Cada vez que me paro a pensar en el concepto de libertad hay dos o tres claves que me vienen a la mente.
La primera está en el libro del Éxodo, todo un tratado sobre la libertad, en el que como primera conclusión percibimos el tremendo miedo que da ser libres.
“En Egipto nos sentábamos junto a las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos”, es la frase que me parece escuchar cuando hablo de la necesidad de terminar con este sistema político y social que padecemos.
Quien más quien menos tiene un puesto de trabajo, cada vez menos, un sueldo, cada vez más escaso pero aún más que suficiente, unos ahorrillos, la esperanza de una jubilación remunerada, cada vez una esperanza menos realista pero esperanza al fin y al cabo, y en general todas esas cosas absurdas que tratan de llenar el vacío del espíritu, ya saben, el coche, la tele, la ropa, los artefactos informáticos, etc.
Y da miedo pensar en perderlo todo, aunque mantenerlo suponga seguir viviendo esta existencia de esclavitud, sumisión, silencio y opresión. Si padre y madre tienen que trabajar de sol a sol por un salario de miseria, si no pueden atender a sus hijos y deben dejarlos a cargo de instituciones incluso en verano, si la vejez consiste en seguir cargado de obligaciones y horarios para ayudar a los hijos a salir adelante, si la cuarta parte de los ingresos van a parar al recaudador de impuestos, si pagar la vivienda es una carga insoportable… da igual, aquí tenemos de comer y beber, y fútbol claro está… ¿qué nos espera en el desierto?
Y si hay que soportar todo tipo de bajezas y degeneraciones, abortos, divorcios, homosexualidad, promiscuidad, desprecio de la religión… pues miramos para otro lado y en paz.
Y el miedo hace a la mayoría seguir acudiendo a votar cada vez que se convocan elecciones, siempre a los mismos, a los de siempre, por más que todos sepan que se trata de perpetuar en el poder a nuestros terribles y corruptos amos, insaciables de poder y riqueza. ¿Qué otra alternativa existe? La libertad da mucho miedo, muchísimo.
“¿Para qué esas libertades que nunca el pueblo ha buscado? Libertad siempre la hubo para lo bueno y lo cristiano: Si quieren otra...es que quieren libertad para lo malo” decía Pemán.
Por no extenderme, la segunda clave fundamental la encuentro en el Evangelio según san Juan 8, 31-42: En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres». Ellos le respondieron: «Nosotros somos descendencia de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?» Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo. Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre. Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres. Ya sé que sois descendencia de Abraham; pero tratáis de matarme, porque mi Palabra no prende en vosotros. Yo hablo lo que he visto donde mi Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído donde vuestro padre». Ellos le respondieron: «Nuestro padre es Abraham». Jesús les dice: «Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham. Pero tratáis de matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abraham. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre». Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; no tenemos más padre que a Dios». Jesús les respondió: «Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a mí, porque yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino que Él me ha enviado.
Porque así es, sólo Nuestro Señor Jesucristo es la Verdad, sólo la Verdad nos da la verdadera libertad, y no puedo resistirme a decir que sólo alguien inspirado directamente por Satanás puede atreverse a dar la vuelta a la Palabra de Dios y soltar una sandez como “la libertad os hará verdaderos” Rodríguez Zapatero dixit.
Y termino con una reflexión ¿ser libres para qué? Como siempre la respuesta está en la Biblia, en concreto esta vez en la Epístola de San Pablo a los Gálatas: “Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; pero cuidado con tomar la libertad por pretexto para servir a la carne, antes servíos unos a otros por el amor. Porque toda la Ley se resume en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si mutuamente os mordéis y os devoráis, mirad que acabéis por consumiros unos a otros.”
La Libertad con mayúsculas es dejar de ser esclavos del pecado y hacernos libremente esclavos de los demás por amor. Cuando te das cuenta y lo pones en práctica, no hay nada comparable.
Y entonces son ellos los que tiemblan de miedo.
Y entonces son ellos los que tiemblan de miedo.
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