mercredi 16 juin 2010

Bloomsday

James Joyce no es precisamente un ejemplo de moralidad, virtudes o claridad de ideas. Claro que no.

Pero sin duda ocupa un puesto relevante en la historia de la literatura y su Ulysses resulta imprescindible para el que quiera comprender el siglo XX.

Leerlo es una tarea de envergadura, precisamente por su originalidad literaria, los diferentes estilos presentes capítulo a capítulo, y sobre todo por sus «monólogos interiores».

A muchísimos «progres» «intelectualoides» se les llena la bocaza hablando del Ulysses de Joyce, sin haber sido capaces de pasar del primer capítulo, cuando no sin haber tenido jamás entre sus manos el libro.

Pero el que sabe escoger sus lecturas, el que no se concede descanso alguno en el estudio, para el siempre necesario fortalecimiento del espíritu, fundamentalmente a través de los clásicos, no desdeña aquellos autores que, situándose por diferentes motivos lejos de la tradición, constituyen presentaciones de aspectos de la realidad que van conformando poco a poco una imagen completa de la situación humana en la historia.

Hoy 16 de junio, muchos de esos que no han leído Ulysses de James Joyce, celebrarán más o menos profundamente, el famoso «bloomsday», rememorando los pasos del protagonista de la obra, el judío irlandés Leopold Bloom, en Dublín ese mismo día del año.

A algunos más les valdría dejar los riñones de cerdo del desayuno, y empezar a preocuparse del «doomsday».

Tal vez sea una buena ocasión para que aquellos que no lo hayan hecho, o hayan abandonado anteriores intentos, retomen el libro.

O aprovechando aquello de que el Pisuerga pasa por Valladolid, también puede ser un buen día para empezar «El hombre sin atributos» de Musil, otra obra fundamental para entender la pléyade de ideologías que envenenaron el siglo XX.

Curiosamente yo nunca olvido el «bloomsday», ya que, por casualidad, es el cumpleaños de una de las personas más importantes de mi vida, mi padre.

Felicidades papá.

5 commentaires:

Unknown a dit…

Sé que no tiene mucho sentido que yo mismo comente algo que acabo de escribir, pero un día dedicado al Ulysses de Joyce es una buena ocasión para el absurdo.
Sólo quería hacer hincapié en la diferencia entre «ellos» y «nosotros».
Ellos no leen «nuestros» libros, porque tienen miedo a la verdad. «Nosotros» leemos, y en ocasiones podemos llegar a apreciar, libros absolutamente alejados de nuestra «línea de pensamiento».
Es la diferencia entre los hijos de la luz y los de las tinieblas.

Barandán a dit…

Estoy totalmente de acuerdo con el comentario. Y celebro que haya llamado la atención sobre el día de Leopold Bloom.

Llamaron mi atención, hace muchos años, sobre este libro, el "Ulises". Era como si tuviera que leerlo por obligación cultural. Traté de hacerlo, pero no lo conseguí y leí "Exiliados". Volví a "Ulises"... Y me quedaba en la torre, mientras se afeitaba el blasfemo Buck Mulligan, el amigo de Stephan Dedalus... Y leí "Dublineses"... Volví a "Ulises" y no podía, era superior a mis fuerzas... Y leí "Retrato del artista adolescente". Y, al final, fui capaz de leer el "Ulises"... Dejándolo por la mitad, eso sí.

Leer su comentario de hoy me ha animado a intentarlo nuevamente. Como bien apunta usted: "Ellos no leen "nuestros" libros, porque tienen miedo a la verdad". A mí no pueden cambiar sus libros, aunque los lea.

Un cordial saludo.

Unknown a dit…

En realidad, su artículo de hoy sobre Heine, y Nietzsche, tiene más relación de lo que parece con Joyce y Musil.
Con su eterno retorno y el éxtasis dionisiaco, Nietzsche trata de escapar del tiempo histórico, es decir del cristianismo, convencido de que el hombre sólo alcanzaría su naturaleza aristocrática si renunciaba al consuelo de dar sentido a la historia y al mundo.
Joyce en "Ulysses", y Proust en "À la recherche du temps perdu", tambien escapan del tiempo, encerrando la esencia de las cosas en el recuerdo súbito o la epifanía.
Del mismo modo Musil en "Der Mann ohne Eigenschaften" trata de captar mediante el recuerdo la esencia de un mundo que se derrumba.
Ese relativizarlo todo, que es la característica principal de nuestro mundo de hoy, y el origen de su degeneración, empezó como vemos con la relativización del tiempo a finales del XIX.

(Yo, personalmente, llegué desde la torre de Buck Mulligan hasta la cama de Molly Bloom en dos largos veranos).

Barandán a dit…

Un Chouan: Es un placer poder leerle, amigo Un Chouan. Desde que le conozco, he pensado que sería un honor tomar un café con usted y poder hablar de estas cosas.

¡Qué buen tertuliano sería usted, amigo mío!

Unknown a dit…

Todo se andará, no lo dude. El mundo da muchas vueltas y yo, desde luego, day tambien bastantes.

Le aseguro que junto a la lectura, mi mayor placer es la charla con aquellos que de verdad tienen algo que contar.