mardi 28 février 2012

Capitalismo

Juan Manuel de Prada
ABC
27 de febrero de 2012
¿Cuál es el alma del capitalismo? No es, como ingenuamente se cree, el mercado libre, ni la propiedad privada, ni la iniciativa individual: todo esto ya existía antes de que el capitalismo adquiriese credenciales como sistema económico; y en su evolución hacia un capitalismo internacional y financiero lo único que ha hecho ha sido erosionar tales pilares, hasta dejarlos inoperantes o irreconocibles.

Lo que en verdad distingue al capitalismo, lo que define su esencia es la limitación de la responsabilidad del capitalista respecto de su capital, separando su persona individual de la personalidad jurídica de la empresa que dirige. La idea de limitación de la responsabilidad rompió con los conceptos tradicionales de propiedad y de sociedad, ligados indisolublemente a la responsabilidad personal de sus titulares, para propiciar la conversión de la propiedad en un ente con vida propia, una suerte de kéfir monstruoso e insaciable, que mientras crece reparte beneficios entre los titulares, pero que cuando se declara en quiebra deja a acreedores y trabajadores a dos velas, obligados a repartirse los exiguos despojos de la sociedad, mientras el capitalista disfruta a salvo de su patrimonio intacto. Esta idea de la limitación de la responsabilidad, en volandas de la burbuja especulativa propiciada por las bolsas de valores, es la que ha favorecido la concentración propietaria, la economía transnacional, la quiebra de los bancos y la deuda externa desenfrenada; y todos estos males, en lugar de remediarlos en su origen, pretenden nuestros mandamases arreglarlos con parches que no hacen sino expoliar la maltrecha economía real. A esto se reducía aquel eslogan canallesco —«esto lo arreglamos entre todos»— popularizado hace algún tiempo por los amos del cotarro: los dividendos y los pelotazos nos los llevamos unos pocos; las pérdidas las pagamos «entre todos», porque nuestros patrimonios son intocables, gracias al principio de responsabilidad limitada.

El otro día quebraba un periódico de progreso, y sus trabajadores hacían público un comunicado en el que reclamaban a la empresa editora que «sea fiel ahora a sus pretendidos principios progresistas». Pero sospecho que a los titulares de tal empresa editora, que contemplan la laceria de sus trabajadores con los patrimonios intactos, les ocurrirá lo mismo que le ocurrió a Bernard Shaw, en palabras de Chesterton: «Después de castigar durante años a gran número de personas por no ser progresistas, Shaw ha descubierto que es muy dudoso que pueda resultar progresista ningún ser humano existente. Al dudar que la humanidad pueda combinarse con el progreso, las más de las personas habrían elegido abandonar el progreso y quedarse con la humanidad. El señor Shaw, no contentándose con cualquier cosa, decide romper con la humanidad y opta por el progreso por su propio bien». Optar por el progreso por su propio bien y romper con la humanidad es lo que hace el capitalismo en la hora presente: lo hacen las empresas de progreso y lo hacen los bancos europeos, que según acaba de revelarnos el publicano Almunia han recibido, entre los años 2008 y 2010, 1,6 billones de euros en «rescates», como «inyección de liquidez» y para tapar sus «activos tóxicos». Dado que, en el caso de los bancos, el capitalismo refuerza todavía más el principio general de limitación de la responsabilidad que rige para cualquier empresa, podemos imaginarnos fácilmente de dónde sale ese pastizal. Cedamos nuevamente la voz a Chesterton: «Los Rothschild y los Rockefeller son partidarios de la propiedad; pero no desean la propiedad propia, sino la ajena». Que en esto se resume, al fin y a la postre, el alma del capitalismo.

lundi 27 février 2012

Masones como la copa de un pino (Bicentenarios funestos II)

El Duque de Wharton
fundador de la primera logia masónica en suelo español,
 ¡en 1728!
Como ya sabemos, el amigo Barandán, en su estupendo blog “Libro de Horas y Hora de Libros”, se ha propuesto la muy honorable misión de arrojar luz sobre las famosas Cortes de Cádiz y la tan traída y llevada “Constitución de 1812”, “la Pepa”, malnacida abuela de “la Nicolasa” que hoy padece nuestra Patria.

Empezó contándonos, entre otras cosas, quién fue el primer damnificado con las Cortes de Cádiz, el propietario del teatro de la Isla de León, al que las Cortes de Cádiz dejaron a deber la nada despreciable suma de 30.000 reales.

Y como cabía esperar, sigue ahora nuestro amigo la pista del diabólico olorcillo a azufre, con el que las logias masónicas impregnaron el panfleto.

Al mencionar a Antonio Alcalá Galiano, deja Barandán abierta la necesidad de “investigar” a Mejía Lequerica y a Francisco Javier de Istúriz.

Que José Mejía Lequerica era un destacado masón, no lo niegan ni los liberales más recalcitrantes, amigos de alimentar la absurda versión de que existían entonces pocas logias y con pocos miembros, y que su influencia fue mínima.

Sin espacio para una semblanza en toda regla, que por otra parte puede hacerla cualquiera sin mucha dificultad, leamos un párrafo de José María García León, poco sospechoso de antiliberal precisamente, sobre las Cortes de Cádiz:

…Finalmente, se habló también de que, una vez acabada la guerra, se levantase un altar dedicado a la Virgen María como muestra de adoración y agradecimiento por su protección a la causa de España. Entonces, el diputado José Mejía Lequerica, hombre mundano y, además, masón, con cierta sorna añadió que le parecía muy bien ese fervor religioso, sólo propio de los españoles que miran a la religión como el consuelo y término de nuestros males. Pero, ateniéndose a cuestiones más prosaicas, preguntó si los dueños del teatro estaban realmente dispuestos a vender el edificio y si había dinero para efectuar la compra del mismo…

Respecto a Francisco Javier de Istúriz, exaltado liberal que acabaría sucediendo al mismísimo Mendizábal como Presidente del Consejo de Ministros en 1836, tampoco es difícil hacerse una idea del personaje. Pero no me resisto, al hilo de la manía de algunos historiadorcillos de negar las tropelías de la masonería, a traer aquí otro fragmento de autores liberales, como fueron Juan Varela y Modesto Lafuente, que en su Historia General de España, cuentan lo siguiente hablando de los preparativos del levantamiento de Riego:

…no se alcanzaba otro medio para sacudir el yugo de la opresión que el restablecimiento de las libertades y de la Constitución de Cádiz, y se trabajaba y minaba en este sentido al ejército, en el cual se había hecho cundir la idea liberal. Favorecía a este propósito la circunstancia de hallarse hacía tanto tiempo reunido en los alrededores de Cádiz el ejercito expedicionario destinado al tenaz y temerario intento de someter por la fuerza de las armas las provincias sublevadas de Ultramar: expedición mayor que todas las otras, o por lo menos tan grande como la que había ido con Morillo a Venezuela Los soldados que de allá venían enfermos o heridos, contando los trabajos y privaciones que en aquellas regiones se sufrían y el ningún fruto que de tales sacrificios se sacaba, encendían la aversión con que ya aquella expedición era mirada. Los agentes americanos no se descuidaban en fomentar la repugnancia y el descontento de los militares, y el pensamiento de insurrección en favor de la libertad se promovía y agitaba en reuniones clandestinas que se celebraban en las casas de españoles acaudalados de las ciudades marítimas de Andalucía.

Era una de ellas la tertulia que se reunía en casa de don Francisco Javier Istúriz, hermano de don Tomás, diputado en las cortes de Cádiz, y uno de los condenados a presidio, y fugitivo a la sazón. Congregábanse allí varios personajes de cuenta, atraídos por la amistad, la ilustración y las dotes e ideas del don Javier, hombre hábil y de ánimo firme. Y aunque en aquella sociedad no se trabajase tanto como se creía, ejercía grande influjo en otras logias inferiores, así de paisanos como de militares. Dábasele el nombre de Soberano Capítulo, así como el de Taller Sublime a la central que se formó para los trabajos preparatorios del alzamiento. En una junta nocturna, compuesta de individuos de varias logias, y presidida por los del Taller Sublime, presentóse don Antonio Alcalá Galiano, nombrado entonces secretario de la legación de España en el Brasil, y con el ardor y la elocuencia en que tanto sobresalió después, fomentó la repugnancia que ya los militares sentían a ir a América, y los excitó a que buscaran gloria y medros por otros caminos. La arenga hizo su efecto en los concurrentes, y tanto que colocando una espada en la mesa hicieron sobre ella, con fogosas demostraciones, juramentos de derrocar la tiranía…

samedi 25 février 2012

…Y el alma dijo: Sí quiero


La samaritana y el pozo de Dios
Antonio Pavía

Llegada para Jesús a su término la etapa que los exegetas llaman su vida oculta, su Padre abre el pórtico que le introduce en la misión para la que le ha enviado, dirigiendo sus pasos hacia el río Jordán donde Juan estaba bautizando. Quiere que su Hijo sea manifestado como tal ante el pueblo. Jesús se acerca entonces a Juan para ser bautizado por él. Mateo nos relata la proclamación que el Padre hizo de su divinidad apenas emergió de las aguas bautismales: “Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: Este es mi Hijo en quien me complazco” (Mt 3,16-17).

La riqueza catequética de este texto es inmensa. En primer lugar vemos a Jesús mostrando a todos el alfa y omega de su misión: el Misterio Pascual. Inmerso en las aguas -imagen de su descenso al sepulcro, a los abismos que desintegran al hombre- emerge, victorioso, de ellas. Es su victoria y la nuestra. Su elevarse hacia lo alto desde las profundidades, simboliza su abrir las puertas de los cielos —la esfera, el ámbito de Dios- que estaban cerradas para el hombre. Por supuesto que todos los demás israelitas que se sumergían en las aguas también se elevaban sobre ellas. La novedad de Jesús es que en Él se abrieron al unísono las aguas y los cielos; y además, el Padre testifica a los ojos de todos quién es ese Jesús: “Este es mi Hijo amado en quien me complazco”.

Así como en la creación, tal y como catequéticamente nos la narra el libro del Génesis, cada maravilla que sale de las manos de Yahvé viene acompañada de una declaración aprobatoria —“y vio Dios que era bueno”-, en el bautismo de su Hijo la aprobación es pública, alcanza a todos los que están en el Jordán. Bajo un silencio sólo comparable al que acompañó a Israel en la teofanía del Sinaí, resonó la aprobación de Dios. Estas voces vivas del Dios viviente consumaron la creación del hombre por medio de la cual llega a ser hijo amado, hijo de su complacencia. La humanidad ha sido recreada en el Hijo.

Volvemos al bautismo de Jesús en el Jordán: Cómo se desdobló en mil direcciones la Palabra del Padre en el corazón y el alma del Hijo que se abría camino en las aguas. ¿Qué pasó en el corazón del Hijo al escuchar al Padre? Esto hace parte de su secreto que no nos es permitido abordar. Lo que sí alcanzamos a saber es que, inmediatamente después del bautismo, el Espíritu condujo a Jesús al desierto, ahí donde Satanás se hace fuerte contra el hombre. Con la Palabra del Padre revistiendo todo su ser, camina hacia allí para provocar un combate, cuerpo a cuerpo, con el Padre de la Mentira (Jn 8,44). Desde el punto de vista catequético, los que se enfrentan en este combate son las dos seducciones que se abren al hombre: la de la Palabra de Dios y la del Tentador.

Jesús se adentra en el desierto para enseñarnos que poderoso es Dios para convertir el campo del Tentador en el lugar santo por excelencia. Lugar santo porque es en él donde Dios se da a conocer. Lugar santo porque en él el hombre alcanza el conocimiento sublime de dos misterios: el de Dios y el suyo. Misterios que tienden de forma natural a entrelazarse ahí, en el lugar santo, en el desierto.

Sólo el que, como Jesús, acepta ser conducido al desierto/soledad y polariza su búsqueda de Dios en el hecho único de guardar la Palabra en un terreno tan hostil a Él... llega a conocerlo. Llega a conocerlo porque Dios se manifiesta a aquellos que, despreciando la “tranquilidad y seguridad que comporta el bien hacer las cosas”-como es el caso del hijo mayor de la parábola de la Misericordia (Lc 15,19)- se adentra en la precariedad que implica buscar y hacer la voluntad de Dios. Voluntad que nunca podrá manipular pues su manifestación es progresiva, no la cumple de una vez para siempre.

jeudi 23 février 2012

Los mandamientos de la Iglesia

Aunque parezca que todo cambia, porque el mundo cambia a cada momento, al menos en apariencia, y el mundo es fundamentalmente apariencia, Cristo no cambia, Dios permanece.

Tampoco es mudable y cambiante la Santa Madre Iglesia, Católica, Apostólica y Romana. Aunque así lo crean muchos, aunque pueda parecerlo.

Por eso hoy quiero traer un importante fragmento del catecismo. No del que estudiamos los de mi generación en la escuela, con los frailes, no. El catecismo en vigor en 2012, extraído de la página web de la Santa Sede.

Y lo traigo porque ayer empezó la cuaresma, y en concreto, de los mandamientos de la Santa Madre Iglesia, el segundo, tercero y cuarto, tres de cinco, se refieren a este tiempo. No podía ser de otro modo, tratándose del tiempo central del año para un católico (porque no basta con decir "yo soy católico" o "soy creyente", lo que la Santa Madre Iglesia establece, hay que cumplirlo):

Los mandamientos de la Iglesia se sitúan en la línea de una vida moral referida a la vida litúrgica y que se alimenta de ella. El carácter obligatorio de estas leyes positivas promulgadas por la autoridad eclesiástica tiene por fin garantizar a los fieles el mínimo indispensable en el espíritu de oración y en el esfuerzo moral, en el crecimiento del amor de Dios y del prójimo.

El primer mandamiento («oír misa entera los domingos y demás fiestas de precepto y no realizar trabajos serviles») exige a los fieles que santifiquen el día en el cual se conmemora la Resurrección del Señor y las fiestas litúrgicas principales en honor de los misterios del Señor, de la Santísima Virgen María y de los santos, en primer lugar participando en la celebración eucarística en la que se congrega la comunidad cristiana y descansando de aquellos trabajos y ocupaciones que puedan impedir esa santificación de esos días.

El segundo mandamiento («confesar los pecados mortales al menos una vez al año») asegura la preparación a la Eucaristía mediante la recepción del sacramento de la Reconciliación, que continúa la obra de conversión y de perdón del Bautismo.

El tercer mandamiento («recibir el sacramento de la Eucaristía al menos por Pascua») garantiza un mínimo en la recepción del Cuerpo y la Sangre del Señor en conexión con el tiempo de Pascua, origen y centro de la liturgia cristiana.

El cuarto mandamiento («abstenerse de comer carne y ayunar en los días establecidos por la Iglesia») asegura los tiempos de ascesis y de penitencia que nos preparan para las fiestas litúrgicas y para adquirir el dominio sobre nuestros instintos, y la libertad del corazón.

El quinto mandamiento («ayudar a la Iglesia en sus necesidades») enuncia que los fieles están obligados de ayudar, cada uno según su posibilidad, a las necesidades materiales de la Iglesia.

Un último apunte fundamental: ¿Qué es el sacramento de la reconciliación? Es el sacramento instituido por Jesucristo para perdonar los pecados cometidos después del Bautismo.

¿Qué es necesario para hacer una buena confesión?
Para hacer una buena confesión es necesario:

1º Examen de conciencia.
2º Dolor de los pecados.
3º Propósito de enmienda.
4º Decir los pecados al confesor.
5º Cumplir la penitencia.

¿Qué es el examen de conciencia?
Es recordar los pecados cometidos desde la última confesión bien hecha.
¿Qué es el dolor de los pecados?
Es un sentimiento o pena interior de haber ofendido a Dios.
¿Qué es propósito de la enmienda?
El propósito de la enmienda es una firme resolución de no volver a pecar y de evitar todo lo que pueda ser ocasión de cometer pecados.
¿Qué pecados debemos confesar?
Debemos confesar todos los pecados mortales no confesados anteriormente, con su número y circunstancias. Conviene decir también los pecados veniales.
¿Qué pecado comete el que calla por vergüenza la confesión de algún pecado mortal?
El que calla por vergüenza la confesión de algún pecado mortal comete un grave pecado llamado sacrilegio, y no se le perdonan los otros pecados confesados.
¿Qué ocurre si se olvida la confesión de un pecado mortal?
Si se olvida la confesión de un pecado mortal, la confesión vale, pero el pecado olvidado debe manifestarse en la próxima confesión.
¿Qué es cumplir la penitencia?
Cumplir la penitencia es rezar las oraciones y hacer las buenas obras que manda el confesor.
¿Qué es el secreto de confesión?
El secreto de confesión es el silencio absoluto que el sacerdote está obligado a guardar sobre los pecados escuchados en la confesión.

mercredi 22 février 2012

Bicentenarios funestos (I)

Quiero recoger el guante que lanza Barandán y, como muy bien dice él mismo, cerrar filas, en lo concerniente a este asunto de las Cortes y Constitución de Cádiz, ante la avalancha de desinformación que se avecina.
Como espero que el amigo Firmus et Rusticus se centre en “El Manifiesto de los Persas”, y Barandán es una fuente inagotable de interesantísimos documentos, cuya existencia desconocemos los mortales comunes y que gracias a él podemos incorporarlos a nuestro acervo, yo recurriré, al menos por el momento, a mi dilecto Dr. D. Marcelino Menéndez Pelayo y su “Historia de los Heterodoxos Españoles”. Para ir abriendo boca:

Que la Constitución del año 12 era tan impopular como quimérica, han de confesarlo hoy cuantos de buena fe estudien aquel período. Que el pueblo recibió con palmas su abolición, es asimismo indudable. Que nunca se presentó más favorable ocasión de consolidar en España un excelente o a lo menos tolerable sistema político, restaurando de un modo discreto lo mejor de las antiguas leyes, franquicias y libertades patrias, enmendando todo lo digno de reforma y aprovechando los positivos adelantos de otras naciones, tampoco lo negará quien considere que nunca anduvieron más estrechamente aliados que en 1814 Iglesia, trono y pueblo. Ningún monarca ha subido al trono castellano con mejores auspicios que Fernando VII a su vuelta de Valencey. El entusiasmo heroico de los mártires de la guerra de la Independencia había sublimado su nombre, dándole una resonancia como de héroe de epopeya, y Fernando VII no era para los españoles el príncipe apocado y vilísimo de las renuncias de Bayona y del cautiverio de Valencey, sino una bandera, un símbolo, por el cual se había sostenido una lucha de titanes, corroborada con los sangrientos lauros de Bailén y con los escombros de Zaragoza. Algo de la magnanimidad de los defensores parece como que se reflejaba en el príncipe objeto de ella, cual si ungiese y santificase su nombre el haber sido invocado por los moribundos defensores de la fe y de la patria. Las mismas reformas de las Cortes de Cádiz y el muy subido sabor democrático de la Constitución que ellas sancionaron contribuía a encender más y más en los ánimos del pueblo español la adhesión al prisionero monarca, cuya potestad veían sediciosamente hollada en su propia tierra, como si los enemigos del trono y del régimen antiguo hubieran querido aprovecharse arteramente del interregno producido por la cautividad del rey y por la invasión extraña. Del abstracto y metafísico fárrago de la Constitución, pocos se daban cuenta ni razón clara, pero todos veían que con sancionar la libertad de imprenta y abatir el Santo Oficio había derribado los más poderosos antemurales contra el desenfreno de las tormentas irreligiosas que hacía más de un siglo bramaban en Francia. Además, el intempestivo alarde de fuerza que los constituyentes gaditanos hicieron, reformando frailes y secularizando monasterios, encarcelando y desterrando obispos, rompiendo relaciones con Roma e imponiendo por fuerza la lectura de sus decretos en las iglesias, había convertido en acérrimos e inconciliables enemigos suyos a todo el clero regular, a la mayor y mejor parte del secular y a todo el pueblo católico, que aún era en España eminentemente frailuno.

La Constitución, pues, y toda la obra de las Cortes, cayó sin estruendo ni resistencia y aun puede decirse que fue legislación nonata. Para sostenerla no tenía a su lado más que a sus propios autores, a los empleados del Gobierno constitucional en Cádiz, a los militares afiliados en las logias, a una parte de nuestra aristocracia, que para errarlo en todo se entregaba de pies y manos a sus naturales adversarios; a un escaso pelotón de clérigos jansenistas o medio volterianos y al baldío tropel de abogados declamadores y sofistas de periódicos, lepra grande de nuestro estado social entonces como ahora, aprendices de conspiradores y tribunos y aspirantes al lauro de Licurgos y Demóstenes en la primera asonada.

Retraite dans la ville



Beaucoup demandent : « Qui nous fera voir le bonheur ? »

Sur nous, Seigneur, que s’illumine ton visage !

Psaume 4, verset 7



La clef du paradis, c’est le kiosque à journaux. Impossible d’en douter si on prend au sérieux les titres des magazines qui chaque semaine promettent de nous révéler, pour quelques euros seulement, les secrets d’une vie épanouie, équilibrée, rayonnante ; la formule du bonheur est toute simple : il suffit d’aller lire les conseils de la page 5.

Une chose est certaine : le mercredi des Cendres, qui marque aujourd’hui notre entrée dans le temps du carême, ne figure pas dans ces recettes de bonheur ! Sans doute ne suis-je pas seul à le voir revenir, chaque année, avec un peu d’appréhension, peut-être même de découragement. N’est-ce pas, pourtant, l’occasion que j’attendais de revenir à Dieu, de remettre un peu d’ordre dans ma vie dispersée, de m’occuper enfin de l’essentiel ? J’ai tellement envie de bien faire, de ne pas rester sourd à l’appel du Christ.

Je voudrais tant réussir mon carême ! Revenir à une prière plus régulière, rendre service aux autres, lire davantage l’Évangile, me rendre plus disponible pour mes proches, renoncer au superflu, faire l’aumône, cesser mes petits arrangements avec la vérité, résister à la colère… La liste de ce que je voudrais faire est si longue ! Et me voilà face au carême comme devant un dangereux exercice de trapèze : j’ai le vertige. Serai-je enfin à la hauteur de ce que Dieu attend de moi ?

Je sais bien que la tâche est trop difficile pour moi. Déjà, l’année dernière, et l’année d’avant, les mêmes efforts sincères n’avaient produit qu’un résultat décevant, bien loin des exigences radicales de l’évangile. On peut bien me parler des saints, ou de chrétiens héroïques qui, trapézistes prodiges, réussissent des figures acrobatiques étonnantes, avec aisance et souplesse. Je sais bien que moi, même avec beaucoup d’entraînement, je n’y arriverai jamais.

Alors à quoi bon réessayer ? Si c’est pour fêter Pâques avec pour seul bagage des espoirs déçus et un vague sentiment de culpabilité… Nous voilà en tout cas bien loin du bonheur proposé par les hebdos, et la promesse de Jésus ne semble résonner qu’avec une ironie cruelle : « Je suis venu pour qu’ils aient la vie, et qu’ils l’aient en abondance.»

Sauf à prendre Jésus au mot. Peut-être pouvons-nous vivre ce carême, non comme un impossible cahier d’exercices à remplir, mais comme un temps de vacances, comme un cadeau que Dieu nous fait, celui d’une vie pleine, joyeuse, accomplie. Non pas « faire le carême » - comme on fait ses devoirs - mais le recevoir. Plutôt que de chercher à accomplir ce qui fera plaisir au bon Dieu, je peux profiter de ce temps où Dieu va s’occuper tout spécialement de moi, me conduire avec patience, me parler, m’aimer.

Tout mon effort sera alors de le laisser agir, le laisser me donner, le laisser se donner à moi. Il faudra renoncer, bien sûr, à cette perfection que je rêve d’acquérir à la force du poignet. Mais est-ce bien la perfection que Dieu veut pour moi ? N’est-ce pas plutôt la sainteté, c’est-à-dire la vie avec lui ?

Cette voie-là est évidemment plus simple, et probablement plus efficace que la première : si Dieu prend les choses en main, sans doute y arrivera-t-il mieux que moi. Est-elle pour autant plus facile ? Ce n’est pas si sûr. Car si Dieu ne me demande pas de réussir d’époustouflantes acrobaties, acquises au terme d’entraînements intensifs, me menant toujours plus haut de trapèze en trapèze, il attend de moi une chose toute simple, qui ne réclame qu’un instant, mais plus exigeante que tout le reste : que je me laisse tomber dans ses bras.

http://www.retraitedanslaville.org/

mardi 21 février 2012

Humanismo cristiano


Un extracto de la Doctrina Social de la Iglesia, para aclarar las mentes de los del “humanismo cristiano”…

La Iglesia tiene el derecho de ser para el hombre maestra de la verdad de fe; no sólo de la verdad del dogma, sino también de la verdad moral que brota de la misma naturaleza humana y del Evangelio. El anuncio del Evangelio, en efecto, no es sólo para escucharlo, sino también para ponerlo en práctica (cf. Mt 7,24; Lc 6,46-47; Jn 14,21.23-24; St 1,22): la coherencia del comportamiento manifiesta la adhesión del creyente y no se circunscribe al ámbito estrictamente eclesial y espiritual, puesto que abarca al hombre en toda su vida y según todas sus responsabilidades. Aunque sean seculares, éstas tienen como sujeto al hombre, es decir, a aquel que Dios llama, mediante la Iglesia, a participar de su don salvífico.

Al don de la salvación, el hombre debe corresponder no sólo con una adhesión parcial, abstracta o de palabra, sino con toda su vida, según todas las relaciones que la connotan, en modo de no abandonar nada a un ámbito profano y mundano, irrelevante o extraño a la salvación. Por esto la doctrina social no es para la Iglesia un privilegio, una digresión, una ventaja o una injerencia: es su derecho a evangelizar el ámbito social, es decir, a hacer resonar la palabra liberadora del Evangelio en el complejo mundo de la producción, del trabajo, de la empresa, de la finanza, del comercio, de la política, de la jurisprudencia, de la cultura, de las comunicaciones sociales, en el que el hombre vive.

dimanche 19 février 2012

Nunca hemos visto una cosa igual


Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 2, 1-12

Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa.
Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les proponía la palabra.
Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico.
Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico:
– «Hijo, tus pecados quedan perdonados.»
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:
– « ¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?»
Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo:
– « ¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico "tus pecados quedan perdonados" o decirle "levántate, coge la camilla y echa a andar"?
Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados... »
Entonces le dijo al paralítico:
– «Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa.»
Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:
– «Nunca hemos visto una cosa igual.»

Como tantas otras veces, la lectura del Evangelio de la Santa Misa de este último domingo antes de la Cuaresma del año 2012, es capaz de dejarnos reflexionando durante toda la semana. De hecho se trata de la descripción de hechos bastantes sorprendentes, extraños podríamos decir, y cuando en el Evangelio se describen acontecimientos especialmente complicados o extravagantes, la catequesis que encierran suele ser fortísima.

Para empezar, los cuatro hombres que tratan de llevar en camilla a un quinto, paralítico, ante Nuestro Señor Jesucristo, no se les ocurre otra cosa que aparecer cuando Jesús está ya rodeado de una multitud que llena la casa donde se encuentra, e incluso se agolpa fuera de ella. Llegan tarde. No parece muy razonable, conociendo la fama de atraer multitudes que tenía el Mesías.

Y no se les ocurre otra cosa que… ¡subirse al tejado con una escalera, retirar las tejas y descolgar la camilla hasta los pies de Cristo! Auténticas ideas de peregrino, que se decía antiguamente ¿no?

¿Quién es ese paralítico? ¿A quién representa? Sin duda a todos y cada uno de nosotros. Paralíticos inmovilizados por el peso de nuestros pecados. Incapaces de avanzar, de levantarnos, de dar ni un solo paso.

Pero al paralítico le llevan cuatro hombres, que son capaces de superar cualquier dificultad para llevar al hombre a los pies de Jesucristo. Y esos cuatro apoyos de la camilla, capaces de llevarnos hasta Cristo, no resulta muy difícil descubrir que se trata de los cuatro Evangelios. Sí, sólo con la ayuda de San Juan, San Marcos, San Lucas y San Mateo podremos avanzar hasta llegar a Nuestro Señor Jesucristo.

Sin dedicar tiempo a la lectura del Evangelio, todo cuanto hagamos será en vano. Nuestros proyectos humanos, de principio a fin, nos harán permanecer inmóviles en la eternidad, no podremos sanar de nuestra parálisis.

Con esos cuatro puntales, nuestra camilla avanzará hasta su meta, prevaleciendo ante todas las dificultades, por insuperables que parezcan. Porque para avanzar en la Fe, es necesario enfrentarse a las dificultades. No se puede avanzar sin luchar. En el catolicismo no hay cuentos de hadas ni varitas mágicas. Los cuentos de hadas no existen en la vida real, y la religión católica es la religión verdadera, la de la vida real, tal cual es, dura, difícil y llena de luchas desiguales.

Las niñerías, el sentimentalismo y el “buenismo”, quedan para las religiones falsas y la demagogia barata e “idiotizante”. El católico es un “tipo duro”, sin miedo, dispuesto a batirse con cualquier enemigo cuando sea preciso.

Y finalmente el paralítico es depositado a los pies de Jesús, y Él le perdona sus pecados. Porque la parálisis se identifica con el pecado. Porque habiendo nacido el hombre, todos los hombres, con el peso del pecado original, necesitamos el perdón que sólo Dios puede darnos.

El pecado original que está en el corazón del hombre, le impulsa a querer ser dueño y señor de todo, a dominar incluso en su relación con Dios mismo, con su creador. El hombre se cree tan poderoso que no acepta injerencias externas. Hoy en día, muchos cristianos, católicos incluso, niegan a la Santa Madre Iglesia la capacidad de inmiscuirse en sus asuntos. “La Iglesia no debe meterse en política”, “no debe opinar sobre cómo se organiza la sociedad”, “la religión es una cuestión personal que no debe imponerse a otros”, bla, bla, bla. Y niegan que la Santa Madre Iglesia pueda defender que, por ejemplo, las leyes que permiten el crimen abominable del aborto sean absolutamente ilegítimas, como los son todas aquellas que atacan al matrimonio o la familia (divorcio, uniones antinaturales…)

Por eso para sanar al paralítico, Nuestro Señor Jesucristo tiene que perdonar sus pecados. Porque son nuestros pecados los que nos impiden andar.

Este fragmento del Evangelio está lleno de enseñanzas, en cada frase y casi en cada palabra. Enseñanzas y reflexiones necesarias, que no pueden contenerse en todos los libros del mundo, cuánto menos en esta humilde bitácora.

Cuando Jesús nos dice “levántate”, nos dice además “coge tu camilla”, ¿por qué? ¿Qué falta nos hace la camilla ahora que estamos sanos? ¿No sería mejor dejarla atrás?

Pero sólo llevando siempre a cuestas nuestra camilla, nos acordaremos de porqué ahora podemos andar y antes éramos paralíticos. No olvidaremos cómo sanamos de nuestra parálisis y quién nos perdonó nuestros pecados para permitirnos valernos por nosotros mismos.

También leemos en el Evangelio que Jesús le dice al paralítico “vete a tu casa”. ¿No puede ir a otra parte el que antes era paralítico? Al trabajo, al templo, con sus amigos… No, Jesús le manda a casa.

Él mismo nos dará la clave la noche de su Pasión, cuando explique que se dirige a la Casa del Padre, que tiene muchas moradas, para prepararnos un sitio. El camino del católico conduce siempre a casa.

Se acerca el tiempo central de nuestra Fe, la Cuaresma con la Semana Santa y la Pascua de Resurrección. Preparémonos como es debido, antes que nada implorando de Nuestro Señor Jesucristo el perdón que nos libere del peso de nuestros pecados que nos convierten en paralíticos, para que, portando nuestras camillas, podamos retomar el camino a casa. 

vendredi 17 février 2012

La riqueza existe para ser compartida


Una pequeña lectura para reflexionar sobre la “crisis económica”, los pobres, los ricos, los "nuevos ricos", los "nuevos pobres"…

Los bienes, aun cuando son poseídos legítimamente, conservan siempre un destino universal. Toda forma de acumulación indebida es inmoral, porque se halla en abierta contradicción con el destino universal que Dios creador asignó a todos los bienes. La salvación cristiana es una liberación integral del hombre, liberación de la necesidad, pero también de la posesión misma: «Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero, y algunos, por dejarse llevar de él, se extraviaron en la fe» (1 Tm 6,10). Los Padres de la Iglesia insisten en la necesidad de la conversión y de la transformación de las conciencias de los creyentes, más que en la exigencia de cambiar las estructuras sociales y políticas de su tiempo, instando a quien desarrolla una actividad económica y posee bienes a considerarse administrador de cuanto Dios le ha confiado.

Las riquezas realizan su función de servicio al hombre cuando son destinadas a producir beneficios para los demás y para la sociedad: «¿Cómo podríamos hacer el bien al prójimo —se pregunta Clemente de Alejandría— si nadie poseyese nada?». En la visión de San Juan Crisóstomo, las riquezas pertenecen a algunos para que estos puedan ganar méritos compartiéndolas con los demás. Las riquezas son un bien que viene de Dios: quien lo posee lo debe usar y hacer circular, de manera que también los necesitados puedan gozar de él; el mal se encuentra en el apego desordenado a las riquezas, en el deseo de acapararlas. San Basilio el Grande invita a los ricos a abrir las puertas de sus almacenes y exclama: «Un gran río se vierte, en mil canales, sobre el terreno fértil: así, por mil caminos, tú haces llegar la riqueza a las casas de los pobres». La riqueza, explica San Basilio, es como el agua que brota cada vez más pura de la fuente si se bebe de ella con frecuencia, mientras que se pudre si la fuente permanece inutilizada.

El rico, dirá más tarde San Gregorio Magno, no es sino un administrador de lo que posee; dar lo necesario a quien carece de ello es una obra que hay que cumplir con humildad, porque los bienes no pertenecen a quien los distribuye. Quien tiene las riquezas sólo para sí no es inocente; darlas a quien tiene necesidad significa pagar una deuda.

Doctrina Social de la Iglesia

mardi 14 février 2012

Sobre la Píldora del Día Siguiente, para que nadie se confunda…


Traigo hoy un comunicado de la Academia Pontificia para la Vida, de octubre del 2000, sobre esta tristemente famosa píldora abortiva, por su candente actualidad, ahora que al parecer el gobierno de Mariano Rajoy, Partido Popular, anda estudiando si debe despacharse en farmacia con o sin receta, a través de su Ministra de Sanidad, Ana Mato, la que se divorció de un compañero de partido, alcalde de una localidad madrileña, y que afirmó desconocer de dónde provenían, entre otras cosas, los coches de lujo que sorprendentemente iba aparcando su marido en el garaje. Convendría reflexionar un día de estos sobre la multitud de mujeres que, en esta época de igualdad o superioridad de la mujer y de exaltación de sus innegables facultades de raciocinio y capacidad intelectual, declaran ante los tribunales de justicia, literalmente, que no se enteran de nada, que ellas no osan preguntarle nada a su marido, que eso son cosas de hombres, etc.

Bueno, lo dicho, que en este caso la que se ocupa es Ana Mato, la divorciada del corrupto, no confundir con Dolores Cospedal, la madre soltera por inseminación artificial y posteriormente “casada” por lo civil, la que va a la procesión del Corpus Cristi en Toledo de negro y con mantilla, ni con Soraya Saénz de Santamaría, también “casada” por lo civil ¿en Brasil? y que quiere dar el pregón de la Semana Santa de Valladolid…

En fin, el comunicado:

Como es sabido, desde hace pocos días, en las farmacias italianas está a la venta la llamada «píldora del día siguiente», un producto químico muy conocido (de tipo hormonal) que con frecuencia -también en estos últimos días- ha sido presentado por muchos implicados en su elaboración y por numerosos medios de comunicación como un simple anticonceptivo, o más precisamente como un «anticonceptivo de emergencia», al que se podría recurrir poco después de una relación sexual, considerada como presumiblemente fecundante, siempre que se quisiese impedir la continuación de un embarazo no deseado. A las inevitables reacciones polémicas de quienes han manifestado serias dudas sobre el mecanismo de acción de este producto, que no sería simplemente «anticonceptivo» sino «abortivo», se ha respondido -de manera totalmente expeditiva- que semejante preocupación es infundada porque la «píldora del día siguiente» tiene una acción «antinidatoria», sugiriendo así implícitamente una neta separación entre aborto e interceptación (impedir que ocurra la implantación del óvulo fecundado, es decir, el embrión, en la pared uterina).

Considerando que el uso de estos productos atañe a bienes y valores humanos fundamentales, hasta el punto de afectar a la misma vida humana en su aparición, esta Academia Pontificia para la Vida siente el apremiante deber y la convencida exigencia de ofrecer algunas puntualizaciones y consideraciones sobre el argumento, confirmando, al mismo tiempo, posiciones éticas ya conocidas, apoyadas por precisos datos científicos, y consolidadas en la doctrina católica.

1. La «píldora del día siguiente» es un preparado a base de hormonas (puede contener estrógenos, estroprogestacionales, o bien sólo progestacionales) que, tomada dentro y no rebasando las 72 horas después de una relación sexual presumibiemente fecundante, activa un mecanismo prevalentemente de tipo «antinidatorio», es decir, impide que el eventual óvulo fecundado (que es un embrión humano), ya llegado en su desarrollo al estadio de blastocisto (5ª - 6ª día después de la fecundación), se implante en la pared uterina, mediante un mecanismo de alteración de la pared misma.

El resultado final será, por lo tanto, la expulsión y la pérdida de este embrión.

Sólo en el caso de que la asunción de tal píldora precediera en algunos días a la ovulación, podría a veces actuar con un mecanismo de bloqueo de esta última (en ese caso, se trataría de una acción típicamente «anticonceptivo»).

Sin embargo, la mujer que recurre a este tipo de píldora, lo hace por miedo a estar en el período fecundo y, por lo tanto, con la intención de provocar la expulsión del eventual recién concebido. Y, además, sería utópico pensar que una mujer, encontrándose en las condiciones de querer recurrir a un anticonceptivo de emergencia tenga la posibilidad de conocer con exactitud y oportunidad su actual condición de fertilidad.

2. Decidir utilizar la expresión «óvulo fecundado» para indicar las primerísimas fases del desarrollo embrionario, no puede llevar de ningún modo a crear artificialmente una discriminación de valor entre momentos diversos del desarrollo de un mismo individuo humano. En otras palabras, si puede ser útil, por motivos de descripción científica, distinguir con términos convencionales (óvulo fecundado, embrión, feto, etc.) diferentes momentos de un único proceso de crecimiento, no puede ser nunca lícito decidir arbitrariamente que el individuo humano tenga mayor o menor valor (con la consiguiente fluctuación del deber a su tutela) según el estado de desarrollo en que se encuentre.

3. Por consiguiente, resulta claro que la llamada acción «antinidatoria» de la «píldora del día siguiente», en realidad, no es otra cosa que un aborto realizado con medios químicos. Es incoherente intelectualmente, e injustificable científicamente, afirmar que no se trata de la misma cosa.

Por otra parte, está bastante claro que la intención de quien pide o propone el uso de dicha píldora tiene como finalidad directa la interrupción de un eventual embarazo, exactamente como en el caso del aborto. El embarazo, en efecto, comienza desde el momento de la fecundación y no desde la implantación del blastocisto en la pared uterina, como en cambio se intenta sugerir implícitamente.

4. Por lo tanto, desde un punto de vista ético, la misma ilicitud absoluta de proceder a prácticas abortivas subsiste también para la difusión, la prescripción y la toma de la «píldora del día siguiente». Son también moralmente responsables todos aquellos que, compartiendo la intención o no, cooperan directamente con tal procedimiento.

5. Debe hacerse una ulterior consideración a propósito del uso de la «píldora del día siguiente» con relación a la aplicación de la ley 194178 que, en Italia, regula las condiciones y los procedimientos para la interrupción voluntaria del embarazo.

Definir el producto en cuestión como un «antinidatorio» en lugar de, con una terminología más transparente, como un «abortivo», permite, en efecto, evitar todos los procedimientos obligatorios que la ley 194 prevé para poder acceder a la interrupción del embarazo (entrevista previa, verificación del embarazo, determinación del momento de desarrollo, período de reflexión, etc.), realizando una forma de aborto totalmente oculta y no registrable por ninguna institución. Todo esto está, por consiguiente, en clara contradicción con la correcta, aunque contestable, aplicación de la ley 194.

6. Por último, ante la difusión de tales procedimientos, exhortamos vivamente a todos los agentes del sector a poner en práctica con firmeza la objeción de conciencia moral, que testimonie valientemente, en los hechos, el valor inalienable de la vida humana, sobre todo frente a nuevas formas ocultas de agresión a los individuos más débiles e indefensos, como es el caso del embrión humano.

lundi 13 février 2012

Reforma laboral



Leo lo siguiente en la web del diario ABC, en un artículo titulado algo así como “la reforma laboral para dummies”:

¿Podrá el empresario bajar el salario de sus trabajadores en época de crisis?
Sí. El requisito es que la empresa acumule nueve meses consecutivos de caída de ingresos o ventas. En este caso podrá modificar las condiciones laborales de sus trabajadores (salarios, jornada, sistema de rendimientos, cambio de categoría profesional, etc.)

O sea que si la empresa, durante nueve meses consecutivos eso sí, no gana tanto como solía ganar, tiene derecho a bajarle el sueldo al trabajador, a hacerle trabajar más horas, etc.

No dice nada, claro está, de una medida idéntica en sentido contrario, que obligase a la empresa a subir los sueldos cuando obtiene pingües beneficios, no claro, que para eso están arriesgando su capital…

Pero ahora, por lo que se ve, el empresario no arriesga nada. Si gana dinero es para él, si pierde, las pérdidas se reparten entre todos. Muy bueno lo suyo señores del PP.

Pero es que hay más:

¿Qué ha cambiado entonces en los despidos procedentes?
La reforma amplía y clarifica las causas. Así, se entiende que concurren causas económicas cuando «de los resultados de la empresa se desprenda una situación económica negativa, como la existencia de pérdidas actuales o previstas, o la disminución persistente de su nivel de ingresos o ventas. En todo caso, se entenderá que la disminución es persistente si se produce durante tres trimestres consecutivos».

Dicho sea en román paladino, si de nuevo en nueve meses el dueño o dueños de la empresa no obtienen los beneficios acostumbrados, te vas a la calle sin rechistar, obrerillo, que ya no queremos fabricar muebles de cocina de madera, que no hay quién los venda, y ahora vamos a introducirnos en el negocio de las zapatillas deportivas de fibras naturales, para lo que no estás debidamente cualificado. Un cordial saludo a tu esposa y tus siete hijos, que a partir de mañana comerán piedras del río.

Y no estoy dramatizando o hablando de futuribles. En el colegio de mis hijos ya hay varios niños cuyas familias han comunicado que no pueden pagar, el colegio es concertado pero algo se paga, y algunos han abandonado directamente el colegio por dicho motivo.

Lo raro es que no hayamos amanecido en llamas como los atenienses.

Se ve claramente la “inspiración cristiana” del Partido Popular… pero no sé muy bien por dónde.

Un par de “perlas” de la Rerum Novarum:

Cierto es que para establecer la medida del salario con justicia hay que considerar muchas razones; pero, generalmente, tengan presente los ricos y los patronos que oprimir para su lucro a los necesitados y a los desvalidos y buscar su ganancia en la pobreza ajena no lo permiten ni las leyes divinas ni las humanas. Y defraudar a alguien en el salario debido es un gran crimen, que llama a voces las iras vengadoras del cielo. «He aquí que el salario de los obreros... que fue defraudado por vosotras, clama; y el clamor de ellos ha llegado a los oídos del Dios de los ejércitos».
Pase, pues, que obrero y patrono estén libremente de acuerdo sobre lo mismo, y concretamente sobre la cuantía del salario; queda, sin embargo, latente siempre algo de justicia natural superior y anterior a la libre voluntad de las partes contratantes, a saber: que el salario no debe ser en manera alguna insuficiente para alimentar a un obrero frugal y morigerado. Por tanto, si el obrero, obligado por la necesidad o acosado por el miedo de un mal mayor, acepta, aun no queriéndola, una condición más dura, porque la imponen el patrono o el empresario, esto es ciertamente soportar una violencia, contra la cual reclama la justicia.

vendredi 10 février 2012

Y el enemigo público número uno es…

No falla, no conviene que nuestra gente se interese demasiado por los asuntos que les afectan de verdad, esperamos la más mínima ocasión, buscamos un culpable, y todo arreglado, de libro.

Dijimos que los impuestos bajarían, pero suben, y de qué manera. Que lo del paro lo arreglábamos en un “pispas”, y los cinco millones de parados están superados sin pestañear. Donde dije digo, digo Diego...

Pero no penséis en eso queridos votantes, que de eso ya nos encargamos lo que sabemos. Lo verdaderamente indignante es lo del ciclista que ha comido un filete en mal estado y le acusan pérfidamente de pedalear bajo los efectos de sustancias prohibidas. Y encima los franceses, que nos tiene envidia por que Nadal gana siempre Roland Garros, se burlan con marionetas de nuestras glorias nacionales, ¡qué vergüenza, es intolerable! Ellos que ya usaban poción mágica para vencer a las legiones que el pobre César mandaba contra la aldea de Asteríx.

¡¡¡¡QUE LOS FRANCESES NOS TIENEN ENVIDIA!!!!

Hace falta valor, en un país, por llamar de alguna manera a las ruinas de lo que un día fueron las Españas, con un salario mínimo de 748,30 euros al mes, según datos de Eurostat, mientras en Francia los pobres envidiosos sobreviven con… 1.398,37 euros mensuales. Teniendo en cuenta que en España el máximo legal son 40 horas de trabajo semanales y en Francia las 35 horas son una cuestión de irrenunciable honor nacional…

Seamos serios. De los aproximadamente 63 millones de franceses, menos de tres millones están en paro total, cifra que sube a unos cuatro millones si se suman los que ejercen una actividad “reducida”. Los datos de los 46 millones de españolitos son bien conocidos por todos. No digo que al norte de los Pirineos aten los perros con longanizas, pero aquí hay más de uno que la última vez que comió en condiciones se comió al perro. Y no les cuento cómo funcionan las prestaciones por desempleo en Francia, la variedad de ayudas económicas y de todo tipo a que tienen derecho todos los residentes en Francia, el funcionamiento de sus oficinas de empleo, sus políticas de protección familiar y apoyo a la natalidad, etc. Porque es bastante complicado y porque la comparación con España es para echarse a llorar o para volar el Congreso de los Diputados en plan Guy Fawkes, que sinceramente me sorprende que nadie lo haya intentado ya.

De todos modos, si no son aficionados al deporte, o saben positivamente desde hace años, que no se pueden correr pedaleando, cada vez más rápido, las interminables etapas infernales del Tour, el Giro y la Vuelta sin estar “hasta las trancas” de mejunjes de todo tipo… Si saben que medio minuto de un programa de marionetas no tiene ninguna importancia para nadie con dos dedos de frente, extremo que todo el mundo podría comprobar si alguna vez viese la emisión completa y comprobase las burlas despiadadas que sufren deportistas, políticos y todo tipo de celebridades galas en el mismo programa… No se preocupen, el gobierno del Partido Popular tiene para ustedes todo un clásico de la propaganda pseudo-patriótica… ¡Gibraltar español! Es que manda… que dijera el irrepetible ministro de defensa pepero de Perejil y viva Honduras.

Y si son ustedes “de izquierdas de toda la vida”, no tengan envidia, que sus enemigos de siempre siguen en vigor, y en lugar destacado, ¿cómo no?, la Iglesia Católica. ¡Que denuncien el Concordato! (¿el qué?) y que les quiten la casilla del IRPF y se la den a la ciencia, la de verdad, la que prueba científicamente que los niños abortados no son seres humanos y que el universo se creó él solito.

Que aquí los únicos que tiene derecho a vivir de los impuestos aunque no tengan ningún afiliado, son los sindicatos, los partidos políticos y la asociación nacional de gays, lesbianas, transexuales, bisexuales, prostitutas y lo que sea menester. Que eso si que son organizaciones de interés público (¿o será púbico?) y no las monjitas esas y sus comedores de caridad, limosnas y monsergas.

Ya sé que la ironía por escrito no siempre se entiende muy bien, pero ¿qué quieren que les diga? Que hay días que no está uno para historias.