mardi 30 mars 2010

Conocimiento y Fe

Creo sinceramente que este no es tiempo para hablar de asuntos mundanos, por graves que sean los acontecimientos, si no más bien para centrar toda nuestra atención en la celebración de la Semana Santa, sin duda los días más importantes de la historia de la humanidad.

Muchos temas se agolpan en el pensamiento cuando tratamos de aproximarnos al misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. En mi caso, se agolpan literalmente en forma de libros.
Actualmente tengo varios abiertos, bastantes más de lo normal, y en concreto alguno sobre los famosos manuscritos del mar muerto, tema interesantísimo del que me gustaría hablar con más profundidad en el futuro.

Traigo hoy a este humilde rincón de internet, un texto de Su Santidad el Papa, que me parece especialmente interesante, por cuanto me reafirma en la necesaria valentía y gusto por el verdadero conocimiento, que nunca nos lleva si no a fortalecer la Fe. De hecho si algún texto o información nos aleja de ella, por experiencia lo digo, acostumbra a tratarse de falsedades, pseudo-ciencia, ficción o cosas por el estilo, normalmente con el claro propósito de sembrar duda y desconcierto entre los fieles.

Seamos curiosos y no nos contentemos nunca con ya conocido, aunque por supuesto cada lectura de las escrituras es siempre nueva y reveladora, por algo es la Palabra de Dios. ¡Qué privilegio poder leer a tan magno autor!

SANTA MISA «IN CENA DOMINI»



HOMILÍA DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI



Basílica de San Juan de Letrán



Jueves Santo, 5 de abril de 2007

Queridos hermanos y hermanas:



En la lectura del libro del Éxodo, que acabamos de escuchar, se describe la celebración de la Pascua de Israel tal como la establecía la ley de Moisés. En su origen, puede haber sido una fiesta de primavera de los nómadas. Sin embargo, para Israel se había transformado en una fiesta de conmemoración, de acción de gracias y, al mismo tiempo, de esperanza.

En el centro de la cena pascual, ordenada según determinadas normas litúrgicas, estaba el cordero como símbolo de la liberación de la esclavitud en Egipto. Por este motivo, el haggadah pascual era parte integrante de la comida a base de cordero: el recuerdo narrativo de que había sido Dios mismo quien había liberado a Israel "con la mano alzada". Él, el Dios misterioso y escondido, había sido más fuerte que el faraón, con todo el poder de que disponía. Israel no debía olvidar que Dios había tomado personalmente en sus manos la historia de su pueblo y que esta historia se basaba continuamente en la comunión con Dios. Israel no debía olvidarse de Dios.

En el rito de la conmemoración abundaban las palabras de alabanza y acción de gracias tomadas de los Salmos. La acción de gracias y la bendición de Dios alcanzaban su momento culminante en la berakha, que en griego se dice eulogia o eucaristia: bendecir a Dios se convierte en bendición para quienes bendicen. La ofrenda hecha a Dios vuelve al hombre bendecida. Todo esto levantaba un puente desde el pasado hasta el presente y hacia el futuro: aún no se había realizado la liberación de Israel. La nación sufría todavía como pequeño pueblo en medio de las tensiones entre las grandes potencias. El recuerdo agradecido de la acción de Dios en el pasado se convertía al mismo tiempo en súplica y esperanza: Lleva a cabo lo que has comenzado. Danos la libertad definitiva.

Jesús celebró con los suyos esta cena de múltiples significados en la noche anterior a su pasión. Teniendo en cuenta este contexto, podemos comprender la nueva Pascua, que él nos dio en la santa Eucaristía. En las narraciones de los evangelistas hay una aparente contradicción entre el evangelio de san Juan, por una parte, y lo que por otra nos dicen san Mateo, san Marcos y san Lucas. Según san Juan, Jesús murió en la cruz precisamente en el momento en el que, en el templo, se inmolaban los corderos pascuales. Su muerte y el sacrificio de los corderos coincidieron. Pero esto significa que murió en la víspera de la Pascua y que, por tanto, no pudo celebrar personalmente la cena pascual. Al menos esto es lo que parece. Por el contrario, según los tres evangelios sinópticos, la última Cena de Jesús fue una cena pascual, en cuya forma tradicional él introdujo la novedad de la entrega de su cuerpo y de su sangre.

Hasta hace pocos años, esta contradicción parecía insoluble. La mayoría de los exegetas pensaba que san Juan no había querido comunicarnos la verdadera fecha histórica de la muerte de Jesús, sino que había optado por una fecha simbólica para hacer así evidente la verdad más profunda: Jesús es el nuevo y verdadero cordero que derramó su sangre por todos nosotros.

Mientras tanto, el descubrimiento de los escritos de Qumram nos ha llevado a una posible solución convincente que, si bien todavía no es aceptada por todos, se presenta como muy probable. Ahora podemos decir que lo que san Juan refirió es históricamente preciso. Jesús derramó realmente su sangre en la víspera de la Pascua, a la hora de la inmolación de los corderos. Sin embargo, celebró la Pascua con sus discípulos probablemente según el calendario de Qumram, es decir, al menos un día antes: la celebró sin cordero, como la comunidad de Qumram, que no reconocía el templo de Herodes y estaba a la espera del nuevo templo.

Por consiguiente, Jesús celebró la Pascua sin cordero; no, no sin cordero: en lugar del cordero se entregó a sí mismo, entregó su cuerpo y su sangre. Así anticipó su muerte como había anunciado: "Nadie me quita la vida; yo la doy voluntariamente" (Jn 10, 18). En el momento en que entregaba a sus discípulos su cuerpo y su sangre, cumplía realmente esa afirmación. Él mismo entregó su vida. Sólo de este modo la antigua Pascua alcanzaba su verdadero sentido.

San Juan Crisóstomo, en sus catequesis eucarísticas, escribió en cierta ocasión: ¿Qué dices, Moisés? ¿Que la sangre de un cordero purifica a los hombres? ¿Que los salva de la muerte? ¿Cómo puede purificar a los hombres la sangre de un animal? ¿Cómo puede salvar a los hombres, tener poder contra la muerte? De hecho —sigue diciendo—, el cordero sólo podía ser un símbolo y, por tanto, la expresión de la expectativa y de la esperanza en Alguien que sería capaz de realizar lo que no podía hacer el sacrificio de un animal.
Jesús celebró la Pascua sin cordero y sin templo; y sin embargo no lo hizo sin cordero y sin templo. Él mismo era el Cordero esperado, el verdadero, como lo había anunciado Juan Bautista al inicio del ministerio público de Jesús: "He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Jn 1, 29). Y él mismo es el verdadero templo, el templo vivo, en el que habita Dios, y en el que nosotros podemos encontrarnos con Dios y adorarlo. Su sangre, el amor de Aquel que es al mismo tiempo Hijo de Dios y verdadero hombre, uno de nosotros, esa sangre sí puede salvar. Su amor, el amor con el que él se entrega libremente por nosotros, es lo que nos salva. El gesto nostálgico, en cierto sentido sin eficacia, de la inmolación del cordero inocente e inmaculado encontró respuesta en Aquel que se convirtió para nosotros al mismo tiempo en Cordero y Templo.

Así, en el centro de la nueva Pascua de Jesús se encontraba la cruz. De ella procedía el nuevo don traído por él. Y así la cruz permanece siempre en la santa Eucaristía, en la que podemos celebrar con los Apóstoles a lo largo de los siglos la nueva Pascua. De la cruz de Cristo procede el don. "Nadie me quita la vida; yo la doy voluntariamente". Ahora él nos la ofrece a nosotros. El haggadah pascual, la conmemoración de la acción salvífica de Dios, se ha convertido en memoria de la cruz y de la resurrección de Cristo, una memoria que no es un mero recuerdo del pasado, sino que nos atrae hacia la presencia del amor de Cristo. Así, la berakha, la oración de bendición y de acción de gracias de Israel, se ha convertido en nuestra celebración eucarística, en la que el Señor bendice nuestros dones, el pan y el vino, para entregarse en ellos a sí mismo.
Pidamos al Señor que nos ayude a comprender cada vez más profundamente este misterio maravilloso, a amarlo cada vez más y, en él, a amarlo cada vez más a él mismo. Pidámosle que nos atraiga cada vez más hacia sí mismo con la sagrada Comunión. Pidámosle que nos ayude a no tener nuestra vida sólo para nosotros mismos, sino a entregársela a él y así actuar junto con él, a fin de que los hombres encuentren la vida, la vida verdadera, que sólo puede venir de quien es el camino, la verdad y la vida. Amén.

jeudi 25 mars 2010

Esperanza y confianza en Dios

Después de unos días sin poder publicar nada en mi bitácora, ya que me encuentro en viaje de trabajo, aprovecho un paréntesis, para no dar la impresion de haber abandonado tan pronto mi intención de compartir mis reflexiones con todos aquellos que, como yo, se empeñan en navegar contra corriente.

Gracias a Dios, la embarcación en la que lo hacemos es la barca de Pedro, contra la que nada pueden vientos y tempestades.

Esta semana he seguido con atención, y debo reconocer que tambien con desasosiego, el terrible asunto de los miembros del clero católico, principalmente en Irlanda, que convirtieron a aquellos cuya protección les habia sido confiada, en víctimas de su monstruosamente desviada conducta.

Sin embargo, después de sufrir la lectura de furibundos ataques a la Santa Madre Iglesia por parte de sus seculares enemigos, el análisis publicado hace unos días por Juan Manuel de Prada en ABC me ha devuelto la esperanza, en especial el ver negro sobre blanco en un diario como éste, la cita papal de que “el alejamiento de los propios sacerdotes y religiosos de las practicas sacramentales y devocionales que sustentan la fe y la hacen crecer... es producto del clima instaurado tras el Concilio Vaticano II”.

Recomiendo vivamente la lectura del articulo completo.

http://www.abc.es/historico-opinion/index.asp?ff=20100322&idn=114346206115

Ayer, como cada día antes de acostarme, dediqué unos minutos a la lectura de “La Imitacion de Cristo” de Tomas de Kempis, librito muy sencillo de llevar siempre en un bolsillo, de modo que se pueda aprovechar cualquier momento del día para una breve lectura y reflexión. Cuánto bien nos haría a todos perseverar en los consejos de este humilde monje que vivió hace más de quinientos años.

Ruego a Nuestro Senor Jesucristo asista al Santo Padre en su labor de conducir la Iglesia hacia la única senda que conduce a la salvación.

PS: aunque el teclado que estoy empleando no tiene acentos ni eñes, espero no haber cometido muchas faltas de ortografía. En todo caso revisaré el texto en cuanto pueda.

jeudi 11 mars 2010

Memoria histórica

Esta semana se estrena en los cines franceses la película titulada « La Rafle », que podríamos traducir como « La Redada », que muestra por primera vez a los franceses, sobre todo a las generaciones que ni lo vivieron ni lo estudiaron nunca en los libros de historia, cómo casi 13.000 judíos (4 051 niños, 5 802 mujeres y 3 031 hombres), fueron arrestados por la policía francesa entre el 16 y el 17 de julio de 1942, para ser enviados a campos de exterminio nazis.

7.000 de ellos fueron confinados durante cinco días sin comida ni agua en el velódromo cubierto de Paris, razón por la que el hecho es conocido en Francia como « la rafle du Vel d’Hiv », redada del velódromo de invierno.

El estreno ha provocado la aparición de artículos, entrevistas y testimonios en periódicos y revistas, debates y documentales en televisión...

Las actividades políticas y económicas posteriores a la guerra, del principal responsable de la operación por parte francesa, y culpable de la crueldad brutal con que se ejecutó, René Bousquet, y sus contactos cercanos con François Mitterrand, han desatado de nuevo una cierta reflexión nacional francesa sobre el colaboracionismo, el régimen de Vichy, la resistencia...

Un tema muy interesante como se puede apreciar. Y un modo de afrontar la « memoria histórica », por dura que resulte, bastante mas digna que la que sufrimos actualmente en nuestra querida piel de toro.

mercredi 10 mars 2010

Declaración sobre el aborto

“...La ley divina y la ley natural excluyen, pues, todo derecho a matar directamente a un hombre inocente.

Sin embargo, si las razones aducidas para justificar un aborto fueran claramente infundadas y faltas de peso, el problema no sería tan dramático: su gravedad estriba en que en algunos casos, quizá bastante numerosos, rechazando el aborto se causa perjuicio a bienes importantes que es normal tener en aprecio y que incluso pueden parecer prioritarios. No desconocemos estas grandes dificultades: puede ser una cuestión grave de salud, muchas veces de vida o muerte para la madre; a la carga que supone un hijo más, sobre todo si existen buenas razones para temer que será anormal o retrasado; la importancia que se da en distintos medios sociales a consideraciones como el honor y el deshonor, una pérdida de categoría, etcétera. Debemos proclamar absolutamente que ninguna de estas razones puede jamás dar objetivamente derecho para disponer de la vida de los demás, ni siquiera en sus comienzos; y, por lo que se refiere al futuro desdichado del niño, nadie, ni siquiera el padre o la madre, pueden ponerse en su lugar, aunque se halle todavía en estado de embrión, para preferir en su nombre la muerte a la vida. Ni él mismo, en su edad madura, tendrá jamas derecho a escoger el suicidio; mientras no tiene edad para decidir por sí mismo, tampoco sus padres pueden en modo alguno elegir para él la muerte. La vida es un bien demasiado fundamental para ponerlo en balanza con otros inconvenientes, incluso mas graves...

...Otro tanto hay que decir acerca de la reivindicación de la libertad sexual. Si con esta expresión se entendiera el dominio progresivamente conquistado por la razón y por el amor verdaderos sobre los impulsos del instinto, sin menos precio del placer, aunque manteniéndolo en su justo puesto -y tal sería en este campo la única libertad auténtica-, nada habría que objetar al respecto; pero semejante libertad se guardaría siempre de atentar contra la justicia. Si, por el contrario, se entiende que el hombre y la mujer son "libres" para buscar el placer sexual hasta la saciedad, sin tener en cuenta ninguna ley ni la orientación esencial de la vida sexual hacia sus frutos de fecundidad, esta idea no tiene nada de cristiano; y es incluso indigna del hombre. En todo caso, no da ningún derecho a disponer de la vida del prójimo, aunque se encuentre en estado embrionario, ni a suprimirla con el pretexto de que es gravosa...”

El sumo pontífice Pablo VI, en la audiencia concedida al infrascrito secretario de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, el día 25 de junio de 1974, ratificó, confirmó y mandó que se publicara la presente declaración sobre el aborto provocado.

Dado en Roma, en la sede de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, el 18 de noviembre, dedicación de las basílicas de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, en el año del Señor de 1974.

Cardenal Franjo SEPER
Prefecto

Jerôme HAMER
arzobispo titular de Lorium
Secretario.

mardi 9 mars 2010

La distribución de la Sagrada Comunión

CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS

INSTRUCCIÓN REDEMPTIONIS SACRAMENTUM

Sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía

«...Los fieles, habitualmente, reciban la Comunión sacramental de la Eucaristía en la misma Misa y en el momento prescrito por el mismo rito de la celebración, esto es, inmediatamente después de la Comunión del sacerdote celebrante. Corresponde al sacerdote celebrante distribuir la Comunión, si es el caso, ayudado por otros sacerdotes o diáconos; y este no debe proseguir la Misa hasta que haya terminado la Comunión de los fieles. Sólo donde la necesidad lo requiera, los ministros extraordinarios pueden ayudar al sacerdote celebrante, según las normas del derecho.

Para que también «por los signos, aparezca mejor que la Comunión es participación en el Sacrificio que se está celebrando», es deseable que los fieles puedan recibirla con hostias consagradas en la misma Misa.

«Los fieles comulgan de rodillas o de pie, según lo establezca la Conferencia de Obispos», con la confirmación de la Sede Apostólica. «Cuando comulgan de pie, se recomienda hacer, antes de recibir el Sacramento, la debida reverencia, que deben establecer las mismas normas».

En la distribución de la sagrada Comunión se debe recordar que «los ministros sagrados no pueden negar los sacramentos a quienes los pidan de modo oportuno, estén bien dispuestos y no les sea prohibido por el derecho recibirlos». Por consiguiente, cualquier bautizado católico, a quien el derecho no se lo prohíba, debe ser admitido a la sagrada Comunión. Así pues, no es lícito negar la sagrada Comunión a un fiel, por ejemplo, sólo por el hecho de querer recibir la Eucaristía arrodillado o de pie.

Aunque todo fiel tiene siempre derecho a elegir si desea recibir la sagrada Comunión en la boca, si el que va a comulgar quiere recibir en la mano el Sacramento, en los lugares donde la Conferencia de Obispos lo haya permitido, con la confirmación de la Sede Apostólica, se le debe administrar la sagrada hostia. Sin embargo, póngase especial cuidado en que el comulgante consuma inmediatamente la hostia, delante del ministro, y ninguno se aleje teniendo en la mano las especies eucarísticas. Si existe peligro de profanación, no se distribuya a los fieles la Comunión en la mano.

La bandeja para la Comunión de los fieles se debe mantener, para evitar el peligro de que caiga la hostia sagrada o algún fragmento.

No está permitido que los fieles tomen la hostia consagrada ni el cáliz sagrado «por sí mismos, ni mucho menos que se lo pasen entre sí de mano en mano». En esta materia, además, debe suprimirse el abuso de que los esposos, en la Misa nupcial, se administren de modo recíproco la sagrada Comunión.

El fiel laico «que ya ha recibido la santísima Eucaristía, puede recibirla otra vez el mismo día solamente dentro de la celebración eucarística en la que participe, quedando a salvo lo que prescribe el c. 921 § 2».

Se reprueba la costumbre, que es contraria a las prescripciones de los libros litúrgicos, de que sean distribuidas a manera de Comunión, durante la Misa o antes de ella, ya sean hostias no consagradas ya sean otros comestibles o no comestibles. Puesto que estas costumbres de ningún modo concuerdan con la tradición del Rito romano y llevan consigo el peligro de inducir a confusión a los fieles, respecto a la doctrina eucarística de la Iglesia. Donde en algunos lugares exista, por concesión, la costumbre particular de bendecir y distribuir pan, después de la Misa, téngase gran cuidado de que se dé una adecuada catequesis sobre este acto. No se introduzcan otras costumbres similares, ni sean utilizadas para esto, nunca, hostias no consagradas... »

En Roma, en la Sede de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en la solemnidad de la Anunciación del Señor, 25 de marzo del 2004.

Francis Card. Arinze
Prefecto

Domenico Sorrentino
Arzobispo Secretario


Por hoy es suficiente, volveremos sobre el tema más adelante.

lundi 8 mars 2010

¿Progreso? (II)

El sistema capitalista, impuesto tras la revolución francesa para destruir la sociedad estamental, aquella en la que cada cual sabía quién era y cuáles eran sus obligaciones con los demás, y sustituirla por la tiranía del dinero, la creación de "riqueza", la productividad, la rentabilidad y otras monstruosidades que confunden valor con precio, ha devorado al hombre moderno en una espiral maldita de autodestrucción.

El comunismo y el socialismo han sido únicamente la otra cara de la misma moneda. Materialismo histórico y otras filosofías degeneradas.

Como decía el Príncipe de Salina, Burt Lancaster, en esa obra maestra de Luchino Visconti que se llama "Il Gattopardo", un mundo de "leoni e giaguari" (leones y jaguares) fue sustituido por otro de "sciacalli e iene" (chacales e hienas).

El hombre de nuestros días está sometido a la esclavitud del consumo. Para que este sistema económico bastardo se sostenga, tiene que producir sin parar y alguien tiene que adquirir la producción. El símil mas claro es un ciclista, si deja de pedalear, a la larga se cae.

Por eso se nos explica que "necesitamos" un televisor más grande y más plano, un teléfono móvil más sofisticado, un ordenador portátil con conexiones más veloces, un coche con muchísimos artilugios...

Hay ejemplos absolutamente ridículos, como el horno microondas. Cada vez que mi mujer y yo declaramos no tener en nuestro hogar semejante cacharro, el interlocutor nos pregunta asombrado cómo calentamos la leche del desayuno. Cuando escucha que empleamos una cacerola, nos mira como si fuésemos esos tipos de las películas americanas que se visten de negro, llevan barba y viajan en carretas. El hecho de que se tarde exactamente el mismo tiempo en calentar la leche al fuego que en el microondas o que realmente la leche tenga un sabor diferente, le da exactamente igual, no usar el microondas es un atraso y punto.

Si supiese cuantas horas pasamos leyendo o conversando, cuando podríamos estar informándonos sobre el penúltimo ayuntamiento carnal de la prima de la consuegra de uno que conocía a otro que salio un día en la tele, no se lo creería. Mejor guardar el secreto.

En ocasiones, cuando mi familia y yo hemos cambiado de lugar de residencia, hemos vivido la experiencia de pasar un par de semanas en un apartamento casi vacío, por que el camión de la mudanza se lo había llevado todo ya. Entonces nos damos cuenta de lo poco que necesitamos realmente.

Mudarse y viajar, viajar de verdad, es siempre una experiencia enriquecedora, demuestra que no se tiene miedo al futuro, da la oportunidad de distinguir lo importante de lo superfluo, ayuda a desembarazarse de muchas cargas artificiales e inútiles... y sobre todo amplia el horizonte.

Siguiendo con el ejemplo de la cocina, aunque podríamos recorrer cualquier otra estancia de nuestros hogares para descubrir en cuántas estupideces malgastamos nuestra hacienda, no hay cosa más ridícula que esas cocinas llenas de artilugios inútiles como las maquinitas de café de moda que únicamente funcionan introduciéndoles unos espantosos botecitos de colores que, por supuesto, hay que comprarle al vendedor de la maquinita, o esos supuestos robots de cocina que sustituyen a la cocinera, qué pretenciosa estupidez, y que producen unos platos absolutamente deleznables, con todos los trozos de carne o verdura cortados geométricamente iguales, las texturas absolutamente uniformes y los sabores totalmente ausentes.

En mi casa, cuando nos sentamos a la mesa, siempre todos juntos, mi benjamín pronuncia la bendición y da gracias a Dios por los alimentos, yo, el pater familas, parto y distribuyo el pan con mis manos, mi esposa sirve la comida que ha cocinado ella misma de principio a fin, y tras llevarnos la primera cucharada a la boca, indefectiblemente, le dedicamos un merecidísimo aplauso.

Post scriptum: Ahora resulta que para leer libros hace falta otro cachivache electrónico destinado a reemplazar las ediciones en papel. A ver si es verdad y no imprimen más bodrios, que los libros que me interesan se imprimieron ya hace mucho tiempo.

samedi 6 mars 2010

¿Progreso? (I)

Aunque la palabra progreso, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, significa acción de ir hacia adelante o, en su segunda acepción, avance, adelanto, perfeccionamiento, la realidad es que, desde principios del siglo XIX, el liberalismo radical se apropió del término "progresismo" para elevar al rango de verdad indiscutible, el que todas su reformas revolucionarias suponían y suponen, una mejora para el hombre, y todo aquel que se opone a ellas, denominado retrógrado, es un defensor de injustos privilegios o cosas peores.

Basta liberarse de prejuicios y analizar con la razón, y con el corazón, cualquiera de los cambios a los que el "progreso" nos ha sometido, para desmontar estas falacias.

Comenzaré hoy con una pequeña reflexión sobre un tema escogido al azar, el trabajo de la mujer.

Mi abuelo ejercía una actividad profesional con la que obtenía los ingresos necesarios para el sustento de sus cinco hijos, igual que su padre hizo con él y sus trece hermanos. Mientras, mi abuela se ocupaba de lo que siempre hemos llamado criar y educar a los hijos, las múltiples tareas de la casa, etc.

Puede que algún día me anime a contar cómo mi abuelo, "javierista" hasta la médula, vio morir a doce de sus trece hermanos y hermanas entre 1936 y 1939.

Mi padre, para mantener a sus cuatro hijos sin lujo ninguno, se veía obligado a tener dos empleos, aparte de necesitar la ayuda ecónomica de sus suegros, que al haber tenido tres hijas y ningún varón, tuvieron que vender tierras y propiedades. La historia de mi abuelo materno, médico en nuestra Cruzada de Liberación Nacional y en la División Azul, merecerá también un futuro comentario.

Mi madre siguió estando siempre en casa, entregando su existencia por el bienestar de sus hijos y su esposo.

Hoy en día mi esposa y yo nos vemos obligados a trabajar fuera de casa a jornada completa para hacer frente a los usureros que me prestaron la exorbitante cantidad de dinero que necesité para adquirir el pequeño apartamento que da cobijo a mi prole.

Mis hijos están condenados a jornadas interminables fuera del hogar, sin poder disfrutar de lunes a viernes de la comida casera de su madre, en el reposo hogareño del mediodía.

Al menos sabemos aprovechar al máximo el tiempo que pasamos juntos, entre otras cosas al haber renunciado a esa puerta abierta al demonio que hay en la mayoría de los hogares, llamada televisión.

Desde luego mi mujer preferiría permanecer ejerciendo su vocación de madre y esposa durante todo su tiempo, y como he dicho, si no lo hace es por necesidad, no por "conquista social" o zarandajas por el estilo.

Supongo que muchos, con ligeras diferencias, se verán reflejados en lo que he contado.

¿Progreso?

vendredi 5 mars 2010

Catholicus Rex

Todo lo que manda el Rey,
que va contra lo que Dios manda,
no tiene valor de Ley,
ni es Rey quien así se desmanda.

Félix Lope de Vega y Carpio

jeudi 4 mars 2010

Matar inocentes

En el Boletín Oficial del Estado núm. 55 del jueves 4 de marzo de 2010, apartado de Disposiciones Generales, Jefatura del Estado, se publica la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, que comienza: «Juan Carlos I, Rey de España, a todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: que las Cortes Generales han aprobado y Yo vengo en sancionar la siguiente ley orgánica».


Después sigue un texto terrible, lleno de aberraciones, que hacen palpable a esos « todos los que la presente vieren y entendieren » que esta sociedad ha llegado al fondo más profundo posible de degeneración y podredumbre. Aunque sea terriblemente doloroso, es menester leerlo de principio a fin, sin saltarse una línea.

http://www.abc.es/gestordocumental/uploads/nacional/leyaborto.pdf
http://www.conferenciaepiscopal.es/documentos/Conferencia/AnteproyectoLeyAborto.pdf


Roguemos a Dios en caridad por el alma de todos aquellos que han contribuido por acción u omisión a que esto sucediese.

No ha sido el primer ataque del enemigo ni será el último. No por esperado el golpe es menos duro. Toca hacerse fuertes y ofrecer resistencia.

No saliendo a la calle a gritar consignas o repartir pegatinas, no estamos para chiquilladas. Se trata de defender con firmeza la Verdad, de palabra y de obra.

Defendamos con toda nuestra alma, ante quien haga falta y las veces que haga falta, que nosotros no nos doblegamos.

Abortar es un crimen horrendo. El matrimonio es la unión de un hombre y una mujer para fundar una familia. El matrimonio es indisoluble. Las prácticas aberrantes entre personas del mismo sexo son degeneradas y execrables...

Eduquemos a nuestros hijos sin miedo, estando atentos a cuantas mentiras pretendan hacerles creer, dejando claro que el asesinato del inocente nunca es una opción valida, que cuantas dificultades se nos presenten en la vida pueden afrontarse siempre con valentía y la ayuda inestimable de Dios.

Basemos nuestras vidas en el amor. El amor de los esposos, el amor filial, el fraternal... Perseveremos en la oración y las lecturas santas.

No tengamos miedo, ya que Nuestro Señor Jesucristo nos acompaña siempre.

Denunciemos a los falsos católicos que siembran la confusión y el escándalo.

lundi 1 mars 2010

Química

Hace unos días estaba estudiando con uno de mis hijos una lección sobre las diferentes transformaciones de la materia. Juntos repasamos que si un trozo de madera se parte en dos, hemos asistido a una transformación física. Si quemamos uno de los trozos, lo que se produce, la combustión, es una transformación química. Y si finalmente no son la moléculas las que se descomponen en átomos que a su vez se reagrupan formando moléculas diferentes, si no que los propios átomos varían su estructura y composición dando lugar a átomos, iones, o partículas diferentes, nos encontramos ante las transformaciones nucleares o atómicas.


Tras unos cuantos ejemplos ilustrativos, el apasionante mundo de la química, que era de lo que se trataba, abrió sus puertas a mi hijo para una nueva aventura de estudio y conocimiento.

Sólo una pregunta más ¿se te ocurre una transformación de la que no hayamos hablado? No sé papá... a lo mejor te refieres a la Consagración en la misa. Efectivamente hijo mío, me refería a la transustanciación.

¿Pero es una verdadera transformación? ¿De verdad el pan y el vino se transforman en el cuerpo y la sangre de Cristo? ¿Dios esta presente realmente en la Comunión?

Por supuesto que si hijo mío, por eso nos arrodillamos durante la Consagración, por eso el sacerdote deposita las Hostias Sagradas en recipientes de oro, por eso no osamos tocarlas con nuestras manos durante la Comunión y por eso el acólito sostiene una bandeja de oro bajo nuestra boca para evitar que caigan al suelo.

Por eso también el Sagrario debe presidir nuestro Templo y no estar relegado a un lateral escondido. Por eso las Hermanas Celadoras del Santísimo Sacramento, cuyo convento, como recordarás, visitamos hace poco, fabrican el Pan Eucarístico con tanto celo material y espiritual y mantienen siempre una guardia de oración en el Sagrario de su capilla.

¿Aquella monjita tan simpática que nos enseñó como hacían las formas? ¿Cómo se llamaba, papá?

Sor Felisa.

Es verdad, y nos dejo probar los “recortes”. Claro que me acuerdo. Creo que mañana le contaré a la profesora de química que en el libro se han olvidado de una transformación de la materia muy importante.

Hazlo, claro que si. Para algunos de tus compañeros puede que sea la oportunidad de escuchar estas cosas por primera vez.