jeudi 16 janvier 2014

Gamonal ¿Y ahora qué?

Es la pregunta fundamental ¿no? Porque el análisis de la situación es relativamente sencillo.

El sistema político no sólo está corrompido hasta la médula, si no que ha conseguido generar eficacísimos mecanismos de autodefensa que hacen prácticamente imposible el éxito de cualquier iniciativa que pretenda derribarlo o simplemente reformarlo.

Los “demócratas de toda la vida” están “superilusionadísimos que lo flipas” porque “fijaté” que la “democracia real” ha triunfado en Burgos, y “el pueblo unido jamás será vencido” y bla, bla, bla. Dan ganas de vomitar.

La cuestión es que sin duda, pero sin duda alguna, el “proyecto urbanístico”, que es como se llaman ahora la obras de toda la vida, estaba tan corrupto como toda la política actual, que todos los implicados iban a sacar tajada, empezando por el cacique local, que se llama Antonio Miguel Méndez Pozo y a pesar de haber pasado un tiempo a la sombra por falsedad documental en un caso de corrupción inmobiliaria, lo normal, resulta que es el dueño de los periódicos, radio y televisión de su provincia. ¿Quiere usted estar bien informado de lo que pasa en Burgos? Pues no se le ocurra comprar el Diario de Burgos hombre de Dios. Y si para informarse de lo demás sigue usted comprando el ABC, El País o El Mundo, pues ¿qué quiere que le diga alma de cántaro?

Y claro, a nadie le gusta que su calle se pase en obras año y pico ¡que me lo digan a mí! y menos para hacer un aparcamiento subterráneo y vender las plazas a veinte mil eurazos, que las comprarán los de siempre y luego si quieres aparcar las alquilas al precio que ellos digan.

Total que algunos vecinos no aguantan más, patalean un poquito, los agitadores profesionales del sistema ven la oportunidad, y ya tenemos portavoces, consignas, pancartas, banderas de la república y contenedores quemados. Y como la cosa funciona, en Madrid lanzamiento de cócteles Molotov a la policía y luego “brutalidad policial”, “fascistas, que son unos fascistas”, bla, bla, bla.

Asunto resuelto, amenaza neutralizada. Las obras tendrán que esperar, ya veremos cuanto, pero no hay peligro de que la “movilización ciudadana”, yo es que me parto, llegue a nada serio. Los agitadores profesionales del sistema, ya saben, pañuelo palestino, sudadera con capucha y banderita tricolor, que en Cataluña se cambia por la de la segunda equipación del Barça con estrella y en las Vascongadas por la “Union Jack” para daltónicos con pancarta de “acercamiento” de presos terroristas, se han ya hecho con el control.

¿A nadie le parece absurdo que haya una manifestación violenta en Madrid por las obras de una calle de Burgos?

No pasa de ser una anécdota. Pero la cosa sigue como estaba, una república corrupta con una pantomima de casa real figurando como jefatura del estado, detentada por la rama borbónica usurpadora que se comporta como acostumbra ¿le sorprende a alguien? Prohibición legal de participar en política para el que no pertenezca a los partidos políticos que se turnan y reparten el poder, ley electoral que prohíbe que un partido ajeno al apaño consiga jamás entrar en el juego, la corrupción como sistema perfectamente organizado, y la componenda como única acción política para todo.

Lo más grave, sin ninguna duda, el sistema educativo obligatorio convertido en una máquina de idiotizar niños y jóvenes hasta niveles espeluznantes.

¿Y ahora qué? nos preguntábamos. Pues ahora nada de nada. A esperar sentados ¿no? ¿O acaso creemos que se arregla algo firmando alertas por internet? Que si hay que firmarlas se firman, que es barato, pero vamos… Donde esté rezar…

Ayer, hoy y siempre, los edificios sólo pueden construirse empezando por los cimientos. El que quiera saber lo que pasa cuando se edifica sobre arena que se lea el Evangelio.

Sin volver a los únicos fundamentos válidos, el Catolicismo auténtico, sin rebajas ni edulcorantes, la sabiduría clásica, las virtudes cívicas y sobre todo el orden social fundamentado en la familia, también la auténtica ya saben, un matrimonio con un padre cabeza de familia en toda la amplitud del término, una madre con todo lo que significa esta palabra, y los hijos “como brotes de olivo en torno a la mesa”, que es el único sitio donde impartir y recibir educación, sin todo esto, que no se consigue de hoy para mañana, no hay absolutamente nada que hacer.

Pesimistas esperanzados es lo que somos los católicos, y nuestra única esperanza es Cristo, ni más ni menos.
Sí que es esperanzador que escriba un libro tan inusitada y sorprendentemente bueno la jefa de opinión de un diario de economía, que tiene que informar cada día sobre este sistema repugnante que llamamos capitalismo. A los que aún nos les de suficiente asco el capitalismo tienen dos opciones, si les gusta la versión novelada vean la película “Margin Call”, y si lo prefieren a modo de ensayo vean la película “Inside job”. O mejor las dos, y ya me contarán.

El libro se llama “El despertar de la señorita Prim”. Mi recomendación es leerlo, y leerlo disfrutando y con detenimiento, sin pasar por alto ningún detalle, ninguna referencia de las que menciona cada personaje de esta pequeña novela. Y no se lo tomen como una utopía del tipo del “Shangri La” de “Los horizontes perdidos” de Hilton. Escapar del ruido es posible, si uno sabe a donde dirigirse.


PS: Han vuelto a operar a Padilla, “el ciclón de Jerez”. Que todo salga bien maestro, le necesitamos y no sólo para verle torear.

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