Es la pregunta
fundamental ¿no? Porque el análisis de la situación es relativamente sencillo.
El sistema político
no sólo está corrompido hasta la médula, si no que ha conseguido generar
eficacísimos mecanismos de autodefensa que hacen prácticamente imposible el
éxito de cualquier iniciativa que pretenda derribarlo o simplemente reformarlo.
Los “demócratas de
toda la vida” están “superilusionadísimos que lo flipas” porque “fijaté” que la
“democracia real” ha triunfado en Burgos, y “el pueblo unido jamás será
vencido” y bla, bla, bla. Dan ganas de vomitar.
La cuestión es que
sin duda, pero sin duda alguna, el “proyecto urbanístico”, que es como se
llaman ahora la obras de toda la vida, estaba tan corrupto como toda la
política actual, que todos los implicados iban a sacar tajada, empezando por el
cacique local, que se llama Antonio Miguel Méndez Pozo y a pesar de haber
pasado un tiempo a la sombra por falsedad documental en un caso de corrupción
inmobiliaria, lo normal, resulta que es el dueño de los periódicos, radio y
televisión de su provincia. ¿Quiere usted estar bien informado de lo que pasa
en Burgos? Pues no se le ocurra comprar el Diario de Burgos hombre de Dios. Y
si para informarse de lo demás sigue usted comprando el ABC, El País o El
Mundo, pues ¿qué quiere que le diga alma de cántaro?
Y claro, a nadie le
gusta que su calle se pase en obras año y pico ¡que me lo digan a mí! y menos
para hacer un aparcamiento subterráneo y vender las plazas a veinte mil
eurazos, que las comprarán los de siempre y luego si quieres aparcar las
alquilas al precio que ellos digan.
Total que algunos
vecinos no aguantan más, patalean un poquito, los agitadores profesionales del
sistema ven la oportunidad, y ya tenemos portavoces, consignas, pancartas,
banderas de la república y contenedores quemados. Y como la cosa funciona, en
Madrid lanzamiento de cócteles Molotov a la policía y luego “brutalidad
policial”, “fascistas, que son unos fascistas”, bla, bla, bla.
Asunto resuelto,
amenaza neutralizada. Las obras tendrán que esperar, ya veremos cuanto, pero no
hay peligro de que la “movilización ciudadana”, yo es que me parto, llegue a
nada serio. Los agitadores profesionales del sistema, ya saben, pañuelo
palestino, sudadera con capucha y banderita tricolor, que en Cataluña se cambia
por la de la segunda equipación del Barça con estrella y en las Vascongadas por
la “Union Jack” para daltónicos con pancarta de “acercamiento” de presos
terroristas, se han ya hecho con el control.
¿A nadie le parece
absurdo que haya una manifestación violenta en Madrid por las obras de una
calle de Burgos?
No pasa de ser una
anécdota. Pero la cosa sigue como estaba, una república corrupta con una
pantomima de casa real figurando como jefatura del estado, detentada por la
rama borbónica usurpadora que se comporta como acostumbra ¿le sorprende a
alguien? Prohibición legal de participar en política para el que no pertenezca
a los partidos políticos que se turnan y reparten el poder, ley electoral que
prohíbe que un partido ajeno al apaño consiga jamás entrar en el juego, la
corrupción como sistema perfectamente organizado, y la componenda como única
acción política para todo.
Lo más grave, sin
ninguna duda, el sistema educativo obligatorio convertido en una máquina de
idiotizar niños y jóvenes hasta niveles espeluznantes.
¿Y ahora qué? nos
preguntábamos. Pues ahora nada de nada. A esperar sentados ¿no? ¿O acaso
creemos que se arregla algo firmando alertas por internet? Que si hay que
firmarlas se firman, que es barato, pero vamos… Donde esté rezar…
Ayer, hoy y
siempre, los edificios sólo pueden construirse empezando por los cimientos. El
que quiera saber lo que pasa cuando se edifica sobre arena que se lea el
Evangelio.
Sin volver a los
únicos fundamentos válidos, el Catolicismo auténtico, sin rebajas ni
edulcorantes, la sabiduría clásica, las virtudes cívicas y sobre todo el orden
social fundamentado en la familia, también la auténtica ya saben, un matrimonio
con un padre cabeza de familia en toda la amplitud del término, una madre con
todo lo que significa esta palabra, y los hijos “como brotes de olivo en torno
a la mesa”, que es el único sitio donde impartir y recibir educación, sin todo
esto, que no se consigue de hoy para mañana, no hay absolutamente nada que
hacer.
Pesimistas esperanzados
es lo que somos los católicos, y nuestra única esperanza es Cristo, ni más ni
menos.
Sí que es
esperanzador que escriba un libro tan inusitada y sorprendentemente bueno la
jefa de opinión de un diario de economía, que tiene que informar cada día sobre
este sistema repugnante que llamamos capitalismo. A los que aún nos les de
suficiente asco el capitalismo tienen dos opciones, si les gusta la versión
novelada vean la película “Margin Call”, y si lo prefieren a modo de ensayo
vean la película “Inside job”. O mejor las dos, y ya me contarán.
El libro se llama
“El despertar de la señorita Prim”. Mi recomendación es leerlo, y leerlo
disfrutando y con detenimiento, sin pasar por alto ningún detalle, ninguna
referencia de las que menciona cada personaje de esta pequeña novela. Y no se
lo tomen como una utopía del tipo del “Shangri La” de “Los horizontes perdidos”
de Hilton. Escapar del ruido es posible, si uno sabe a donde dirigirse.
PS: Han vuelto a
operar a Padilla, “el ciclón de Jerez”. Que todo salga bien maestro, le
necesitamos y no sólo para verle torear.
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