “Batallón de Clavijo”
en el lugar donde combatió con honor en el campo de batalla 200 años antes.
En el centro de la formación, la reproducción (siglo XIX) del Pendón de Clavijo,
custodiada – como el original – en el Ayuntamiento de Astorga


El ejército de Blake, integrado por unos 17.000 hombres, se ubicó en una buena posición defensiva en los altos del páramo de Valdecuevas. Por el contrario, los 7.000 hombres de Cuesta tomaron posiciones en la llanura, a su izquierda y enfrente de Medina de Rioseco. En concreto, el batallón de Clavijo estaba situado en la reserva del ejército de Castilla, formado en columna de batallón y con la misión de socorrer a las tropas de la primera línea que pudieran necesitar ayuda…

lundi 22 octobre 2012

Cartas Maragatas II: El estandarte de Clavijo (I)

Gutierre Ossorio nació en el siglo VIII, malos tiempos para un cristiano español, pero perfectos para un guerrero cruzado, defensor de la única religión verdadera.

Fue un brillante militar que había pacificado la región de Galicia tras su sublevación contra el rey Favila, años antes de su proeza más conocida, sucedida durante el reinado de Fruela, cuando los musulmanes armaron un gran ejército y pretendieron acabar definitivamente con los reinos cristianos.

En ausencia del monarca, que estaba enfermo, Gutierre Ossorio y los demás nobles presentaron batalla a los invasores en los puertos de montaña de acceso a Asturias.

Allí se desencadenó un fiero combate en el que todos los pendones cristianos sucumbieron a excepción del de los Ossorio. Esta heroica defensa permitió la victoria de las armas asturianas y originó que Gutierre Ossorio recibiera el nombramiento de alférez del pendón real y que, a partir de ese momento, el estandarte de la familia Ossorio fuese considerado superior al de las otras familias nobles de la España cristiana.

Los lobos pardos de las armas de los Ossorio se tiñeron de rojo en recuerdo de la sangre derramada en esta batalla.

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Un nieto de Gutierre Ossorio, que portaba el mismo nombre que su abuelo, nació hacia el año 800 y fue caballero, ricohombre y señor de Villalobos en los reinados de Ramiro I y Alfonso II “el Casto”.

En aquellos tiempos los reinos cristianos pagaban a los musulmanes, en señal de vasallaje, el tributo de las cien doncellas, que consistía en que cien vírgenes eran enviadas al emir cordobés para que sirvieran allí como esclavas.

Avergonzados por tan ultrajante imposición, Gutierre Ossorio y otros grandes del reino aconsejaron al rey que se negase a abonarla en lo sucesivo.

Conociendo que la declaración de guerra era inevitable ante la falta de pago del tributo, los cristianos se adelantaron realizando correrías militares por las regiones fronterizas. Al poco tiempo, un gran ejército musulmán avanzó sobre el norte de España. Tras encontrarse las fuerzas rivales en Clavijo, se dio una gran batalla en la que, con la ayuda del Apóstol Santiago, Patrón de las Españas, las tropas de Abderramán fueron completamente derrotadas.

Gutierre Ossorio combatió, bajo el estandarte de los dos lobos rojos, como general de las fuerzas cristianas, obteniendo por sus méritos el privilegio de ser canónigo en León en el año 844.

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Siglos más tarde, la estirpe de los Ossorio se vinculó fuertemente a la Muy Noble, Leal, Benemérita, Magnífica, Augusta y Bi-Milenaria ciudad de Astorga. De esa manera, Alvar Pérez Ossorio, descendiente de los anteriores, construyó por mandato del Rey de Castilla el castillo de esa ciudad a finales del siglo XIV. Además, un bisnieto suyo, llamado también Alvar Pérez Ossorio, fue agraciado por Enrique IV de Castilla con el título de marqués de Astorga en el año 1465. Este título nobiliario es ostentado desde entonces por la rama primogénita de la familia.

Además del castillo de Astorga, los Ossorio fueron dueños, desde el siglo XIV, de una fortaleza ubicada en Turienzo de los Caballeros. El robusto castillo, que todavía existe, tiene planta cuadrangular, veintidós metros de altura, cuatro plantas y un sótano, en el que se ubican las mazmorras. Cuando los propietarios estaban residiendo en el torreón se izaba el estandarte de los Ossorio, el que Gutierre Ossorio utilizó en la batalla de Clavijo. Esa bandera fue, además, utilizada por las milicias de la ciudad de Astorga en las batallas de las Navas de Tolosa y Alarcos.

El estandarte mostraba el escudo de la familia Ossorio; es decir, dos lobos rojos sobre un fondo de color oro y medía ciento ochenta y cinco centímetros por doscientos sesenta y uno. En el año 1465 fue donado por Alvar Pérez Ossorio, primer marqués de Astorga, a la ciudad de Astorga y allí permaneció custodiado hasta los inicios de la Guerra de la Independencia…

14 de julio de1808 – El Tercer Tercio de Voluntarios de León (“Batallón de Clavijo”) entra en combate para proteger la retirada del Ejército de Castilla, (al fondo, en formación, el Pendón de Clavijo).


samedi 20 octobre 2012

Jornadas de reflexión


El domingo 21 de octubre se celebran elecciones en el Reino de Galicia y en Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, cuatro regiones españolas reducidas a dos «comunidades autónomas», Galicia y País Vasco, por la Constitución de 1978, causa ésta en gran medida de los males presentes e invocada, sin embargo, como solución de los mismos por parte de los sedicentes «patriotas» constitucionales.
Si el régimen imperante y sus mecanismos son de suyo ilegítimos (con arreglo a la lógica del sistema, si éste la respetase, la normativa y las circunstancias de sus procesos electorales los convierten en completamente antidemocráticos), cuánto más ilegítimos resultan en territorios donde, sea por el caciquismo y la corrupción descarados que los partidos democráticos practican en Galicia, sea por el terror aún reinante en las Provincias Vascongadas y por el trasterramiento de centenares de miles de vascos, la representatividad que pudieran tener sus resultados queda reducida a cero.
Galicia y Vasconia, como el resto de España, caminan hacia el abismo de la mano del constitucionalismo juancarlista, de sus estatutos de autonomía, de su servilismo europeísta y de su corrupción institucionalizada.

Viernes, 19 de octubre de 2012.
Secretaría Política de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón

mercredi 3 octobre 2012

El Carlismo ante el comunicado de la Asociación de Militares Españoles




El comunicado de la Asociación de Militares Españoles (AME) hecho público el lunes 24 de septiembre contrasta vivamente con las reacciones confusas, desorientadas, titubeantes o complacientes de los medios oficiales y oficiosos ante las nuevas provocaciones del separatismo catalán (en puridad, anticatalán). Afirmar algo tan obvio como que quienes colaboren o permitan la fractura de España deberán «responder con todo el máximo rigor» ante los tribunales castrenses por la «grave acusación de alta traición» es algo que hasta ahora sólo se había hecho desde la Comunión Tradicionalista. Nos congratulamos, pues, de que en medios militares comience a abrirse paso la noción de que las medidas de excepción se han hecho necesarias.

Dice el comunicado de la AME: «Si así tuvieran lamentablemente que actuar, no deberá existir la menor duda de que cuantos han permitido, participado o colaborado en llegar a esta última pero reiterada en el tiempo amenaza de fractura de España, por comisión, omisión o provecho de sus cargos constitucionales, habrán de responder con todo el máximo rigor de tan grave acusación de alta traición ante los tribunales en el ámbito de la jurisdicción castrense».

Esperamos que no se olvide al máximo responsable de la situación, el máximo protector del desgobierno y de la desintegración de España: el Jefe de Estado constitucional, Juan Carlos.

Dice también la AME que «la más alta magistratura» y «los Gobiernos» deberían tomar «inmediatamente las medidas oportunas para suprimir cualquier atisbo de secesión, sin que las Fuerzas Armadas se vean en la irremisible y gravísima tesitura de cumplir escrupulosa y estrictamente con la misión que la Carta Magna les otorga de garantizar la soberanía, independencia e integridad territorial de nuestra Patria». Si de verdad se quiere defender y restaurar España, no puede invocarse la Constitución de 1978, que es causa de la situación actual y por lo tanto no puede ser su remedio. Esa Constitución ilegal e ilegítima debe ser abolida.

El comunicado apunta acertadamente que la escalada actual es fruto de «una pavorosa crisis económica y otra manifiestamente desastrosa gestión política por parte de las formaciones que incurren en un delito de alta traición al mantener de forma voluntaria un sistema de representación electoral que fomenta la aparición y el asentamiento de los nacionalismos separatistas al ceder ante su chantaje de votos para mantenerse en el poder». El hundimiento económico de España, que es provocado y no accidental, constituye en sí mismo alta traición. Y en el Principado de Cataluña todos los partidos políticos del sistema, incluyendo al PP y al PSOE, llevan mucho tiempo actuando como partidos nacionalistas. No basta una reforma de la ley electoral: es necesaria la supresión del régimen de partidos políticos y la restauración religiosa de nuestra Patria. Hace más de un siglo lo había anunciado Marcelino Menéndez Pelayo: perdida su unidad católica, España ha vuelto «al cantonalismo de los arévacos y de los vetones, o de los reyes de taifas».

El Carlismo siempre estará dispuesto para impedir la disgregación territorial de España, o de lo que queda de ella; y para restaurar las Españas grandes, en las que ningún nacionalismo ―ninguno― tiene cabida. No hay nada más anticatalán que el nacionalismo catalán, ni nada más antiespañol, hoy, que el anticatalanismo liberal: la ruina de España es la ruina de Cataluña, y la ruina de Cataluña es la ruina de España. Enhorabuena a la Asociación de Militares Españoles. Quiera Dios que otros den un paso al frente, antes de que sea tarde.

Madrid, 26 de septiembre de 2012

Secretaría Política de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón

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