mercredi 26 mars 2014

Otro traidor muerto

El lamentable espectáculo montado con ocasión de la muerte de Adolfo Suarez se está volviendo absolutamente insoportable.

Y ya no es cuestión de la vergüenza ajena que producen la gran mayoría de las exequias modernas, es algo aún peor.

Por eso seré lo más breve y esquemático posible, para no perder ni un minuto más de lo estrictamente necesario con este asqueroso asunto.

Adolfo Suarez lo que fue es un traidor, de libro. En lenguaje políticamente correcto, las plañideras oficiales del régimen partitocrático no paran de decir que “desde dentro de las estructuras del régimen franquista, impulsó las reformas…” bla, bla, bla. Un traidor de libro, insisto, así se llama eso en castellano.

Tiene una excusa bastante buena, eso sí, ya que seguía directrices del que fuera nombrado por el Caudillo jefe del estado, sobre el que sí recae la acusación de traición y perjurio sin posibilidad de defensa posible.

Lo de “desde dentro de las estructuras del régimen” es interesante especificarlo. Hablamos de un tipo que con 26 años ingresa en la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, llegando 17 años después al cargo de Ministro Secretario General del Movimiento. Un “demócrata de toda la vida”, claro está.

El asunto del “consenso” también es de órdago. Nadie cree ni ha creído nunca en el consenso, la negociación o el diálogo político, nadie. Cuando el adversario quiere parlamentar, es porque está vencido, de libro otra vez. Si el que pide parlamentar lo hace desde el poder, es evidente que se trata de un traidor que abre las puertas del castillo desde dentro para que entren los sitiadores al saqueo. Porque ese es el término que resume los últimos cuarenta años de historia de España, saqueo.

Toda la prosperidad y riqueza obtenidas con el sudor y el sacrificio de los españoles, de todos los españoles, bajo la firme y decidida dirección de Francisco Franco, que ciertamente merece ser llamado Caudillo de España, a cada uno lo suyo, ha sido saqueada, entregada a la rapiña, mal vendida, esquilmada… A Suarez le debemos haber llegado hasta aquí”, recitan los sinvergüenzas que gobiernan nuestra pobre Patria. Pues era para haberlo fusilado hace años, sinceramente.

¡Y ahora sus restos reposan en una Iglesia! ¡Los restos del responsable de la primera Constitución española que ni siquiera menciona a Dios! ¡Los restos del responsable de la legalización del divorcio! ¡Los restos del responsable de la legalización del Partido Comunista!

mardi 18 mars 2014

Crimea o Aranjuez

Continúo con mi costumbre de reproducir escritos de autores con mucha más habilidad literaria que yo. Hoy con el último de Kiko Méndez-Monasterio en su sección de La Gaceta, Trafalgares y Lepantos. Cualquier parecido con lo que llevo tiempo diciendo al respecto, sin duda, no es coincidencia:

Yo las últimas noticias que tengo de la guerra de Crimea son el cabreo que se cogía el mejor Dostoyevski -ya reaccionario-, por la traición de Europa

No me he apuntado al curso acelerado sobre Crimea que deben haber hecho tantos columnistas, y que les permite desentrañar hasta la última causa del conflicto cuando no están hablando de Mourinho, que es muy a menudo.

Ni siquiera terminé el máster que parece obligado en la profesión desde hace unos años, el de la crisis, diseñado para hacernos a todos economistas y expertos en las calificaciones del riesgo, que no lo sé pero imagino que en el acto de graduación deben llamar a Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán para cantar “Linda prima”.

Yo las últimas noticias que tengo de la guerra de Crimea son el cabreo que se cogía el mejor Dostoyevski -ya reaccionario-, por la traición de Europa, en especial de Francia y de Inglaterra, que se aliaban con los turcos contra la Santa Rusia.

Dostoyevski, que de joven había amado los cantos occidentales de anarquía, liberalismo y democracia, acabó señalándolos a todos simplemente como demonios, sin apellidos, entendiendo que sus diferencias eras matices del mismo error. Y le llevaban esos demonios viendo a las potencias occidentales aliadas con los infieles, sólo para incordiar al Zar.

De aquella guerra también recuerdo a Errol Flynn al mando de la brigada ligera, cargando en Balaclava. Y poco más.

Mi ignorancia sobre el itinerario de los gaseoductos o el porcentaje de rusohablantes y tártaros en la región, y mi pereza para ponerme a estudiar qué es eso de El maidán del que todo el mundo habla -con la misma familiaridad con que llamaban Madiba a Mandela- me permite acercarme a la cuestión con el único prejuicio de pensar que estas cosas pasan por liquidar el imperio austro húngaro, que Dios no guardó lo suficiente.

Y un ignorante del tema -ni siquiera sé porque ahora a los ucranianos les llamamos ucranios-, de verdad que lee las noticias de los últimos meses y se queda perplejo.

En resumen, aquí lo que Obama y la vetusta Europa están vendiendo es que las revueltas de Kiev -que han derrotado a un gobierno salido de las urnas- son la máxima expresión de la democracia; y que, al contrario, un referéndum apoyado por más del noventa por ciento de la población es un acto ilegítimo que la comunidad internacional no puede reconocer. Es como si aplaudimos el motín de Aranjuez y condenamos a las Cortes de Cádiz.


vendredi 7 mars 2014

Lejanas revoluciones

JUAN MANUEL DE PRADA

Como no somos burgueses, no podemos ver con agrado lo que sucede en Ucrania

Observaba Nicolás Gómez Dávila que «nada enternece más al burgués que el revolucionario de país ajeno». Y es que, en efecto, el burgués abomina de las revoluciones en casa, porque dejan olor a pies en el ambiente; en cambio, gusta mucho de embellecer las revoluciones cuando suceden lejos. Vista en la distancia, la toma de la Bastilla puede parecer un magno acontecimiento histórico en el que los asaltantes pronuncian muy lindos discursos y los liberados protagonizan gestas heroicas; vista de cerca, en cambio, la toma de la Bastilla no es sino el asalto de unas turbas regurgitantes de vino peleón a una comisaría de barrio donde estaban encerrados cuatro pelmas borrachos y algún pobre loco evadido del manicomio.

Pero las revoluciones acaban siempre volviéndose contra los burgueses que las embellecieron, como les ocurrió a aquellos snobs británicos del XIX que escribían tratados sobre la libre determinación de los pueblos, mientras cazaban tigres en Bengala; y que acabarían viendo consternados cómo se les escapaba la inmensa India, de cuyo saqueo tanto se habían beneficiado.

En España, nuestros burgueses se pusieron como la niña del exorcista cuando unos mozos con las tripas horras y el cacumen ahíto de propaganda quisieron montar una revolución sedente y primaveral en la Puerta del Sol; en cambio, están emocionadísimos y como poseídos de una suerte de lujuria democrática con los mozos ucranianos que han montado una revolución invernal y destrozona, deponiendo presidentes, montando parlamentos de chichinabo y descalabrando policías.

Pero la razón de que los revolucionarios fracasados de la Puerta del Sol repeliesen a nuestros burgueses, tan enternecidos en cambio con los revolucionarios triunfantes de Ucrania, nos la explica también Gómez Dávila: «Las revoluciones victoriosas han sido desbordamientos de codicias. Sólo las revoluciones derrotadas suelen ser insurrecciones de oprimidos».

En este desbordamiento de codicias que acontece en Ucrania descubrimos, además, otro rasgo muy propio de las revoluciones de hogaño. Las turbas hediondas que fueron a la Bastilla no sabían que aquello era «la toma de la Bastilla», porque la Historia se tomaba su tiempo en decantar los hechos. En cambio, los peleles que, al dictado de los intoxicadores de la CIA o de Bruselas, levantan barricadas en Kiev creen estar protagonizando un «acontecimiento histórico», porque así lo repiten los noticiarios, las tertulias televisivas u olimpiadas del anacoluto, los retuiteos infestados de faltas de ortografía y demás subgéneros atorrantes de la propaganda democrática. Y así, vemos en los revolucionarios ucranianos un modo de ser, de comportarse, de moverse y de saludar a la cámara propios de los «personajes históricos», aunque sólo sean unos pobres peleles que ni siquiera saben quiénes manejan sus hilos.

Como no somos burgueses, no podemos ver con agrado lo que sucede en Ucrania, porque sabemos que toda revolución no hace sino agravar los males en contra de los cuales estalla. Y, además, tampoco podemos olvidar que, allá en una noche lejana del siglo XV, rodeado por la nieve antigua y litúrgica de Rusia, el monje Filoteo profetizó: «Bizancio es la segunda Roma; la tercera Roma será Moscú».

A lo mejor por eso los revolucionarios de Ucrania, cuna de Femen, quieren arrimarse a la Unión Europea, que es el campo de operaciones donde las guarras de Femen retozan tan ricamente, profanando iglesias; porque, desde luego, en la tercera Roma ya saben que, si se ponen a profanar templos, las mandan de vacaciones a Siberia, como les ocurrió a sus amiguitas del Coño Amotinado (vulgo Pussy Riot).

El Alcázar en llamas

El día 6 de marzo de 1862 fue un día aciago no solamente para el Alcázar de Segovia y su Real Colegio de Artillería, sino también para la Historia viva de las Españas, al perderse para siempre recuerdos valiosísimos, testigos excepcionales de su grandeza.

En las primeras horas de la mañana se declaró el terrible incendio que destruiría por completo el magnífico castillo, dejándolo reducido a un montón de brasas y cenizas en las que se consumieron ricos artesonados, muebles, armas y trofeos, miles de libros, modelos científicos, obras de arte y reliquias. Páginas enteras de nuestra Historia fueron consumidas por las llamas aquel día.

Lo que sí se salvó del incendio fue el sentimiento del deber y la viril energía del profesorado y los cadetes del Real Colegio de Artillería, desde hace 250 años la más antigua de las academias militares del mundo, pues tal como se acostumbra a hacer en un verdadero reino a la muerte del soberano, proclamando ¡El Rey ha muerto!¡Viva el Rey!, ese mismo día y aún humeantes las ruinas del Alcázar de Segovia, las clases se reanudaron en el convento de San Francisco, donde aún hoy en día, y mientras siga resistiéndose a las felonías, traiciones y arbitrariedades de los politicastros sin conciencia ni honor que sufre la Patria desde hace tanto tiempo, el Real Colegio de Artillería de Segovia sigue formando la mente y el espíritu de los artilleros españoles, haciendo honor a la máxima del Brigadier García Loygorri, héroe de Alcañiz, "Cuando una educación noble e ilustrada despeja el entendimiento y fortalece el corazón, aunque no alcance a transformar en héroes a todos los que la reciben, tiene una gran probabilidad de predisponer a muchos y de conseguir algunos".

mardi 4 mars 2014

¿Será en Sebastopol?

Todo parece indicar que sí, pero ya veremos.

No perdamos de vista de qué estamos hablando. No caigamos en las trampas dialécticas de siempre. No hablamos de invasión ni de independencia, no hablamos de derechos humanos, tampoco de autodeterminación ni otras zarandajas modernistas. No.

¿Alguien se acuerda de la brigada ligera?  Media legua, media legua, por el Valle de la Muerte cabalgaron los seiscientos…

La Guerra de Crimea, 1853-1856. Una guerra de religión, tengámoslo presente. El turco, que ocupa Constantinopla desde aquella triste fecha del 29 de mayo de 1453, erigido en árbitro entre cristianos. Rusia defiende a los Ortodoxos y Francia a los Católicos.

Rusia, tras haber contribuido a la defensa de Europa frente a las oleadas revolucionarias del XIX, espera algo de lealtad cristiana, pero finalmente Inglaterra, siempre Inglaterra, arrastra a Francia a la guerra en apoyo del turco y en contra de Rusia.

Proteger sus intereses comerciales y evitar que Rusia pueda emplear el mediterráneo está para la pérfida Albión por encima de cualquier otra consideración.

¿Y que nos jugamos hoy en Crimea? Absolutamente todo.

Hagamos cuentas y reflexionemos un poco. Sabemos qué defienden los gobiernos de los Estados Unidos de América y el Reino Unido, con su corte de plañideras y esclavos europeos.

Sabemos que la cadena que nos esclaviza se llama deuda, Banco Mundial y FMI, etc.

Sabemos que nuestros gobiernos seguirán aplicándonos el látigo mientras así lo exijan sus amos. Sin piedad, sin esperanza.

Y sabemos que todo el poder del monstruo que controla el mundo, con su entramado criminal de instituciones financieras en las que no existe el más mínimo atisbo de control exterior o democracia de ningún tipo y mediante la férrea dirección de sus redes internacionales de medios de comunicación, todo su poder se asienta sobre barro. Mejor dicho sobre papel, el de los billetes de dólar, moneda que no tiene en nuestros días el más mínimo valor real.

Nadie que haya desafiado al dólar ha sobrevivido. Oriente es un reguero de víctimas mortales del dólar, y África, y Asia también.

Pero en Rusia corren nuevos tiempos. Alguien ha logrado unir de nuevo a Rusia. El oso ruso despierta y su fuerza parece mayor que nunca.

Su fuerza, no nos equivoquemos, es fundamentalmente moral. Firmeza en la defensa de los principios. Civilización cristiana.

Y la fortaleza interna en combinación con la fortaleza natural de la mayor de las naciones de la tierra no es algo que pase desapercibido.

Desde finales del año pasado la Rusia Cristiana Ortodoxa y la atea y relativista Unión Europea se disputan Ucrania. ¿Alguien sigue creyendo en los movimientos populares después de la “primavera árabe”?

Y ahora, con el legítimo presidente ucraniano exiliado en Rusia, los esclavos del dólar creían haber consumado la invasión económica en su desesperado proceso de expansión tras haber dejado ya Occidente esquilmado y como un erial.

Pero las invasiones imperialistas modernas pueden aún ser desafiadas con las armas clásicas, con fuerza y con determinación.

Estemos atentos.


Y rezando.


lundi 3 mars 2014

Héroes olvidados: García Loygorri en Alcañiz

Efeméride

El día 3 de Marzo de 1816, se concede la primera Cruz de San Fernando. Tal honor correspondió al Coronel de Artillería D. Manuel Garcia-Arista y Loygorri, por su excepcional comportamiento en la batalla de Alcañiz, el 23 de Mayo de 1809.

Batalla de Alcañiz

Organizado en Tortosa el llamado Segundo ejército de la Derecha o de Aragón y Valencia, de cuyo mando se encargó el general español D. Joaquín Blake, salió éste de dicho punto el 7 de mayo, en cuanto supo habían disminuido considerablemente las fuerzas enemigas que ocupaban el primero de dichos reinos, y tomando la dirección de Zaragoza con unos 9.000 hombres (500 de caballería), obligó el 18 a la división francesa del general Laval a evacuar a Alcañiz.

El general napoleónico Suchet, que acababa de tomar el mando del III Cuerpo, mandado antes por Junot, tuvo noticia de ello en Zaragoza el 20, y deseando escarmentar a Blake, salió sin pérdida de tiempo de la capital con casi toda la Segunda división, marchando a reforzar a la Primera, que era la de Laval, concentrada en las alturas de Híjar, reuniendo entre ambos 10.000 infantes y 800 caballos. A las seis de la mañana del 23 apareció el enemigo por los caminos de Zaragoza y de Samper, retirándose, a su aproximación, la vanguardia española que regía D. Pedro de Tejada. Los franceses atacaron primeramente nuestra derecha, sobre la que se dirigieron, precedidas de fuertes guerrillas, dos columnas, una de frente y la otra hacia la cañada que había en su flanco, con ánimo de envolverla; mas fueron rechazados fácilmente, replegándose con orden y algunas pérdidas, perseguidos por las tropas de Areizaga.

Pareciendo que el enemigo persistía en su intento, ordenó entonces Blake que la columna de Menchaca y la caballería hiciesen una diversión por el centro y cargasen de flanco a los contrarios, si intentaban un segundo ataque a los Pueyos, como sucedió efectivamente, avanzando de nuevo los revolucionarios con su acostumbrada bizarría. Trató de acometerlos en aquel momento la caballería española; pero algo desordenada por las descargas de los infantes situados en la falda del cerro del Portel, de las que cayó herido su jefe el brigadier D. Miguel Ibarrola, salió al encuentro de nuestros jinetes la caballería imperial, muy superior en número y calidad, y no pudiendo resistir la carga, retrocedieron aquellos al abrigo de los infantes de Menchaca, replegándose unos y otros ordenadamente a la línea de batalla bajo la protección de las tropas de la derecha.

Los enemigos acometieron ya sin obstáculo alguno, con la mayor decisión; pero todos sus esfuerzos se estrellaron contra la firmeza de los soldados de Areizaga, en su mayor parte aragoneses, que por segunda vez los escarmentaron, obligándolos a desistir definitivamente de su empresa. A pesar de este revés, no perdió Suchet la esperanza de conseguir el triunfo con que pensaba inaugurar su mando, y formando una gruesa columna de más de 2.000 hombres con las tropas que no habían tomado todavía parte en el combate, la lanzó, guiada por el valiente general Fabre, contra el centro de los españoles, mientras los demás cuerpos imperiales amenazaban y tenían en jaque a las restantes tropas de las alas para que no acudiesen en auxilio de aquél.

Arma al brazo, con gallardo continente y resuelto paso, avanzaron los napoleónicos por el llano, sin alterar un instante su correcta formación, a pesar del fuego de la artillería y de la infantería españolas, que se hacía más vivo y certero a medida que se iban aproximando; mas nada contiene la furia tricolor y arrolladas las guerrillas caían ya los enemigos sobre el cerro de las Horcas, manifestando su confianza en la victoria por los hurras y entusiasmo que los animaba, cuando a pocos pasos de las piezas vacila la columna, se detiene y entrega momentos después a la fuga más desordenada.

El fuego vivísimo de los infantes de Saboya, América y Valencia, y sobre todo el de metralla de la artillería española, brillantemente dirigida por el brigadier García Loigorri y servida con una firmeza, serenidad y sangre fría imponderables, había barrido materialmente las primeras fracciones de la columna y desbaratado las demás, dando la victoria a nuestras armas.

En Alcañiz, García Loigorri dispuso con enorme acierto la ubicación de las diecinueve piezas de artillería con que contaban las fuerzas españolas, esperando a dar las órdenes de fuego, con gran serenidad y sangre fría, a que las tropas enemigas estuvieran casi encima, desbaratándolas y poniéndolas en fuga.

El brigadier García Loigorri, que se había distinguido ya notablemente en las derrotas de Llinás, de Molins de Rey y de Valls, obtuvo el 1º de junio siguiente, por su incontrastable denuedo y bizarría, el empleo de mariscal de campo, a los ocho meses de su ascenso a brigadier, y posteriormente el 3 de Marzo de 1816 la Cruz Laureada de San Fernando (de cuarta clase), la primera que brilló en el uniforme del Real Cuerpo de Artillería.

samedi 1 mars 2014

Los nuevos mártires de la tradición

La Fiesta de los Mártires de la Tradición que estos días, 10 de marzo, celebramos tiene, de siempre, una doble referencia: a los mártires sangrientos del sentido estricto, a los nuevos y heridos en combate, en atentados y reyertas, y a los que sin derramamiento de sangre han sufrido en el discurrir de sus vidas notables quebrantos económicos y sociales por propagar y defender ideas y posturas católicas, antilaicistas y patrióticas.

Estas dos referencias han coincidido siempre, pero en distinta cuantía y proporción según las épocas. Los derramamientos de sangre acarrean, además, pérdidas económicas y retraimiento social. Y las distintas ideologías producen, además, dolores de cabeza y trastornos psicosomáticos y adelgazamiento. Los enemigos del Carlismo se han esforzado en presentarlo como un movimiento principalmente guerrero, con mártires cruentos, pero de esto llena sólo una parte menor de su historia cuajada en mucha mayor extensión de disputas ideológicas. En el día de hoy hay mucho más derramamiento de tinta, saliva, sudor y lágrimas que de sangre. Hay más mártires incruentos que cruentos debido a los cambios sociales. Aumenta en proporciones patológicas el número de funcionarios y el de empleados respecto de los profesionales liberales, artesanales y autónomos.

En el mundo laboral cerrado de los escalafones militares y de la Administración, y en el de las grandes empresas, cada vez mayores, se ha impuesto la moda de que el ascenso o la promoción, como se llama en la vida laboral civil, se alcance cada vez menos simplemente por antigüedad o por algún otro parámetro sencillo, y la designación clásica es reemplazada por una “evaluación” compleja de circunstancias que a veces se llaman “méritos” entre los cuales pesan, y no poco, aunque sutilmente, posturas y actividades ideológicas de todas clases y también religioso políticas

Todos los funcionarios saben que para su ascenso o promoción es peligroso “significarse”. Es peligroso ser “sal de la tierra” o “luz del mundo”. Por un no perder esta condición evangélica, por no callar, se está engrosando silenciosamente un batallón de nuevos Mártires de la Tradición. Algunos sufren mucho a veces parcialmente de manera visible, para que aprendan los que miran, y siempre muchos más, en silencio.

Correlativamente, los nuevos perseguidores de los confesores ya no son los asesinos clásicos sucios y desarrapados, de lenguaje soez y blasfemo, sino “ejecutivos” gastados en el vestir, corteses y de pocas palabras y algunos con un cierto aire demócrata cristiano; escuchan a los tradicionalistas con una sonrisita recortada con aire de superioridad y de perdonavidas, y les someten a un toreo elegante suave y eficaz. ¡Cuántos católicos tradicionalistas son sutilmente postergados así, sin explicaciones, lo cual acentúa la humillación y el sufrimiento, por su oposición a la laicidad y al laicismo positivo, por oponerse a las sectas y exaltar la confesionalidad católica del Estado!

Acentúa el carácter novedoso de esta nueva forma de persecución incruenta que los nuevos perseguidores cuentan con un arsenal de cacharritos electrónicos, siempre “de la última generación”, que les permiten acceder al fondo de la intimidad de sus víctimas y descubrir en él rendijas por donde destilar su veneno. Las pocas veces que manifiestan su pensamiento lo hacen a favor del mal menor, de la separación de la Iglesia y del Estado y a favor de otras “tradiciones religiosas”.

Pero ante ellos, sus nuevas víctimas, los nuevos Mártires de la Tradición, siguen, valientes, pensando, como los ya consagrados por la historia, que “Ante Dios nunca serás héroe anónimo”.

Manuel de SANTA CRUZ
Siempre p’alante, nº 713, 1.3.2014, p. 3