jeudi 29 septembre 2011

Goldman Sachs rules the world

Sale un tipo en la BBC y afirma sin rubor que el mundo lo gobierna Goldman Sachs (ya saben, Goldman Sachs, Morgan Stanley, Lehman Brothers y todos esos sinvergüenzas de los hedge funds y las hipotecas subprime), y la gente se lleva las manos a la cabeza.

De Standard & Poor's mejor no hablamos ¿no?
¿Es que alguien lo ignoraba?

Pues es así señores y no hay vuelta de hoja. Los piratas de Wall Street, esa calle presidida por la estatua de un toro que han escogido como logotipo en la cadena española de televisión “Intereconomía”, esa en la que sale el masón criminal Mario Conde, los piratas digo, conocidos en general como bancos de inversión, actúan impunemente gracias a una legislación hecha a la medida de sus actividades criminales, y cuando deja de serles suficientemente favorable, se cambia y punto, si eso no es gobernar el mundo ustedes dirán.

Pero todo esto no es ningún secreto, no entiendo el escándalo.

Repasemos de nuevo el resumen del asunto. Érase una vez un conjunto de reinos que, con sus problemas, cuitas y disputas, estaban gobernados por reyes, soberanos, cuya misión era velar por sus súbditos bajo la atenta mirada y supervisión moral de la Santa Madre Iglesia. Se los conocía en general como la Cristiandad.

Los agricultores labraban los campos, los ganaderos atendían sus rebaños, los artesanos fabricaban lo que fuese menester, y otros estamentos se ocupaban de la administración, defensa, etc.

La nobleza en general miraba por sus intereses, que no eran muy diferentes de los de los campesinos y artesanos, y la Iglesia velaba por los de los pobres y desheredados.

Pero un cataclismo de consecuencias espeluznantes vino a terminar con la normal evolución histórica de la humanidad, la revolución francesa. Revolución que consistió en resumidas cuentas en que prestamistas, banqueros, y especuladores que habían amasado grandes fortunas con malas artes, a los que todo aquello de la religión y la moral, el bien común y la salvación eterna les importaba un ardite, asesinaron a todos los reyes que se les pusieron por delante, incluyendo sus familias con mujeres y niños, y sometieron a las desgraciadas poblaciones de los reinos fundamentalmente con el terror, mientras corrompían los poderosos que se dejaban.

De leales súbditos pasaron a ser esclavos del capital, proletariado se llamó la nueva versión de la esclavitud. A algunos incluso les hicieron creer en algo llamado dictadura del proletariado. No os preocupéis, trabajad todo lo que podáis que nosotros os daremos lo que consideremos que necesitáis.
Luego vino lo de “Dios ha muerto” y el expolio de la Iglesia, es decir el robo de la única riqueza que pertenecía a los pobres.
La pesadilla comunista pasó, gracias a Dios y en gran medida a SS Juan Pablo II, y llegó esa amalgama indecente de socialismo y capitalismo que Joseph Hilaire Pierre René Belloc describió en “El Estado Servil”.

Desde entonces, y sufriendo cataclismos hasta entonces inimaginables, cada territorio tiene un gobierno títere de esos criminales desalmados que llamamos capitalistas en general, que juegan con las vidas, los trabajos y los ahorros de los ciudadanos con absoluta inmunidad, decidiendo a su antojo el valor de las cosas.

¿Es intolerable? Por supuesto.

El 20 de noviembre hay elecciones generales en España, o lo que queda de ella. El que vote ya sabe lo que está haciendo, luego será el llanto y el crujir de dientes.

A Goldman Sachs le importa un pito la gente, sólo le interesa ganar dinero... ya lo sabía, amigo Alessio Rastani, pero gracias por recordarselo a todo el mundo (a los espectadores de Intereconomía también).

mercredi 28 septembre 2011

¿Traición del subconsciente?

No suelo hacer comentarios sobre política, en el sentido vulgar y actual del término, porque creo que no hay nada que merezca la pena decir al respecto. Pero hoy me pide el cuerpo hacer una excepción.

Don Mariano Raroy Brey, que al parecer está convencido de que a la tercera va la vencida y que esta vez al “genio tenebroso”, a Rubalcaba, perdón, al Señor Don Alfredo Pérez Rubalcaba quiero decir (ja, ja, ja), no le quedan ases en la manga (si se hubiese leído el “Fouché” de Stephan Zweig, igual no estaría tan seguro), ya lo tiene todo aparentemente planeado para su entrada triunfal en loor de multitudes en el Palacio de la Moncloa como salvador de la Patria.

Si no saben a quién me refiero, que es muy probable en el caso de los que, para protegerse de enfermedades cardíacas o gastrointestinales, ya han renunciado a ver la televisión, oír la radio o leer la prensa, el Señor Rajoy Brey es ese político de centro, orgulloso de ser de derechas sin menospreciar a la izquierda, a los separatistas o a quién sea necesario, de derechas de toda la vida vamos, que muy indignado con la ley del derecho fundamental al aborto libre y gratuito del Señor Rodríguez Zapatero, actual Presidente en funciones del Gobierno de España, defiende la reimplantación de la ley de despenalización del aborto del Señor González Márquez, ex-presidente del Gobierno de España, porque al parecer no es lo mismo descuartizar a un niño en el vientre de su propia madre como derecho reconocido de la madre infanticida o sencillamente por que, sin dejar de ser un delito, no esté penalizado.

Que se lo explique a su conciencia, si la tiene, y a Nuestro Señor Jesucristo cuando venga a juzgar a vivos y muertos.

Pero hoy sólo quería fijarme en un detalle de sus “medidas para los primeros días de gobierno”, que en resumidas cuentas se tratan de recortes de gasto, pura y simplemente, y de más liberalismo, por si el estrepitoso fracaso del capitalismo salvaje no hubiese sido suficientemente catastrófico.

El detalle, a mi entender, tiene que ver con aquello tan conocido de que “las palabras quieren decir lo que yo quiera que quieran decir”. Veamos el literal del punto en cuestión: “un pacto territorial por la austeridad y la eficiencia que establezca una estrategia que ponga fin a las duplicidades y solapamientos entre administraciones.”

Si se hubiesen molestado en abrir el diccionario, o si lo han hecho, si hubiesen querido emplear con propiedad la lengua que dicen defender en los territorios de las Españas donde por ley se prohíbe su empleo, sabrían que el término “duplicidad” significa literalmente doblez o falsedad (del latín duplicĭtas, -ātis), y en su segunda acepción la cualidad de dúplice, es decir doble. La “duplicación” por otro lado no es sino la acción y el efecto de duplicar, a saber, hacer doble algo, multiplicar por dos o repetir algo con exactitud, hacer una copia en resumidas cuentas, que en principio no tiene porque ser algo negativo. Más vale hacer las cosas dos veces que no hacerlas cuando es menester.

Respecto al “solapamiento”, su única acepción corresponde al mundo de la veterinaria, significando “cavidad de algunas llagas que presentan un orificio pequeño”. Solapar, por su parte, además de poner solapas a los vestidos, significa ocultar maliciosa y cautelosamente la verdad o la intención, o bien traslapar (del latín trans, más allá, y lapis, losa) que es cubrir total o parcialmente algo con otra cosa.

Así pues, en vez de hablar de lo que parece que quiere hablar, es decir de las cuestiones de competencia, que el diccionario define como los conflictos entre dos o más poderes u órganos públicos acerca de la titularidad respectiva sobre una determinada atribución, siendo las atribuciones cada una de las facultades o poderes que corresponden a cada parte de una organización pública o privada según las normas que las ordenen (quién sabe si habrá que recurrir de nuevo a los apoyos separatistas, así que mejor no hablar mucho del tema), el candidato de derechas de toda la vida a la Presidencia del Gobierno de España, nos habla sobre la doblez o falsedad de los políticos, su afición a ocultar maliciosa y cautelosamente la verdad y sus intenciones, o su costumbre de cubrirlas total o parcialmente. Transparente.

Finalmente errando, consciente o inconscientemente, nos descubre la raíz del problema, que no es otro que el fundamento perverso del sistema, intrínsecamente depravado y corrupto, basado en la avaricia sin límites que, como nos enseña Santo Tomás, “condena las cosas eternas por las temporales”, la envidia flaca y amarilla, porque muerde y no come, que describía Quevedo, la soberbia vana y orgullosa, la ira desordenada y cargada de resentimiento y venganza continua, la pereza que hace olvidar las verdaderas obligaciones y sin duda también la gula, la lujuria y todos los excesos.

Generosidad, caridad, humildad, paciencia, diligencia, templanza y castidad, las virtudes en las que debería basarse cualquier manual de buen gobierno, brillan también por su ausencia en la declaración de intenciones de Don Mariano Rajoy Brey.

Por si alguien tiene interés, las medidas de marras son estas, y que cada cual saque sus conclusiones:
1- Reforzar los controles y endurecer las responsabilidades para que los gestores no asuman compromisos de gastos sin respaldo presupuestario.
2- Un Pacto Territorial por la Austeridad y la Eficiencia que establezca una estrategia que ponga fin a las duplicidades y solapamientos entre Administraciones.
3- Establecer por Ley una cartera de servicios públicos básicos comunes para todos los ciudadanos, que incluirá la educación, la sanidad y los servicios sociales.
4- Una Ley de Unidad de Mercado que, en colaboración con las Autonomías, ponga fin a los obstáculos que dificultan la libre circulación de bienes y servicios dentro del territorio nacional.
5- Un sistema de reconocimiento mutuo de autorizaciones y de licencias, en colaboración con las Autonomías, para que los emprendedores tengan todas las facilidades y aprovechen todas sus oportunidades.
6- Cada vez que se apruebe una Ley tiene que quedar claro cuáles se derogan y a cuáles afecta. Cada Ley llevará una completa memoria de impacto regulatorio.
7- Simplificación de los procedimientos administrativos para que sea posible constituir una empresa en 24 horas, con la eliminación de trámites y plazos.
8- Reforma de la Ley de Subvenciones para hacerla más exigente y objetiva. Las ayudas con cargo al dinero de los contribuyentes estarán tasadas por Ley, no padecerán discrecionalidad y estarán sometidas al principio de libre concurrencia.
9- Ley de Transparencia, Buen Gobierno y Acceso a la Información Pública. Es necesario que se sepa cómo se ejecutan las políticas públicas.
10- Reducir la proliferación de organismos reguladores y cambiar el sistema de nombramientos de sus miembros, a través del reforzamiento de las mayorías en su elección por parte del Congreso.

mardi 27 septembre 2011

El toro por los cuernos

Me encantan los toros, la tauromaquia quiero decir, las corridas de toros vamos. No voy a la plaza con tanta frecuencia como me gustaría, voy muy poco de hecho, como muchas otras cosas que espero tener la oportunidad de hacer más a menudo cuando pueda ir rescindiendo mis compromisos más urgentes e inmediatos con la humanidad y si Dios Nuestro Señor en su infinita bondad y misericordia quiere concederme unos años tranquilos de paz y retiro, a ser posible en la calma saludable y vivificante de eso que llamamos de un modo genérico, el campo. No en vano jubilado viene de júbilo.

Pero lo cierto es que cuando voy a una corrida de toros el espectáculo embriaga mis sentidos como pocas otras cosas mundanas. El valor y el arte, la fuerza de la naturaleza y el coraje del que se enfrenta cara a cara a su destino, la sangre, la fuente de la vida, empapando a los contendientes, al hombre y al toro… Todo dentro de un orden, de una liturgia, un ritual inalterable que muestra el respeto y la unión, casi la devoción, ante una lucha tan irracional como profundamente humana, pues cuanto más nos alejamos de lo puramente racional, más nos acercamos al hombre, al hombre de verdad, al misterio que siente más que piensa, al que le toca más la tradición que las demagógicas normas pasajeras, el amor verdadero y no el interés mezquino.

No se si es necesario ser español para sentirlo, aunque algo me dice que sin ser imprescindible, resulta de mucha ayuda.

Al parecer ya no se podrán celebrar corridas en Cataluña. Nada nuevo bajo el sol, desde hace tiempo tampoco se puede emplear la lengua de Cervantes ni allí ni en otros territorios de nuestra amada Patria que sufren el azote del separatismo excluyente, absurdo y anti-tradicional.

No es la primera vez que en España sufrimos la tiranía de fuerzas extrañas a nuestro ser, que desprecian y se burlan de nuestras tradiciones y costumbres, de nuestra historia y de nuestra lengua. De hecho es casi nuestro sino.

Paciencia y perseverancia. Ni un paso atrás. No cedamos ni un centímetro a la desesperación. Defensa a ultranza.

Leer y comentar con pasión las crónicas taurinas y acudir a las plazas cuando se pueda. Defender la Fiesta Nacional en cada conversación, contra viento y marea, y como a la Patria y a la Madre, con razón o sin ella, faltaría más.

Del mismo modo, salvando las distancias claro está, que hacemos ya con nuestra fieramente acosada Religión. Católicos antes que ninguna otra cosa y Cristo en el centro de nuestras vidas, pese a quien pese. Arrodillados en la Consagración y al recibir la Comunión en nuestras bocas de pecadores. La señal de la Cruz al salir de casa, antes de comer, cuando sea menester.

Sólo una cosa más. Debo disculparme por escribir últimamente con poca frecuencia en esta bitácora. Como me pasa con los toros, en estos días me queda poco tiempo para dedicarle a mis humildes reflexiones en Internet. Y debo reconocer que el poco que me queda lo dedico antes a la lectura que a la escritura. Pero siempre me restarán algunos momentos para dejar unas líneas furtivas como estas para mover al pensamiento y la reflexión. Un cordial saludo a todos en Cristo Rey, y de nuevo mis disculpas.

samedi 17 septembre 2011

Artesanía y arte

Reconozco que no había oído hablar de William Morris hasta que una tarde en Bruselas, después de un largo día de trabajo, un tipo que más que un oscuro pasado tenía un oscuro presente, sin ser por ello carente de cultura o pasión por el arte, lo mencionó mientras me ayudaba a encontrar un tapiz para el salón de mi casa.

El tapiz que compré aquella tarde no tenía nada que ver con William Morris, pero años más tarde, de nuevo en la capital belga y esta vez acompañado por mi mujer, finalmente compramos otro para nuestro dormitorio, esta vez sí basado en un diseño de aquel inglés del siglo XVIII.

Sin embargo mi conocimiento sobre Morris no iba más allá de su serie de tapices medievales sobre el ciclo artúrico, hasta que leyendo el último libro de Houellebecq, “La carte et le territoire” (“El mapa y el territorio”), de lo mejorcito que he leído últimamente y que al parecer está siendo publicado ya en castellano, he descubierto que se trata de una figura mucho más interesante de lo que podría suponerse.

De entrada me llamó la atención su relación el movimiento pictórico conocido como prerrafaelitas, que fueron también un agradable descubrimiento cuando hace algunos años se organizó una exposición en Madrid.

Animo a todos a leer sobre el tema, y para ello dejo aquí unas pinceladas de lo que a mí me resulta más atrayente:

Como primera idea sorprendente, la consideración de que el arte se encuentra en decadencia desde el fin de la edad media, en concreto desde el renacimiento, que popularmente está considerado como la cumbre de las manifestaciones artísticas humanas.

El renacimiento, en consideración de Morris y los prerrafaelitas, supuso el comienzo de la industrialización del arte, actuando los grandes maestros como Miguel Ángel, más como directores de empresa que como artistas, organizando los contactos con clientes y mecenas, limitándose a supervisar el trabajo de los miembros de su taller y firmando las obras ya finalizadas.

Esta separación entre el diseño y la realización, entre el artista y el artesano, supuso el comienzo de la degeneración de las artes.

Esta idea me resulta especialmente familiar, toda vez que mi mujer, la persona con mejor gusto y el mejor crítico de arte que conozco, siempre se ha sentido inmensamente más subyugada por una talla románica de la Virgen con el Niño del siglo XII, por poner un ejemplo, que con la Piedad de Miguel Ángel.

El arte como expresión de ideas, sentimientos y pasiones humanas, reflejo finalmente del origen divino del hombre, y no como la imitación fidedigna de la realidad sensorial que ha finalizado por sustituir la pintura por la fotografía, ejemplo muy de actualidad en el Congreso de los Diputados, por ejemplo.

William Morris decidió romper esta tendencia industrializadora, revindicando la artesanía como fundamento artístico y defendiendo la necesidad y el derecho de todo ser humano a vivir rodeado de arte y belleza.

Fundó talleres de artesanía donde se creaban desde cristales y tapices hasta papel pintado, donde los artistas-artesanos disfrutaban de condiciones de trabajo inmejorables, con espacio suficiente, luz, entorno agradable y además recibían un porcentaje elevado de los beneficios, mientras el mundo estaba inmerso en la revolución industrial en cuyas fábricas los obreros se trasformaban en auténticos esclavos.

Y lo que es más interesante, sus talleres fueron un éxito permanente, produciendo beneficios sin conocer jamás una situación de quiebra o ruina.

A pesar de que William Morris emprendiese también una carrera política en la que militó como socialista, sus ideas, vistas desde la perspectiva del tiempo, tienen mucho más que ver con el distributismo, en todos los aspectos, que con esa pesadilla llamada marxismo que asoló la humanidad en el siglo XX. En su relación Chesterton o su influencia sobre Tolkien podemos encontrar importantes pistas al respecto.

Morris es una figura compleja y polifacética cuya presentación sucinta supondría un tratado de varios tomos, al igual que el prerrafaelismo y los fundamentos de la dicotomía entre lo que conocemos como arte moderno, que ha degenerado en ese sucio negocio que se conoce como “mercado del arte”, y las verdaderas expresiones artísticas basadas en la búsqueda sincera de la Verdad y la Belleza (con mayúsculas).

Especialmente interesante resulta la aplicación de estos criterios a la arquitectura, que actualmente obliga, por ejemplo, a la mayoría de los españoles a vivir y trabajar en edificios horrendos, monstruosos, funcionales e inhumanos, tema que también desarrolla el autor de “Partículas elementales” en su último libro, que mereció, como ya conté hace poco tiempo, el premio Goncourt 2010.

Termino como empecé, animando a los amigos de esta humilde bitácora, a los que supongo una formación suficiente para elevarse más allá de la desesperación y misantropía que destilan los personajes de Houellebecq y él mismo, a leer “El mapa y el territorio” y a aproximarse a la figura de William Morris.

Y por supuesto a compartir conmigo, si les place, sus opiniones al respecto.