El Estado Español organizado según la constitución de 1978, aproximadamente la décimo segunda o décimo tercera constitución desde que la revolución liberal traspasó a las fronteras de la Patria a finales del siglo XVIII, sencillamente ha fracasado.
No se trata ya de augurios o previsiones, los hechos son claros y sobre todo innegables. Prueba inequívoca de este fracaso es la combinación de los siguientes factores, absolutamente objetivos:
- El primero es el dato terrible de la pobreza en España. Doce millones de españoles viven en una situación objetiva y oficialmente catalogada como de pobreza y exclusión social, lo que representa un 27% de la población, ¡casi un tercio de los españoles!
De los doce millones, la cifra es escalofriante, tres millones se encuentran en situación de pobreza extrema, es decir, ¡viven con menos de 300 euros al mes!
Y para redondear el escándalo y hacerlo aún más insufrible, el número de millonarios en España creció un 5,4% en 2012.
Mientras esto sucede, el gobierno español continúa aplicando a los trabajadores sus famosas “políticas de austeridad”, a la vez que aumenta escandalosamente los impuestos para sufragar una administración tan inútil como ineficiente y solventar los terribles problemas causados por la avaricia, corrupción y falta absoluta de principios éticos de las “élites” dirigentes y económicas de la nación.
Nada que pueda extrañarnos dado que los dos pilares básicos del binomio capitalismo-democracia liberal son la avaricia y la usura.
Lo único que posee el moderno trabajador, aunque también esto de un modo parcial y muy limitado, su trabajo, se le niega según el último dato conocido a 4.724.355 españoles, un 26% de parados, de los que 434.953 son menores de 25 años.
Cada día nos desayunamos con otra empresa española en suspensión de pagos, con otros cientos de trabajadores en la calle o con otra riada de nuestra juventud emigrando en busca de un futuro fuera de España.
- Creo necesario detenerme también en el último de los innumerables escándalos de corrupción que asolan nuestra Patria, el de la mafia criminal formada por partidos políticos y sindicatos que llevan décadas llenándose los bolsillos robando a los andaluces.
Que la situación era la que la famosa juez está destapando lo sabíamos todos. Por eso personalmente no me sorprende constatar con datos objetivos que sindicalistas y políticos, andaluces en este caso aunque perfectamente extrapolable al resto, son sencillamente una banda de ladrones. Lo verdaderamente escandaloso e indicativo del nivel de degradación moral al que ha llegado España es que ningún otro juez en tantísimos años haya decidido antes tomar cartas en el asunto.
- Y para redondear el desastre, sin profundizar demasiado en muchos otros posibles aspectos, los políticos catalanes, después de décadas de chantaje al gobierno nacional, de adoctrinamiento antiespañol salvaje y totalitario de niños, jóvenes y adultos, y por supuesto de escándalos reiterados de corrupción, pretenden públicamente transgredir la ley y declarase independientes de España, sin que pueda esperarse o suponerse una actuación coherente por parte de las autoridades nacionales.
Esta mañana, desayunando, he oído al hijo del actual jefe del estado y al presidente del gobierno español hablar de nuestra esperanzadora situación económica en Hispanoamérica, a la que por cierto he oído al ministro español de asuntos exteriores referirse como “latinoamérica”, Señor que tropa.
Y poco después, en el colmo del escándalo y la sinvergonzonería, he tenido que escuchar al presidente del Banco Santander decir que la situación económica en España se encuentra, literalmente, en “un momento fantástico” y que “a España le está llegando dinero para todo”.
No parece que su análisis sea válido para los cientos de miles de españoles que sobreviven gracias a que la Iglesia Católica atiende sus necesidades más básicas a través de su confederación oficial de entidades de acción caritativa y social instituida por la Conferencia Episcopal, conocida como Cáritas.
Esta es realmente la situación actual, el balance de resultados de la constitución de 1978.
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