mercredi 13 avril 2011

Por la jotaemejota

Desde que decidí cambiar mi hora de misa dominical hace algunas semanas, por los motivos que expliqué en su momento, he dejado de oír esta petición en la oración de los fieles.

¿Sirven para algo las “jornadas”, “encuentros”, misas multitudinarias en la calle, etc.?

Hay quien dice que sí, que pueden reavivar las conciencias, promover la espiritualidad, incluso aumentar las vocaciones. Sinceramente, lo dudo mucho.

Este tipo de eventos extraordinarios posiblemente puedan provocar en algunos algún efecto patente, pero me temo que normalmente se trata de un efecto similar al de las dietas de adelgazamiento. Los kilos que se pierden con relativa facilidad, se ganan después del mismo modo. Una vez pasada la resaca religioso-espiritual y curadas las “agujetas en el alma”, como llamábamos en mi juventud a los días posteriores a unos ejercicios espirituales, el regreso a la rutina y las costumbres secularizadas de la vida “moderna”, borran cualquier buen propósito surgido en la emoción pasajera del momento, del mismo modo que los malos hábitos alimenticios nos devuelven las grasas que con tanto esfuerzo habíamos eliminado.

La fe, me parece a mí, no es un don que pueda recibirse o recuperarse sin esfuerzo. Y si la fe no produce cambios definitivos en nuestra vida, ni es fe ni es nada.

Una sola misa vivida con atención, recogimiento y profundidad, unos renglones del Evangelio meditados en el silencio, cualquier otra lectura santa en la soledad y el recogimiento de unos minutos de la noche, un examen de conciencia reposado y sincero, una oración recitada con devoción, un breve tiempo de adoración del Santísimo frente al sagrario… son infinitamente más efectivos que una semana de viaje con mochila, saco de dormir y YouCat (lo siento, necesitaba mencionarlo) saltando, cantando, inflando globos y agitando banderitas y pancartas.

Acostumbro, por poner un ejemplo, a leer con posterioridad, detenidamente, las homilías e intervenciones pronunciadas por el Santo Padre, los cardenales u obispos durante estos eventos, como la famosa jotaemejota, ¡válgame el Cielo con el nombrecito!, y estoy convencido que obtengo más beneficio con ello que cualquier asistente al acto propiamente dicho.

El medio millón de jóvenes asistentes al evento de Madrid de este verano según las previsiones oficiales, ¿irán a misa el domingo siguiente?¿defenderán con valentía su fe frente a los ataques de todo tipo en sus escuelas o universidades al regresar en septiembre?¿recuperarán al menos la costumbre de rezar al levantarse y acostarse cada día, bendecir la mesa antes de comer o santiguarse públicamente cada vez que salgan de casa?

Y es más ¿decidirán todos ellos fundar familias y hogares cristianos dónde se eduque a los hijos según el magisterio de la Santa Madre Iglesia?

Tratemos de imaginar lo que pasaría si fuese así, o si hubiese sido así en ocasiones anteriores. Creo que ya se han celebrado unas diez jotaemejotas con asistencias que van desde medio millón en el caso más modesto, a cinco millones de jóvenes en Manila en 1995, tres millones en Roma en el 2000 o dos millones y medio en Colonia en 2005, por citar unos ejemplos.

Los jóvenes españoles que tienen previsto participar en la jotaemejota ¿qué planes tienen para la semana que viene? ¿oficios y procesiones o playa y discoteca?

¿Hay ahora unas celebraciones religiosas especiales para jóvenes y la Tradición queda para los “viejos” y “trasnochados”?

Yo no lo creo ¿y usted?

4 commentaires:

Rodolfo Plata a dit…

La cuaresma es tiempo de meditación, ejercicios espirituales y rectificación: 1) La paideía griega tenía como propósito educar a la juventud en la virtud mediante la práctica continua de ejercicios espirituales. El educador, más que informar trataba de motivar a los participantes a ejercitarse en la virtud mediante discusión de casos y ejemplos prácticos de los diferentes aspectos o categorías axiológicas, para prevenir y curar las enfermedades del alma. La paideía griega enriqueció al cristianismo con los ejercicios espirituales y la metodología necesaria para inducir transformaciones buenas y convenientes para si mismo y la sociedad practicando las virtudes opuestas a los defectos encontrados en el fondo del alma a fin de adquirir el perfil de humanidad perfecta (cero defectos). 2) Por lo contrario, el Antiguo Testamento y su teología fantástica, al abrogar la fe de la razón, castra mentalmente a sus seguidores, extraviándolos de la paideía de Cristo al desviarlos hacia la ecumene abrahámiaca que conduce al precipicio de la perdición eterna (muerte espiritual). Es tiempo de rectificar y retomar la paideía de Cristo sin judaísmo, separando el Antiguo Testamento de nuestra fe, que ha impedido a los cristianos alcanzar la trascendencia humana patente en Cristo y la sociedad perfecta (reino de Dios). Pierre Hadot: Ejercicios Espirituales y Filosofía Antigua. Editorial Siruela. http://www.scribd.com/doc/33094675/BREVE-JUICIO-SUMARIO-AL-JUDEO-CRISTIANISMO-EN-DEFENSA-DEL-ESTADO-LA-IGLESIA-Y-LA-SOCIEDAD

Unknown a dit…

Todas las aportaciones son bienvenidas en esta bitácora, de modo que gracias por tu comentario.
Sin embargo tu argumentación, con todos los respetos, me parece una "empanada mental" de dimensiones considerables.
Por poco que uno conozca a Nuestro Señor Jesucristo, resulta imposible separar el Evangelio de la Historia de la Salvación en su conjunto.
El Antiguo Testamento, y sobre todo el Pentateuco, son imprescindibles para conocer y profundizar en la Doctrina de Cristo.
Ciertamente también Platón, y sobre todo Aristóteles, son la vía de acceso desde San Pablo hasta Santo Tomás.
Pero no existe Cristianismo sin raíz hebrea, judía.
No se puede escribir un tratado de teología en un comentario a un blog de internet, pero te aconsejo aproximarte de nuevo a Cristo a través del magisterio de la Santa Madre Iglesia.
Un cordial saludo en Cristo Rey.
PS: ¿humanismo secular cristiano? Seamos serios por favor.

Dra. Diana Esther Grande Jiménez a dit…

Hola, interesante tema. Hace algún tiempo un sacerdote muy venerable me preguntaba lo mismo sobre un evento similar que se realiza periódicamente en mi tierra.

Yo si he participado de cosas "juveniles multitudinarias" (40mil scouts acampando por 15 días, entre otros) aunque no relacionadas con la FE. Creo que el efecto es comparable. Tiene razón, un macro evento no sana a nadie por sí solo; como todos entendemos las "sanaciones instantáneas" (instantáneas para los espectadores pero seguro El Sr viene trabajando ese corazón hacía tiempo ya) son cosas extraordinarias; el modo ordinario de "sanar" es penitencia oración y sacramentos (y eso se los digo yo siempre a los chicos que lidio y que van a estas cosas); sin embargo yo si veo el valor de actividades como estas(cuando son llevadas con sentido común y en espíritu de verdad) porque para muchos sí va a valer la pena, ese sentido de "yo no soy el único loco que piensa que esto tiene sentido... Soy parte de algo grande" te marca; para algunos no significará demasiado... Pero, como han dicho tantos grandes Santos, si algo salva aunque sea un alma vale la pena hacerlo; y en general es un testimonio público de que aun hay gente que cree en algo.

Claro que hablar de los abusos litúrgicos y doctrinales sobre los que se fundan algunos eventos juveniles católicos son otros 500 pesos!! Harina de otro costal... Pero insisto... pláticas sólidas, oportunidad de confesión, misa diaria, trabajo comunitario y en equipo, publicidad externa y algunas tarimas artísticas no hacen mal a nadie al contrario; son una oportunidad de crecer, de conocer gente que participa de lo mismo que tu y un testimonio.

Unknown a dit…

Vale GatoLobo, admito que estos eventos multitudinarios pueden, y seguramente de hecho tienen, la capacidad de coducir o reconducir las almas hacia Cristo.
Pero sin duda no basta con el efecto instántaneo de la experiencia religiosa de unas jornadas para transformar una vida.
Después de que San Pablo cayese del caballo, aún le quedaba, supongo, un duro y comprometido camino de conversión, sacrificio y servicio.
Eso es precisamente lo que me entristece, las altas posibilidades de que un esfuerzo organizativo y de evangelización tan grande termine consumido en pocos días por el regreso a la vida cotidiana en el mundo.
Por eso mi confianza está más en la labor personalizada y personal, reposada, lenta y sacrificada, que en la evangelización al estilo de "concierto de rock".