Unos 17 millones de barriles de petróleo atraviesan diariamente el Estrecho de Ormuz. De ellos, 2,1 millones de bpd son iraníes. Del resto, el mayor exportador es Arabia Saudí, con unos 8 millones de bpd (más otros 2 millones que se embarcan en el Mar Rojo), seguida por los Emiratos Árabes Unidos con 2,7 millones, Kuwait con 2,4 millones, Irak con 2,39 millones (de los que 300.000 bpd salen por el oleoducto que une Kirkuk en Irak y Ceyhan en Turquía, con una capacidad de 1,4 millones de bpd, que corre por un difícil terreno montañoso) y Qatar con unos 700.000 bpd.
Desde el inicio de las tensiones con Irán, los productores de petróleo del Golfo intentan evitar el paso obligado por el Estrecho de Ormuz:
Arabia Saudí dispone desde 2007 de la capacidad para desviar más de la mitad de su producción, a través del oleoducto Petroline entre Abqaiq y Yanbu, hacia el Mar Rojo (con una capacidad de 5 millones de bpd, de los que emplea actualmente 2) y el gasoducto (utilizable para crudo) Abqaiq-Yanbu (con una capacidad de 290.000 bpd). Por su parte, los Emiratos Árabes Unidos están finalizando un oleoducto que une Abu Dhabi con Fujairah (al sur del Estrecho de Ormuz), con una capacidad de 1,5 millones de bpd. Otras rutas alternativas podrían ser el oleoducto IPSA (Iraqui Pipeline across Saudi Arabia) que une Irak con Yanbu (1,65 millones de bpd, en uso por Arabia Saudí). Estas rutas alternativas permitirían sacar del Golfo aproximadamente 9,5 millones de bpd, aunque se cerrase del Estrecho de Ormuz.
El principal problema está en el petróleo iraquí y kuwaití que no pudiera salir por el oleoducto IPSA o por el Kirkuk-Ceyhan.
Los yacimientos de ambos países están interconectados por un oleoducto que une los campos iraquíes de Rumailah con Kuwait y, a su vez, con el Iraqi Strategic Pipeline (1,4 millones de bpd).
Es aquí donde Siria tiene un papel importante: existe un oleoducto que une Haditha (Irak) con el puerto de Banias (Siria), con una capacidad de 1,5 millones de bpd, que se cerró por desavenencias entre Irak y Siria en los años setenta.
Existe también otro oleoducto que une Kirkuk con Banias, cerrado desde 1982. Este oleoducto, con una capacidad de 1,4 millones de bpd, sufrió daños durante la invasión norteamericana de Irak en 2003, pero está en proceso de reparación.
Otros oleoductos posibles son el Haditha-Haifa (100.000 bpd) y la desactivada Tapline (Trans-Arabian Pipeline, 500.000 bpd) que une Qaisumah (Arabia Saudí) con Sidón en el Líbano, a través de los Altos del Golán.
La exportación de petróleo a través de Siria permitiría que casi la totalidad del crudo de Irak y Kuwait no se viese afectada por el cierre del Estrecho de Ormuz: sobre una producción de 4,8 millones bpd, 3 podrían salir por Siria y 1,4 por Ceyhan.
En el desierto sirio, la reparación y/o ampliación de estos oleoductos es relativamente sencilla y rápida (entre 1987 y 90, la empresa Spiecapag necesitó solo 648 días para construir "desde cero" el IPSA).
Con una Siria opuesta a Irán y los oleoductos sirios abiertos, la amenaza iraní de cortar el tráfico marítimo por el Estrecho de Ormuz perdería mucha de su eficacia, haciendo más viable un ataque israelí o norteamericano que retrasase o destruyese el programa nuclear iraní.
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