dimanche 21 novembre 2010

Estad alerta

A veces las circunstancias parecen empeñarse en decirme algo. Tengo la sensación de que mis ideas se aclaran en medio de la confusión. Intento mantener la mente abierta y escuchar.

Como en otras ocasiones, un comentario de mi hijo mayor enciende la chispa. “Papá, cuando decías que las cosas en España estaban tan mal, que la situación era catastrófica, no pensaba que fuera tan cierto, tan evidente…”, “¿por qué lo dices?”, “me he enterado de que el presidente del gobierno no quiso ver el Papa cuando vino a España hace unos días, y huyó al otro extremo del mundo”, “así es”, “¡y que incluso se permite en ocasiones contradecir a Jesucristo!”, “¿qué?”, “dicen que dijo que Jesucristo se equivocó al decirnos que la Verdad nos haría libres, porque, según Zapatero, es la libertad lo que hace ser verdaderos”.

Ciertamente la inspiración diabólica de las palabras del presidente del gobierno, que resulta evidente en la mente de un niño, por alguna razón no despierta las mentes dormidas de los católicos adultos.

Dijo Jesucristo: "Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres", según leemos en el Evangelio de San Juan.

"Nosotros somos descendencia de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?" Jesús les respondió: "En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo. Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre. Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres."

Dar la vuelta a las divinas palabras del Salvador, llamar libertad al pecado, para esclavizar a los hombres, confundiendo las almas cándidas para que no conozcan la Verdad, y consideren con relativismo deshumanizante que “cada cual tiene su verdad” o sandeces por el estilo, sólo puede ser obra de Satanás.

Curiosamente, sin saber muy bien por qué, decidí colocar presidiendo esta bitácora una cita del Apocalipsis, también de San Juan, «Conozco tus obras: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Por eso, porque eres tibio, te vomitaré de mi bocaApocalipsis 3: 15.

Esta mañana el sacerdote que oficiaba la misa en mi parroquia, tratando de aclarar a los más pequeños el concepto de “Cristo Rey” y porqué decimos “venga a nosotros tu Reino”, ha mencionado el cuadro de William Holman Hunt, “La luz del Mundo”. En el cuadro se ve a Jesucristo, en medio de la noche, con un farol en la mano y llamando a una puerta cerrada, que no tiene pomo.

La explicación dada por el propio pintor es que la puerta representa el corazón del hombre, que sólo puede ser abierto desde dentro.

El pasaje que inspira la obra pertenece también al Apocalipsis, y no está lejos del que escogí para mi bitácora, «He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo» Apocalipsis 3: 20.

Hace algunos años mi mujer y yo visitamos una exposición de cuadros de pintores de la escuela conocida como Hermandad Prerrafaelita, a la que perteneció William Holman Hunt, y desde entonces es un movimiento pictórico que nos ha interesado.

Las homilías de nuestro actual párroco suelen ayudarme mucho a reflexionar sobre las escrituras, empleando ejemplos que, en ocasiones, parecen disparatados en un primer momento.

No sé si tendrá algo que ver que mi parroquia, a pesar de que la iglesia sea uno de esos horribles edificios modernos, que más parecen un taller mecánico que un templo, se encuentra bajo la advocación del más importante adversario del gnosticismo del siglo II.

Como le he dicho finalmente a mi hijo, acudir a misa y escuchar durante años las mismas lecturas, no produce de modo automático la comprensión de toda la profundidad de la sabiduría encerrada en cada frase. Es necesario estudiar, leer, reflexionar, orar. La primera frase de la Biblia, "Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios”, ha hecho y hace reflexionar a muchos filósofos y teólogos durante toda su vida.

samedi 20 novembre 2010

Adventus Redentoris

Sé que es un poco pronto. ¡Pero las estanterías de los comercios están llenas de productos navideños desde hace semanas!

Por eso no quiero retrasarme en la puesta en práctica de una idea que lleva algún tiempo rondándome la cabeza. Se trata de una pequeña cruzada personal que me siento con ganas de emprender.

En primer lugar creo necesario expresar mi convicción de que la resistencia contra el pensamiento único liberal masónico debemos emprenderla desde la Cristiandad, unidos, sin cerrar fronteras entre los diferentes pueblos cristianos.

Por eso no acepto o rechazo costumbres en función la nacionalidad, si no considerando la esencia que encierran.

Se trata de impedir la apropiación por parte de los enemigos de Cristo, que lo son por tanto de la humanidad, de aquellos elementos pura y esencialmente cristianos, en base a tergiversados orígenes paganos o a interpretaciones históricas interesadas, para despojarlas de su verdadera esencia y profundo significado.

Muchas costumbres centroeuropeas, fundamentalmente franco-germánicas, pueden sernos de gran ayuda a los católicos de España, como trataré de ir exponiendo.

Dejo la catequesis a quien corresponde, por ejemplo el padre D. Javier Sánchez Martínez, http://corazoneucaristicodejesus.blogspot.com/, y me dispongo humildemente a detallar algunas costumbres piadosas cristianas de estos tiempos litúrgicos del Adviento y la Navidad.

Puesto que el domingo de la semana que viene ya es el primero de Adviento, empezaré por lo correspondiente a estas fechas.

Una costumbre que me es especialmente querida es la fabricación y colocación en el hogar de la Corona de Adviento, Adventskranz.

Se trata de un círculo hecho fundamentalmente de ramas de abeto, árbol de hoja perenne que simboliza por tanto la eternidad, con más o menos profusión de adornos según los gustos estéticos particulares, en la que se incrustan cuatro velas, normalmente moradas o rojas según los colores litúrgicos de estos dos tiempos, Adviento y Navidad, que deben encenderse a razón de una por cada domingo de Adviento cumplido.

Su presencia presidiendo el salón familiar nos recuerda permanentemente la feliz espera de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.

En ocasiones, el Día de Navidad, se añade una quinta vela central, blanca, que simboliza a Jesucristo.

El Adviento, por su marcado carácter de espera, es un tiempo muy adecuado para la catequesis infantil, y por ello existen costumbres especialmente dirigidas a los más pequeños. La más popular son los calendarios de Adviento.

Fabricados con el diseño que se prefiera, se trata de conseguir un calendario en el que, oculta tras cada día de los restantes hasta la Navidad, los niños puedan calmar su ansiedad con una pequeña golosina, que obtienen al descubrir la fecha diariamente.

Por supuesto, como todo lo relacionado con la Navidad, estas dos costumbres se han “comercializado” y ahora en los comercios pueden verse horripilantes supuestos calendarios de adviento, con imágenes estrafalarias de personajes televisivos, y coronas de adviento repletas de renos y gordinflones vestidos de rojo. ¡Qué no nos engañen!

En próximos comentarios hablaré de San Nicolás, el de verdad, celebración muy recomendable en España al coincidir con la conmemoración oficial de la Constitución Española de 1978. ¡Así tendremos algo que celebrar ese día!

Belenes, árboles, dulces, regalos, canciones… hay mucho que aclarar.

Por supuesto cualquier aportación es bien recibida.

mercredi 17 novembre 2010

Matrimonio

Otro amigo que me llama para contarme que se ha separado de su mujer.

Aunque no debería sorprenderme, no puedo evitar que me entristezca. Y no sólo por un matrimonio que se rompe o por unos niños que dejan de vivir rodeados del amor de su padre y su madre. Me entristece ver una sociedad formada por hombres y mujeres incapaces de amarse, de convivir, de comprometerse, de confiar…

Nunca acudo a “segundas bodas”. Mis amigos saben que, aunque agradezco las invitaciones, no tengo interés en celebrar una costumbre que considero degradante.

De hecho, según yo lo veo, mi matrimonio no es un compromiso que pueda terminar “cuando la muerte nos separe”, como dicen en las películas horteras de Hollywood. Mi unión con mi esposa va mucho más allá, y la muerte no puede “separarnos”. El mismo Dios que nos ha unido, venció ya a la muerte en su resurrección. Por eso aún si quedásemos viudos, no lo quiera Dios, no podríamos volver a casarnos.

Pero todo esto no puede quedarse en una hermosa declaración de intenciones. No consiste en decirse “te quiero” continuamente, aunque no esté de más. Se trata de actuar verdaderamente con arreglo a un plan de vida, en el que tu matrimonio, la familia que libremente has fundado, ocupa el destacado primer lugar entre tus prioridades.

Antes de casarme, recuerdo que mi profesión me ocupaba el tiempo y el pensamiento, casi en un 90%. Cuando contraje matrimonio, empecé a esperar con ansia la hora de terminar la jornada laboral para ir a dar un paseo con mi esposa, ir al cine, “de tiendas”, o quedarnos en casa a solas.

Cuando empezaron a llegar los hijos ya no veía la hora se volver a casa cada día, para no perderme un instante de sus vidas, y cada día pasado lejos de casa se convertía en una tortura.

Desde entonces y hasta la fecha, ya no ha habido lugar en mi vida para aficiones o placeres que no fuesen compartidos. Y así debe ser.

Yo no puedo entenderme sin ellos, ni ellos sin cada uno de nosotros. Somos una familia, antes que ninguna otra cosa.

No siempre es fácil, ni siempre igualmente agradable o placentero. Pero saber que nunca estaremos solos, nos fortalece a cada instante.

¿Qué será de esta generación, educada en la costumbre de abandonar ante las dificultades, sus compromisos más sagrados?

Roguemos en caridad a Nuestro Señor Jesucristo por los matrimonios cristianos.

dimanche 14 novembre 2010

Si alguno tiene oídos para oír, oiga

Al oír a algunos que hablaban sobre la belleza de las piedras que adornaban el templo y su ornamentación, dijo:
- Llegarán días en que todo lo que contempláis lo derribarán sin dejar piedra sobre piedra.
Entonces le preguntaron:
- Maestro, ¿cuándo será eso? ¿cuál será la señal de que esas cosas están a punto de suceder?
El contestó:
- Estad atentos, para que no os engañen. Porque muchos vendrán alegando mi nombre y diciendo: “Yo soy; y ha llegado la hora”. No vayáis tras ellos. Y cuando oigáis hablar de guerras y de revoluciones, no os asustéis porque es preciso que eso suceda antes, pero el fin no vendrá en seguida.
Les dijo además:
- Se levantará pueblo contra pueblo y reino contra reino. Habrá grandes terremotos y, en diversos lugares hambres, pestes, y en el cielo señales grandes y terribles.
Pero antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, os arrastrarán a las sinagogas y a las cárceles, y os harán comparecer ante los reyes y gobernadores por causa de mi nombre, dándoos oportunidad para dar testimonio.
Haceos el propósito de no preparad vuestra defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a los que no podrá resistir ni contradecir ninguno de vuestros adversarios.
Hasta vuestros padres, hermanos, parientes y amigos os entregarán y harán morir a algunos de vosotros. Todos os odiarán por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza se perderá.

Con vuestra perseverancia ganaréis vuestras vidas.
 

(Lc. 21,5-19)

samedi 13 novembre 2010

Mi Patria

Cuando digo que España es mi Patria, nuestra Patria, los adjetivos “mi” y “nuestra” son posesivos. España me/nos pertenece. España, las Españas, no pertenecen al Estado Español. Pertenecen a los españoles, a todos los españoles, los de los dos hemisferios. España nos pertenece por herencia. Es el legado de nuestros padres, nuestro legado familiar. Porque España pertenece a la sociedad española, y la sociedad no es otra cosa que un conjunto de familias.

El Estado sólo (con acento, ya que es un adverbio) ha recibido el mandato de gestionar España. El Estado no es más que un servidor de la sociedad, como Su Santidad el Papa es el siervo de los siervos de Dios.

Por eso no tiene derecho a transformar España, a destruirla, a convertirla en lo que no es.

Por eso el estado no tiene derecho a atacar a las familias, ya que son las familias, el conjunto de familias, la sociedad, los que le han creado para su servicio.

Y si el estado se transforma en enemigo de la sociedad, debe ser sencillamente disuelto y creado en otra configuración que evite su conversión en el horrible Leviatán que hoy nos amenaza.

Y por eso un servidor de la sociedad, un trabajador del estado, no tiene derecho a nombrar él mismo otros trabajadores del estado, sin mandato expreso y sin someterse a las normas de justicia e igualdad establecidas por la sociedad en las leyes.

Para decidir quién debe trabajar en el estado al servicio de la sociedad, se han establecido las oposiciones, los exámenes ante los que los opositores, en condiciones de igualdad, demuestran el dominio de las materias necesarias para ejercer la función pública con la máxima eficacia. Los concursos, concurso-oposición, la libre designación y otras triquiñuelas, constituyen un engaño descarado y un fraude a la sociedad.

Y es sorprendente la facilidad con que el pueblo español, otrora orgulloso y desconfiado, acepta gustoso el engaño. Y lo que es más increíble, el robo.

No llenamos con nuestros impuestos, pongo yo por caso, las arcas del ayuntamiento, para que organice verbenas o decida qué actividades deben ser consideradas culturales y cuáles no. No hemos nombrado al alcalde para que derribe nuestros monumentos y encargue a sus compinches de logia la erección de horribles monolitos masónicos. (Los siento, llevo unos meses viviendo en Madrid, antigua villa y corte, y es desesperante).

El ayuntamiento está para organizar el tráfico con lógica, mantener limpias las calles, reparar las aceras cuando es necesario, velar por el respeto de la ley y el orden incluso en los más recónditos callejones en la obscuridad de la noche, y otros muchos servicios por los que pagamos y de los que carecemos.

Del mismo modo, cuando digo que el castellano, el español, es mi lengua, es nuestra lengua, también lo digo en sentido estricta y absolutamente posesivo. Y nadie, y menos que nadie la Real Academia de la Lengua, institución que tiene por misión la salvaguarda de la lengua cervantina, tiene derecho a destrozarla. ¡Qué mayor traición cabe imaginar que la destrucción de uno de nuestros bienes más preciados a manos del encargado de protegerlo!

Por eso, igual que sigo escribiendo en alemán con la "Eszett" (β) cuando es necesario distinguirla de la doble s, y en francés digo "j'aime bien" y jamás "j'adore" "parce que je n'adore que Dieu", seguiré acentuando “solo”, sólo cuando sea adverbio, mi abecedario sonará “a, be, ce, che, de…”, seguiré llamando i griega a la y, e i latina a la que se escribe con un punto encima, y seguiré conservando como un tesoro mi Miranda Podadera, mis diccionarios y mi ortografía.

Y de este modo esperaré el día en que ningún truhán, aunque esconda su verdadero acento, tenga derecho a ser nombrado académico de la Real Academia de la Lengua. Esperaré el día en que la designación “Real” vuelva a querer decir algo. El día en que a la cabeza de las Españas vuelva a haber un Rey por la gracia de Dios, del único Dios verdadero, el Dios de nuestros padres, el Dios de las familias católicas españolas.

Un Rey de las Españas, obediente al Dios por cuya gracia gobierne, obediente a la Santa Madre Iglesia y sometido al control de la sociedad española a la que sirva, a través de unas Cortes tradicionales, verdaderamente representativas de los súbditos de Su Majestad Católica.

PS: Voy a intentar releer algunos pasajes del Discurso sobre la Historia Universal de Jacques Bénigne Bossuet, o quizás de sus Oraciones Fúnebres, a ver si me sereno un poco.

mardi 2 novembre 2010

Un poco de optimismo

Como la vida de un hombre casado es su familia, muchos de mis comentarios en esta bitácora comienzan con una referencia a mi esposa o a alguno de mis hijos.

No recuerdo qué tarde de la semana pasada, mi hija la mediana me recordó que ya había pasado algún tiempo desde la última vez que pasamos por el confesionario. Supongo que el motivo eran los remordimientos por la última “trastada” o travesura, o algún otro “pecadillo” propio de sus diez añitos.

La cuestión es que le prometí que no pasaría de este domingo, que pasásemos todos por el saludable sacramento del perdón.

Una vez completado el proceso, examen de conciencia, dolor de los pecados, propósito de enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia, el alivio y la alegría de saberme en Gracia de Dios, me hace ver las cosas desde una perspectiva más positiva.

Por eso, a pesar de que la lectura de la prensa esta mañana ha estado a punto de volver a arrastrarme a la desesperación, hoy en vez de criticar y dolerme por los tiempos que nos tocan vivir, me siento con ganas de dar gracias al Cielo por las poderosísimas armas que nos concede en la lucha y el sencillo y eficaz plan de combate que nos presenta.

Ciertamente que a mis pobres hijos, incluso en la escuela católica a la que asisten, les intentan inocular a diario errores graves y desviaciones peligrosas. Pero no tienen nada que hacer frente a la claridad de ideas y valores que reciben en casa desde que nacieron.

Para ello nada más fácil que liberarse de cobardías, miedos y vergüenzas, y hablar con los hijos abiertamente y en toda ocasión, de lo bueno y de lo malo, de la verdad y de las mentiras, de lo que creemos y de lo que no lograrán hacernos creer.

Por supuesto, para que la educación de sus frutos, se debe ser consecuente con lo que se predica, pues los niños no perdonan la falta de coherencia. Y hacen bien.

Otra de las razones de mi buen humor de hoy han sido las dos misas del fin de semana, la del domingo y la de Todos los Santos. Por lo visto, a pesar del mal tiempo, mucha gente ha aprovechado para viajar, y entre ellos los guitarristas del coro de mi parroquia. ¡Qué Dios me perdone por la falta de caridad! Pero… ¡qué maravilla es rezar el padrenuestro de verdad y no el de “Simon&Garfunkel”, o poder recogerse en oración después de comulgar sin la sensación de estar en un “tablao” flamenco!

Como me dijo mi hijo al salir de la iglesia, sólo hubiese faltado que a nadie le sonara el móvil para que la misa fuera casi perfecta. Salvando las distancias con una misa tradicional tridentina en latín como Dios manda, añado yo.

Ayer el mayor nos preguntó a su madre y mí para qué servía rezar por los difuntos. De nuevo le explicamos el significado del Purgatorio y lo comprendió perfectamente. Repasamos juntos la lista de los difuntos de la familia que él conoció en vida y sin duda hoy tendrán de su parte una oración. Acordamos además que llegado el día, rezaría y ofrecería misas por las almas de sus padres y sólo pidió a cambio que cuando llegásemos al Cielo, fuéramos nosotros lo que intercediéramos por él.

Y los políticos pretenden adoctrinarlo, ¡van listos!

lundi 1 novembre 2010

El Santo de Anjou (y IV)

El 12 de junio de 1793, para solucionar el problema de la unidad de acción, los jefes de la revuelta de La Vendée se disponen a elegir su “generalísimo”, el jefe incontestado de su ejército del que emanarán todas las órdenes. Cathelineau es escogido por unanimidad. ¿Por qué? Hay numerosas razones:

• Ganar el apoyo incondicional de los insurgentes nombrando jefe a uno de los suyos.

• Cathelienau es un hombre profundamente piadoso y respetuoso de la fe.

• Su única ambición es la misión, es irreprochable.

• Tiene experiencia, edad y sabiduría.

• Los hombres le aprecian, es un visionario que sabe remover las almas de la multitud con sus palabras.

«Aujourd'hui 12 juin 1793, l'an 1er du règne de Louis XVII, nous soussignés, commandant les armées catholiques et royalistes, voulant établir un ordre stable et invariable dans notre armée, avons arrêté qu'il sera nommé un général en chef, de qui tout le monde prendrait l'ordre. D'après le scrutin, toutes les voix se sont portées sur M. Cathelineau qui a commencé la guerre, et à qui nous avons tous voulu donner des marques de notre estime et de notre reconnaissance. En conséquence, il a été arrêté que M. Cathelineau serait reconnu en qualité de général de l'armée, et que tout le monde prendrait l'ordre de lui.

Fait à Saumur en Conseil, au quartier général, le dit jour et an que dessus.

Signés:

Lescure, De Beauvollier (x2), de Bernard de Marigny, de Hargues, Stofflet, De Laugrenier, Delaville de Beaugé, De la Rochejaquelein, D'Elbée, Duhoux de Hauterive, De Boissy, Tonnelet, Des Essarts, De Bonchamps.»

Las victorias realistas vuelven a encadenarse y la villa de Angers cae. El 23 de junio de 1793, l’Armée Catholique et Royale encara la gan ciudad de Nantes. El ejército blanco, con unos efectivos de 40.000 hombres encabezados por el generalísimo Cathelineau, avanza hacia las puertas de la ciudad guarnecida por 12.000 azules. Los realistas quedan detenidos y la batalla se bloquea. El 29 de junio Cathelineau entra por fin en la ciudad por la puerta de Rennes y llega a la plaza Viarme. Desde una ventana un francotirador le alcanza mortalmente. Los realistas, viendo herido de gravedad a su líder, se retiran y son derrotados.

Cathelineau es transportado moribundo a St Florent le Vieil, la pequeña población que le vio crecer. En su lecho de muerte, el abad Cantineau le visita a diario. Escribirá más tarde que Jacques Cathelineau se mantuvo sereno ante la muerte. Rindió a Dios su alma el 14 de julio de 1793. Su primo Jean Blon anunció su muerte así: «Le bon Cathelineau a remis son âme à Celui qui la lui avait donnée pour venger Sa gloire» Michelet escribirá mucho más tarde: «La Vendée, frappée du coup, n'alla pas plus loin. Ils l'avaient cru invulnérable; ils furent tous blessés, qu'ils ne s'en sont jamais relevés».

Victoire de Donnissan de la Rochejaquelein afirmará en sus memorias : «Cathelineau commandait les gens du Pin-en-Mauge et des environs. C'était, comme je l'ai dit, un simple paysan qui avait fait quelque temps le métier de colporteur pour le commerce des laines. Jamais on n’a vu un homme plus doux, plus modeste et meilleur. On avait pour lui d'autant plus d'égards, qu'il se mettait toujours à la dernière place. Il avait une intelligence extraordinaire, une éloquence entraînante, des talents naturels pour faire la guerre et diriger les soldats: il était âgé de trente-quatre ans. Les paysans l'adoraient, et lui portaient le plus grand respect. Il avait depuis longtemps une grande réputation de piété et de régularité ; tellement que les soldats l'appelaient le Saint de l'Anjou, et se plaçaient quand ils le pouvaient auprès de lui dans les combats, pensant qu'on ne pouvait être blessé à côté d'un si saint homme».