mercredi 9 juin 2010

Evangelizar Europa

Hace unos días, conversando con un sacerdote francés sobre el tema de la necesaria nueva evangelización de Europa, me comentó una diferencia fundamental entre el caso español y el francés.

Tanto en Francia como en España, gran parte de la misión se centra en aquellos que a lo largo de su vida han abandonado la Iglesia Católica, y que, en su mayoría, aún “se pasan” para solicitar el matrimonio o pedir el bautismo o la primera comunión, que suele ser la última, para sus hijos. Resulta absolutamente necesario que la Iglesia, los párrocos, los catequistas… ofrezcan con valentía a estas “ovejas perdidas”, no sólo lo que solicitan, si no también y fundamentalmente, oportunidades para retomar el camino de la fe, catequesis de adultos, cursillos no sólo prematrimoniales…
Es una tarea inmensa, pero absolutamente necesaria, así como una obligación para los que nos llamamos Católicos, Apostólicos y Romanos. Ciertamente el futuro de la humanidad está nuestra manos, y sin duda, al final se nos exigirán responsabilidades por parte del único tribunal de justicia que verdaderamente merece llamarse así.

La diferencia en el caso francés reside en otro grupo de personas, ya más de una generación, que mi amigo el sacerdote francés calificaba de “territorio absolutamente virgen en religión”. Se trata de personas de 30 o 40 años, que no han tenido jamás contacto alguno con la fe. A lo sumo, me comentaba el sacerdote, recuerdan vagamente que su abuela tenía un crucifijo en la habitación y acostumbraba a santiguarse y acudir a la iglesia.

Otro signo más de esta situación, de la que España empieza a no estar muy lejana, me lo relataba otro amigo francés hace unos meses. La profesora de historia de una de sus hijas, comentó en clase con toda naturalidad, que en la Edad Media, la gente acostumbraba a acudir a misa cada domingo y se confesaban con frecuencia. Cuando la hija de mi amigo levantó la mano y dijo que ella y su familia acudían a misa cada domingo y fiesta de guardar y tenían la costumbre de no dejar pasar mucho tiempo entre cada confesión, la sorpresa de la profesora fue mayúscula.

Pero, si bien venimos de una época desoladora, la esperanza empieza a abrirse camino, como no puede ser de otra manera cuando hablamos de las “cosas” de Dios.

La inmensa mayoría de eso que pomposamente llamamos “los intelectuales”, denominación que, por supuesto, casi supone de entrada ser de izquierdas, retuercen todos sus argumentos lo que sea necesario con tal de no aceptar la verdad cuando la tienen delante de las narices.

Pero de vez en cuando aparece alguien capaz de decir en voz alta, “estaba equivocado”, cuando, por el camino que sea, llega a la conclusión y el convencimiento de que fuera de la Tradición de la Santa Madre Iglesia, ni hay salvación, ni hay esperanza.

Todos los caminos llevan a Roma, pero muchos abandonan voluntariamente el camino en cuanto empiezan a divisar a lo lejos la plaza de San Pedro.

Cuento esto porque, a pesar de que dije que los guardaba para el verano, ayer no pude evitar abrir el primer libro de la trilogía “Los Cristianos” de Max Gallo, titulado en francés “Le manteau du soldat”, sobre San Martin.

He intentado saber si están publicados en castellano, pero parece que no. Y es una verdadera lástima.

Max Gallo es el historiador francés contemporáneo por excelencia. Sus obras recorren con pasión la historia de Francia, y a través de ellas, se puede percibir esa evolución intelectual que le va llevando a la verdad a través del estudio y el análisis minucioso.

Es cierto, me dirán muchos, que sus incursiones en la historia española del siglo XX no han sido siempre muy afortunadas, aunque tampoco se pueden calificar de extremistas o radicales. A lo sumo de mal informadas, como el 90% de las versiones puramente españolas.

Zapatero a tus zapatos (perdón por usar el término que nos recuerda a aquel que preferimos no mencionar) y Max Gallo lo que conoce es la historia de Francia.

Abrir un libro por primera vez es una de esas sensaciones a las que jamás podría renunciar.

Normalmente, si el prólogo es demasiado largo, acostumbro a dejarlo para más adelante y comienzo directamente por la primera página del libro propiamente dicho. Sobre todo cuando el prólogo está firmado por alguien diferente al autor.

Pero ayer, no sé porqué, empecé a leer el prólogo, que firma el propio Max Gallo. Poco a poco empecé a quedar subyugado por lo que allí se relataba en primera persona. Intentando explicar la razón que le había llevado a escribir esta trilogía, lo que realmente presentaba el autor, era su vida misma como camino de conversión. Una conversión moderna, de nuestra época, a la que Max Gallo llega después de una vida de espaldas a Dios, y cuyo punto de inflexión es una tragedia personal que acaba por derrumbar un edificio que se sostenía sobre pilares de barro.

Leer ese prólogo, escrito por el paladín del republicanismo laico radical, comunista, socialista, portavoz del gobierno Mitterand, el moderno biógrafo de Robespierre y Napoleón, De Gaulle y Victor Hugo, debió ser sin duda un tremendo aldabonazo en las conciencias de los franceses. El libro se publicó en 2002.

Mañana, o pasado mañana, trataré de resumirlo en castellano.

4 commentaires:

Firmus et Rusticus a dit…

Me gustaría mucho leerlo. Aunque yo sí que lo tendré que dejar para el verano. El francés lo llevo así así, pero si no se expresa de manera muy retorcida espero poder con ello.

Unknown a dit…

Una de las pruebas patentes de la esclavitud a que se encuentra sometido el hombre moderno son las editoriales, en concreto su política de edición y traducciones.
La única vía de escape posible es dominar varios idiomas, esfuerzo que sólo está al alcance de unos pocos. Sé que mi caso que, por muy diversas circunstancias, domino el inglés, el francés y el alemán (y me defiendo un poco en castellano, je, je), es poco frecuente.
Cuando veo la inmensa cantidad de bodrios que se publican en castellano, de autores nacionales o extranjeros, y al mismo tiempo descubro que, no sólo la mayor parte de los libros de Max Gallo, si no también la inmensa mayoría de la «Comedia Humana» de Balzac, y tantos otros ejemplos sangrantes, son imposibles de encontrar correctamente traducidos a la lengua cervantina, me doy cuenta verdaderamente de en qué consisten las políticas «culturales» de nuestros gobernantes. Futbol, cine pornográfico y tele basura.
Otro asunto terrible es el precio de los libros. La inmensa mayoría rondan los veinte euros, y con encuadernaciones deleznables, realmente de usar y tirar, en concordancia con el contenido por otra parte.
La única tímida esperanza para la libertad, aparte de los libreros de viejo, está en internet. En concreto, si le interesa, acabo de comprobar que se puede adquirir «Le manteau du soldat», en la edición de France Loisirs, que está realmente muy bien, en www.priceminister.com por 8,30 euros, incluidos los gastos de envío a España.
Lo cual no me exime del compromiso de contar en castellano el contenido del prólogo, como he prometido.
Un cordial saludo.

LuisF Velasquez a dit…

Me parece interesante este blog.Y quisiera invitar a visitar varios sitios en donde he colocado audiolibros en:http://www.4shared.com/dir/cRJ_ey_a/sharing.html
Espero les gusten y les sirvan.
Felicidades Luis F: velaskezluisf@gmail.com

Rodolfo Plata a dit…

LA NUEVA EVANGELIZACIÓN DE EUROPA ESTÁ CONDENADA AL FRACASO SINO HAY UN NUEVO ENFOQUE DEL CRISTIANISMO RETOMANDO LAS RAICES HELÉNICAS DE NUESTRA CULTURA. El reto actual del cristianismo, es formular un cristianismo que se pueda vivir y practicar, no en y desde lo religioso y lo sagrado, sino en y desde el humanismo, la pluralidad y el sincretismo, a fin de afrontar con éxito los retos de la modernidad. El cristianismo se inició como un movimiento laico. La Epístola apócrifa de los Hechos de Felipe, expone al cristianismo como continuación de la educación en los valores de la paideia griega (cultivo de sí). Que tenía como propósito educar a la juventud en la “virtud” (desarrollo de la espiritualidad mediante la práctica continua de ejercicios espirituales, a efecto de prevenir y curar las enfermedades del alma, y alcanzar la trascendencia humana) y la “sabiduría” (cuidado de la verdad, mediante el estudio de la filosofía, la física y la política, a efecto de alcanzar la sociedad perfecta). El educador utilizando el discurso filosófico, más que informar trataba de inducir transformaciones buenas y convenientes para si mismo y la sociedad, motivando a los jóvenes a practicar las virtudes opuestas a los defectos encontrados en el fondo del alma, a efecto de adquirir el perfil de humanidad perfecta (cero defectos) __La vida, ejemplo y enseñanzas de Cristo, ilustra lo que es la trascendencia humana y como alcanzarla. Y por su autentico valor propedéutico, el apóstol Felipe introdujo en los ejercicios espirituales la paideia de Cristo (posteriormente enriquecida por San Basilio, San Gregorio, San Agustín y San Clemente de Alejandría, con el pensamiento de los filósofos greco romanos: Aristóteles, Cicerón, Diógenes, Isócrates, Platón, Séneca, Sócrates, Marco Aurelio,,,), a fin de alcanzar los fines últimos de la paideia griega siguiendo a Cristo. Meta que no se ha logrado debido a que la letrina moral del Antiguo Testamento, al apartar la fe de la razón, castra mentalmente a sus seguidores extraviándolos hacia la ecumene abrahámica que conduce al precipicio de la perdición eterna (muerte espiritual)__ Es tiempo de rectificar retomando la paideia griega de Cristo (cristianismo laico), separando de nuestra fe el Antiguo Testamento y su religión basura que han impedido a los pueblos cristianos alcanzar la supra humanidad. Pierre Hadot: Ejercicios Espirituales y Filosofía Antigua. Editorial Siruela. http://www.scribd.com/doc/33094675/BREVE-JUICIO-SUMARIO-AL-JUDEO-CRISTIANISMO-EN-DEFENSA-DEL-ESTADO-LA-IGLESIA-Y-LA-SOCIEDAD