Es el gran defensor de la fe católica en la España de su tiempo contra los durísimos ataques de la herejía arriana.
Su gloria consiste en haber padecido el martirio por negarse a recibir la comunión de manos de un obispo arriano y en ser, de hecho, el primer pilar de la unidad religiosa de la nación española, que llegaría poco después con la conversión de su hermano Recaredo.
Hermenegildo, gobernador de la Bética durante la dominación visigótica, convertido del arrianismo al catolicismo por influjo de su esposa y de san Leandro, se alzó en armas contra su padre, Leovigildo, que pretendía imponer las doctrinas de Arrio. Vencido y apresado en Córdoba, fue a parar a Tarragona donde fue decapitado el 13 de abril del año 586.
Oración: Oh Dios, que suscitaste en tu Iglesia a san Hermenegildo, mártir, como intrépido defensor de la fe, concédenos a cuantos veneramos hoy la memoria de su martirio la unidad en la confesión de tu nombre y la perseverancia en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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