Sale un tipo en la BBC y afirma sin rubor que el mundo lo gobierna Goldman Sachs (ya saben, Goldman Sachs, Morgan Stanley, Lehman Brothers y todos esos sinvergüenzas de los hedge funds y las hipotecas subprime), y la gente se lleva las manos a la cabeza.
De Standard & Poor's mejor no hablamos ¿no?
¿Es que alguien lo ignoraba?
Pues es así señores y no hay vuelta de hoja. Los piratas de Wall Street, esa calle presidida por la estatua de un toro que han escogido como logotipo en la cadena española de televisión “Intereconomía”, esa en la que sale el masón criminal Mario Conde, los piratas digo, conocidos en general como bancos de inversión, actúan impunemente gracias a una legislación hecha a la medida de sus actividades criminales, y cuando deja de serles suficientemente favorable, se cambia y punto, si eso no es gobernar el mundo ustedes dirán.
Pero todo esto no es ningún secreto, no entiendo el escándalo.
Repasemos de nuevo el resumen del asunto. Érase una vez un conjunto de reinos que, con sus problemas, cuitas y disputas, estaban gobernados por reyes, soberanos, cuya misión era velar por sus súbditos bajo la atenta mirada y supervisión moral de la Santa Madre Iglesia. Se los conocía en general como la Cristiandad.
Los agricultores labraban los campos, los ganaderos atendían sus rebaños, los artesanos fabricaban lo que fuese menester, y otros estamentos se ocupaban de la administración, defensa, etc.
La nobleza en general miraba por sus intereses, que no eran muy diferentes de los de los campesinos y artesanos, y la Iglesia velaba por los de los pobres y desheredados.
Pero un cataclismo de consecuencias espeluznantes vino a terminar con la normal evolución histórica de la humanidad, la revolución francesa. Revolución que consistió en resumidas cuentas en que prestamistas, banqueros, y especuladores que habían amasado grandes fortunas con malas artes, a los que todo aquello de la religión y la moral, el bien común y la salvación eterna les importaba un ardite, asesinaron a todos los reyes que se les pusieron por delante, incluyendo sus familias con mujeres y niños, y sometieron a las desgraciadas poblaciones de los reinos fundamentalmente con el terror, mientras corrompían los poderosos que se dejaban.
De leales súbditos pasaron a ser esclavos del capital, proletariado se llamó la nueva versión de la esclavitud. A algunos incluso les hicieron creer en algo llamado dictadura del proletariado. No os preocupéis, trabajad todo lo que podáis que nosotros os daremos lo que consideremos que necesitáis.
Luego vino lo de “Dios ha muerto” y el expolio de la Iglesia, es decir el robo de la única riqueza que pertenecía a los pobres.
La pesadilla comunista pasó, gracias a Dios y en gran medida a SS Juan Pablo II, y llegó esa amalgama indecente de socialismo y capitalismo que Joseph Hilaire Pierre René Belloc describió en “El Estado Servil”.
Desde entonces, y sufriendo cataclismos hasta entonces inimaginables, cada territorio tiene un gobierno títere de esos criminales desalmados que llamamos capitalistas en general, que juegan con las vidas, los trabajos y los ahorros de los ciudadanos con absoluta inmunidad, decidiendo a su antojo el valor de las cosas.
¿Es intolerable? Por supuesto.
El 20 de noviembre hay elecciones generales en España, o lo que queda de ella. El que vote ya sabe lo que está haciendo, luego será el llanto y el crujir de dientes.
A Goldman Sachs le importa un pito la gente, sólo le interesa ganar dinero... ya lo sabía, amigo Alessio Rastani, pero gracias por recordarselo a todo el mundo (a los espectadores de Intereconomía también).