El lamentable espectáculo montado con ocasión de la muerte de Adolfo Suarez se está volviendo absolutamente insoportable.
Y ya no es cuestión de la vergüenza ajena que producen la gran mayoría de las exequias modernas, es algo aún peor.
Por eso seré lo más breve y esquemático posible, para no perder ni un minuto más de lo estrictamente necesario con este asqueroso asunto.
Adolfo Suarez lo que fue es un traidor, de libro. En lenguaje políticamente correcto, las plañideras oficiales del régimen partitocrático no paran de decir que “desde dentro de las estructuras del régimen franquista, impulsó las reformas…” bla, bla, bla. Un traidor de libro, insisto, así se llama eso en castellano.
Tiene una excusa bastante buena, eso sí, ya que seguía directrices del que fuera nombrado por el Caudillo jefe del estado, sobre el que sí recae la acusación de traición y perjurio sin posibilidad de defensa posible.
Lo de “desde dentro de las estructuras del régimen” es interesante especificarlo. Hablamos de un tipo que con 26 años ingresa en la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, llegando 17 años después al cargo de Ministro Secretario General del Movimiento. Un “demócrata de toda la vida”, claro está.
El asunto del “consenso” también es de órdago. Nadie cree ni ha creído nunca en el consenso, la negociación o el diálogo político, nadie. Cuando el adversario quiere parlamentar, es porque está vencido, de libro otra vez. Si el que pide parlamentar lo hace desde el poder, es evidente que se trata de un traidor que abre las puertas del castillo desde dentro para que entren los sitiadores al saqueo. Porque ese es el término que resume los últimos cuarenta años de historia de España, saqueo.
Toda la prosperidad y riqueza obtenidas con el sudor y el sacrificio de los españoles, de todos los españoles, bajo la firme y decidida dirección de Francisco Franco, que ciertamente merece ser llamado Caudillo de España, a cada uno lo suyo, ha sido saqueada, entregada a la rapiña, mal vendida, esquilmada… “A Suarez le debemos haber llegado hasta aquí”, recitan los sinvergüenzas que gobiernan nuestra pobre Patria. Pues era para haberlo fusilado hace años, sinceramente.
¡Y ahora sus restos reposan en una Iglesia! ¡Los restos del responsable de la primera Constitución española que ni siquiera menciona a Dios! ¡Los restos del responsable de la legalización del divorcio! ¡Los restos del responsable de la legalización del Partido Comunista!