mercredi 28 avril 2010

Dios y la monarquía (I) – Martin de Gallardon

Escribir en una bitácora como esta es más complicado de lo que parece, sobre todo si se trata de glosar asuntos de importancia, ya que es preciso presentar cada tema de un modo claro y conciso, muy resumido, omitiendo detalles, de forma que el lector sienta la necesidad de profundizar, si la materia le ha interesado.
La labor de los historiadores debería dividirse en dos partes principales, la recopilación de datos y su interpretación. Se trata de considerar cada periodo histórico, o la historia en su conjunto, como un gran rompecabezas del que, en primer lugar, es necesario recopilar todas las piezas, luego colocarlas correctamente y, finalmente, contemplar la imagen en su totalidad y proceder a su interpretación.
Si faltan piezas, casi con toda seguridad, la interpretación será equivocada.
Este es en parte el humilde cometido que me propongo ahora, tratar de aportar pistas sobre “piezas” de la historia que han caído en el olvido, normalmente de modo interesado, dando lugar a interpretaciones históricas demasiado encaminadas a bendecir el pensamiento único reinante en nuestros días.

Siento de todos modos la necesidad de retomar también en breve mi pequeña serie de exposiciones sobre la “Sainte Ampoule”, para tratar detalles como la constitución de la orden de los caballeros de la “Sainte Ampoule”, o la similitud con lo marcado en el Éxodo por Dios a Moisés, “Y harás de ello el aceite de la santa unción; superior ungüento, según el arte del perfumador, será el aceite de la unción santa”, “Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Este será mi aceite de la santa unción por vuestras generaciones.”, el llanto tras la destrucción del templo, etc.

Sin embargo he decidido presentar antes a un nuevo personaje olvidado de la historia de la monarquía, Martin de Gallardon.

Muchísimas profecías a lo largo de la historia se han referido a la monarquía francesa, a su destrucción por la revolución, a su restauración y al íntimo vinculo existente entre estos asuntos y los de la Iglesia Católica y la Cristiandad. Tratar de estudiarlas es tarea ímproba que no corresponde a este lugar, pero si me gustaría contar una de las historias más interesantes al respecto, al hilo de lo ya relatado sobre la «Sainte Ampoule».

Se trata de la historia de un sencillo campesino de una aldea francesa llamada Gallardon, Thomas Martin (1783-1834), que ha pasado a la historia como Martin de Gallardon.
El 15 de enero de 1816, mientras se encontraba trabajando en el campo, este campesino tuvo una aparición que le encargaba avisar al entonces rey oficial de Francia, Luis XVIII (nieto de Luis XV, hermano menor de Luis XVI y mayor de Carlos X), del peligro en que se encontraba.
Luis XVIII había protagonizado la restauración borbónica, por segunda vez debido al regreso de Napoleón y su gobierno hasta la batalla de Waterloo, pero eso si, con una constitución y un parlamento bicameral.
Thomas Martin trató de olvidar la aparición, pero ésta se repitió hasta en veinticinco ocasiones, acabando por convencerse de que el misterioso personaje que le encargaba la misión no era otro que el Arcángel San Rafael.
Tras hablar con su párroco y ser internado en una institución a fin de dilucidar su capacidad mental, monseñor de Talleyrand-Périgord, capellán del rey, se ocupa de que sea recibido por el rey en las Tullerías el 2 de abril de 1816.

En el próximo “capítulo” de esta nueva serie trataré de profundizar un poco sobre la entrevista de Martin de Gallardon y Louis XVIII, de la que, según testigos directos, el rey salió llorando amarga y profundamente, convencido de la veracidad de lo revelado por el campesino que, según el monarca, habría mencionado asuntos que sólo Dios o el propio rey podían conocer.

Por supuesto, la historia de Martin de Gallardon no acaba aquí, ni mucho menos... Su papel en la caída de Carlos X y en la polémica sobre la muerte de Louis XVII es de muchísima importancia.

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