lundi 30 mai 2011

Principios que no son negociables

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI A LOS PARTICIPANTES EN UNAS JORNADAS DE ESTUDIO SOBRE EUROPA ORGANIZADAS POR EL PARTIDO POPULAR EUROPEO, Jueves 30 de marzo de 2006.

Honorables parlamentarios; distinguidos señores y señoras:
Me complace recibiros con ocasión de las jornadas de estudio sobre Europa, organizadas por vuestro grupo parlamentario. Los Romanos Pontífices han prestado siempre una atención particular a este continente, como lo demuestra esta audiencia, que se inserta en la larga serie de encuentros mantenidos entre mis predecesores y los movimientos políticos de inspiración cristiana. Agradezco al honorable señor Pöttering las palabras que me ha dirigido en vuestro nombre, y lo saludo cordialmente a él y a todos vosotros.
En la actualidad, Europa debe afrontar cuestiones complejas, de gran importancia, como el crecimiento y el desarrollo de la integración europea, la definición cada vez más precisa de una política de vecindad dentro de la Unión, y el debate sobre su modelo social. Para alcanzar estos objetivos, será importante inspirarse, con fidelidad creativa, en la herencia cristiana que ha contribuido en gran medida a forjar la identidad de este continente. Valorando sus raíces cristianas, Europa podrá dar una dirección segura a las opciones de sus ciudadanos y de sus pueblos, fortalecerá su conciencia de pertenecer a una civilización común y alimentará el compromiso de todos de afrontar los desafíos del presente con vistas a un futuro mejor.
Por tanto, me complace que vuestro grupo reconozca la herencia cristiana de Europa, que ofrece valiosas directrices éticas en la búsqueda de un modelo social que responda adecuadamente a las exigencias de una economía ya globalizada y a los cambios demográficos, garantizando crecimiento y empleo, protección de la familia, igualdad de oportunidades en la educación de los jóvenes y solicitud por los pobres.
Además, vuestro apoyo a la herencia cristiana puede contribuir significativamente a vencer la cultura, tan difundida en Europa, que relega a la esfera privada y subjetiva la manifestación de las propias convicciones religiosas. Las políticas elaboradas partiendo de esta base no sólo implican el rechazo del papel público del cristianismo; más generalmente, excluyen el compromiso con la tradición religiosa de Europa, que es muy clara, a pesar de las diversas confesiones, amenazando así a la democracia misma, cuya fuerza depende de los valores que promueve (cf. Evangelium vitae, 70).
Dado que esta tradición, precisamente en lo que puede llamarse su unidad polifónica, transmite valores que son fundamentales para el bien de la sociedad, la Unión europea no puede por menos de enriquecerse al comprometerse con ella. Sería un signo de inmadurez, o incluso de debilidad, optar por oponerse a ella o ignorarla, en vez de dialogar con ella. En este contexto, es preciso reconocer que cierta intransigencia secular es enemiga de la tolerancia y de una sana visión secular del Estado y de la sociedad.
Por tanto, me complace que el tratado constitucional de la Unión europea prevea una relación estructurada y continua con las comunidades religiosas, reconociendo su identidad y su contribución específica. Sobre todo, espero que la realización eficaz y correcta de esta relación empiece ahora, con la cooperación de todos los movimientos políticos, independientemente de las orientaciones de cada partido. No hay que olvidar que, cuando las Iglesias o las comunidades eclesiales intervienen en el debate público, expresando reservas o recordando ciertos principios, eso no constituye una forma de intolerancia o una interferencia, puesto que esas intervenciones sólo están destinadas a iluminar las conciencias, permitiéndoles actuar libre y responsablemente de acuerdo con las verdaderas exigencias de justicia, aunque esto pueda estar en conflicto con situaciones de poder e intereses personales.
Por lo que atañe a la Iglesia católica, lo que pretende principalmente con sus intervenciones en el ámbito público es la defensa y promoción de la dignidad de la persona; por eso, presta conscientemente una atención particular a principios que no son negociables. Entre estos, hoy pueden destacarse los siguientes:

protección de la vida en todas sus etapas, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural;

— reconocimiento y promoción de la estructura natural de la familia, como unión entre un hombre y una mujer basada en el matrimonio, y su defensa contra los intentos de equipararla jurídicamente a formas radicalmente diferentes de unión que, en realidad, la dañan y contribuyen a su desestabilización, oscureciendo su carácter particular y su irreemplazable papel social;

— protección del derecho de los padres a educar a sus hijos.

Estos principios no son verdades de fe, aunque reciban de la fe una nueva luz y confirmación. Están inscritos en la misma naturaleza humana y, por tanto, son comunes a toda la humanidad. La acción de la Iglesia en su promoción no es, pues, de carácter confesional, sino que se dirige a todas las personas, prescindiendo de su afiliación religiosa. Al contrario, esta acción es tanto más necesaria cuanto más se niegan o tergiversan estos principios, porque eso constituye una ofensa contra la verdad de la persona humana, una grave herida causada a la justicia misma.
Queridos amigos, a la vez que os exhorto a ser testigos creíbles y consecuentes de estas verdades fundamentales a través de vuestra actividad política y, más fundamentalmente, a través de vuestro compromiso de llevar una vida auténtica y coherente, invoco sobre vosotros y sobre vuestra actividad la asistencia continua de Dios, en prenda de la cual os imparto cordialmente mi bendición a vosotros y a los que os acompañan.

samedi 28 mai 2011

Eutanasia

Tal como era de esperar, el gobierno socialista continúa con su implacable programa que algunos llaman de “ingeniería social” cuando lo más adecuado sería llamarlo de destrucción de la sociedad y sometimiento del individuo a la omnímoda autoridad del estado.
De nuevo emprende el gobierno un camino oscuro y terrible para destruir las bases de la civilización, con la pretensión de solucionar problemas que en realidad han sido creados de forma deliberada por ellos y sus antecesores en el proceso revolucionario.
Y tal como esperábamos, también esta vez empezamos con un eufemismo sarcásticamente horrible. La muerte, amigos míos, ya no es la muerte, es “el proceso final de la vida”. De este modo ya no hablamos ni de muerte ni de eutanasia, sólo de “sedación paliativa, aunque ello implique un acortamiento de la vida” (cito literalmente el anteproyecto de ley). Si yo fuera legionario presentaría una protesta formal en el registro civil por cambio involuntario del nombre de mi novia.
Quizás porque como cristiano no le tengo ningún miedo a la muerte, ya que Cristo la derrotó en su resurrección y volverá a vencerla según nos asegura San Juan en el Apocalipsis, o tal vez por mi especial gusto por la etimología, la llamo por su nombre y me apasionan las palabras castellanas relacionadas con este tema, y en particular los términos tanatorio y mortuorio, ya que nos permiten de un modo práctico sentir y emplear nuestra herencia griega y latina, hablando en términos de igualdad de thánatos y mors/mortis. Y cuando hablamos de lo que trata el anteproyecto de ley del gobierno, pete a quien pete, estamos hablando de eutanasia, igual que cuando establecieron el “derecho” legal a matar a un ser humano antes de su nacimiento alegando por ejemplo problemas físicos, de lo que hablamos es de eugenesia. Al pan, pan, y al vino, vino.
Las primeras declaraciones de nuestros obispos al respecto son, siento decirlo, bastante desesperanzadoras, afirmando sin más ni más que no nos encontramos ante la ley de la eutanasia. Vamos, que no hace falta indignarse ni movilizarse, que no pasa nada, que ya veremos pero que de momento tranquilos. Me pregunto, y no es una pregunta retórica, ¿han leído el documento presentado por el gobierno?
Haré solamente unos apuntes. En la exposición de motivos, que es una de las partes fundamentales de una ley, a la que mucha gente, incluso los jueces y magistrados, no presta ninguna atención, ya encontramos una considerable sarta de barbaridades. En general, y pasando por alto que la retahíla de absurdos “derechos” mencionados en el texto no se aplican en ningún caso a los españoles en sus primeros nueve meses de vida, es decir desde la concepción hasta el nacimiento, (cito literalmente de nuevo “los derechos deben acompañar a los ciudadanos desde que nacen hasta que mueren”), la tesis fundamental presentada equipara dolor a falta de dignidad.
Tal vez sería recomendable, por ejemplo, releer la Carta Apostólica “Salvifici doloris” del sumo pontífice Juan Pablo II, a los obispos, sacerdotes, familias religiosas y fieles de la iglesia católica, sobre el sentido cristiano del sufrimiento humano.
Sin duda debemos volver a estudiar la doctrina de la Santa Madre Iglesia sobre el dolor y el sufrimiento, sus causas, nuestra actitud ante ellos, su conexión íntima y directa con el dolor de Nuestro Señor Jesucristo en la cruz, y en definitiva nuestra asunción del misterio que supone la existencia del dolor y en general la presencia del mal en el mundo.
Sin estos fundamentos el hombre se encuentra solo y desamparado ante el mundo, que es lo que tratan de conseguir los gobiernos a fin de facilitar su sometimiento.
Quiere la Divina Providencia que en estos momentos me enfrente personalmente a este misterio, ya que asisto a un empeoramiento rápido y radical de la salud de un familiar de primer grado que fundamentalmente se encuentra afectada en su capacidad de raciocinio, percepción y comprensión de la realidad, lo que solemos llamar demencia, unido entre otras muchas cosas a una pérdida muy importante en su sentido de la vista y, esta misma semana, a la rotura de la cadera.
Los esfuerzos por mejorar su condición están siendo sólo parcialmente eficaces, en general cierto control de la evolución de la degradación neuronal, pocas mejoras efectivas en el sentido de la vista a pesar de la consabida operación de cataratas, y ahora veremos cómo se nos da la rehabilitación para evitar que pierda la capacidad de moverse por sí misma.
La pregunta ¿sirve de algo tanto esfuerzo? se nos plantea de tanto en tanto, pero la respuesta es siempre la misma. Cuanto sea posible hacer por ella y su salud, lo haremos cueste lo que cueste. El resto está en manos de Dios, cuya voluntad no cuestionaremos en ningún caso.
Porque a pesar del modelo que el mundo trata de imponernos, nos sabemos fundamentalmente miembros de una familia, y por ello actuamos en todo momento como tales, velando por todos y cada uno de sus miembros, sin que nada pueda romper los vínculos que nos unen.
Nadie que tenga una familia en el sentido tradicional del término, incluyendo todos los miembros presentes, pasados y futuros, puede estar o sentirse solo en ningún momento de su vida. O de su muerte.
En fin, que el dolor de este miembro de mi familia, y el que todos compartimos y sentimos con ella, no nos hace perder ni un ápice de dignidad. Es más, en tanto en cuanto nos acerca siquiera mínimamente a aquel que sufrió todo el dolor de nuestros pecados en su pasión y muerte, aumenta nuestra dignidad y la eleva inmensamente por encima de cuanto nuestros mezquinos legisladores puedan imaginar.
Podría también hablar de médicos, enfermeras y auxiliares, de su dignidad y su derecho a actuar de acuerdo a su conciencia en un tema que toca la raíz misma de su vocación. No sé qué pensarán nuestros obispos, pero a mí la frase “Todos los profesionales sanitarios tienen la obligación de respetar las convicciones y creencias de los pacientes en el proceso final de su vida, debiendo abstenerse de imponer criterios de actuación basados en las suyas propias” me provoca un escalofrío terrible que me recorre las entrañas.

dimanche 22 mai 2011

¿Spanish revolution?

No suelo hacer análisis electorales, porque me parece un ejercicio entre inútil o absurdo. Pero parece que esta campaña electoral “autonómica y local” ha tenido un poco más de originalidad cuando menos, y desde luego no gracias a los actores institucionales habituales.
Con datos provisionales, que para lo que a mí me atañe me sirven igual, la abstención es del 34.28%, y de los votos emitidos, lógicamente el 65.72%,  un 2.59%  son en blanco, lo que supone por tanto un 1.7% del total, y un 1.65% son nulos, como el de Gonzálo (un cordial saludo), es decir el 1% del total.
Por tanto entre abstención, voto en blanco y voto nulo, se obtiene el 36.98% del total. Más de un tercio de los “electores”.
Del 63% del resto, el PP se lleva un 37.49%, lo que hace un 23.63%,  el PSOE un 27.87%, es decir el 17.61%, IU 6.35%, que supone un 4.01%, y el resto es un 28.29%, un 17.88% del total, más que dividido, atomizado.

Y mi análisis es solamente eso, que quede claro, que con todos sus aparatos de manipulación y propaganda funcionando a toda máquina, los resultados aproximados son:

Ninguno de los candidatos presentados               37%
Partido Popular                                                        24%
Partido Socialista Obrero Español                       18%
Izquierda Unida                                                         4%
Total de otros partidos y formaciones                 18%

Añado un video de los campistas de la Puerta del Sol, en el que puede apreciarse como de un análisis más o menos correcto de la situación, que puede resumirse como que la democracia es una tomadura de pelo global, la ideologización de corte "progre", en una pirueta de triple mortal con tirabuzón, alcanza conclusiones absolutamente absurdas.


Me voy a la cama que mañana salgo de viaje temprano. No sé cómo habrán visto en Francia, Alemania o Bélgica todo esto de la indignación callejera hispana. Ya les contaré a mi regreso.

samedi 21 mai 2011

Indignaos

JUAN MANUEL DE PRADA

Hay quienes aventuran que la acampada de la Puerta del Sol está manejada entre bambalinas por la izquierda; pero la izquierda no necesita recurrir a tales manejos, por la sencilla razón de que el clima de la época está suficientemente anegado de sus consignas utópicas (consignas que luego se pasa por el forro de los cojones cuando gobierna). Y así, toda revuelta o protesta popular que surja en nuestra época tendrá infaliblemente una formulación «progresista», más o menos quimérica o desorganizada, pero «progresista» siempre. Porque esos chavales indignados son hijos de su época; y su carácter, su conciencia y, en general, toda su esfera interior (lo que los antiguos llamaban alma) han sido moldeados por la propaganda progresista, que es algo así como el líquido amniótico en el que han sido gestados, y la leche nutricia que los ha alimentado mientras fueron a la escuela o a la universidad, mientras veían televisión o navegaban por internet. Nadie necesita manipularlos, puesto que han sido previamente moldeados; y quien ha sido previamente moldeado en el progresismo, aun cuando revienta (o sobre todo cuando revienta), lo salpica todo de progresismo.

Así pueden comprenderse las palabras solidarias con que los socialistas acogen la acampada de la Puerta del Sol, que a simple vista pueden parecer cínicas. Y que sin duda lo son, pero de un modo mucho más alevoso y sofisticado de lo que a simple vista parece. Cuando Zapatero, Chacón o Pajín se precian de «comprender» a los chavales indignados actúan con la misma socarronería del ciego cabrón del Lazarillo, que después de descalabrar al protagonista con una jarra de vino se burla de él, mientras lo cura aplicándole vino en las heridas: «¿Qué te parece, Lázaro? El mismo vino que te enfermó te cura y da salud». Los socialistas saben bien que un empacho de consignas progresistas sólo puede concluir con una vomitona de consignas progresistas; y esto es lo que, a la postre, refleja la menestra de proclamas que se vociferan en la Puerta del Sol: un vómito de progresismo enfermo que sólo podría sanarse auténticamente renegando de la causa de sus males; pero tal sanación exige una «metanoia», un cambio de mente que quienes han sido moldeados en el progresismo no pueden acometer. Que ni siquiera pueden vislumbrar.

Sin embargo, en la naturaleza humana subyace siempre —no importa cuán anegada esté de propaganda, cuán moldeada por el clima corruptor de su época— una nostalgia de la belleza, el bien y la verdad. Y ese fondo es el que asoma, magullado, malherido, hecho trizas o añicos, entre la empanada mental de proclamas que los chavales indignados lanzan contra el «sistema» que los ha moldeado; proclamas cuyo lenguaje acata los códigos que el propio «sistema» les ha inculcado: democracia participativa, libertades ciudadanas, subsidios, financiación pública, etcétera; y todo ello aderezado con un emotivismo párvulo y efervescente. Que es como si el esclavo le pidiera a su amo que lo esclavice más amorosamente, que le brinde mejor techo y comida más abundante; requerimiento que halaga al amo sobremanera, pues cuando el esclavo reclama mejoras en las condiciones de su esclavitud está reconociendo que sin esclavitud no podría sobrevivir ya, que no hay vida fuera de la esclavitud. Y entonces el amo le dice al esclavo con sorna, mientras satisface sus peticiones utilizando como remedio la causa de sus males: «¿Qué te parece? El mismo vino que te enfermó te cura y da salud».

jeudi 19 mai 2011

La indignación indignada

Parece que alguno ya se ha dado cuenta que con la sandez de manifiesto inicial no iban a ninguna parte. Y a lo mejor también se ha leído algo más que la portada del panfleto de Hessel y ha comprobado que es un compendio de estupideces.

En consecuencia algunos indignados plantean propuestas concretas.

  • Reforma de la ley electoral, fundamentalmente para hacer veraz el axioma “un hombre, un voto”. Correcto.
  • Independencia real del Poder Judicial y el Ejecutivo/Legislativo. Buena cuestión, pero bastante complicada, y no excesivamente urgente. Ya sé, lo de Bildu, lo de Sortu, lo del “Faisán”… pero insisto, con modificar la ley electoral en profundidad ya hay tajo para rato, con todo lo que conlleva y los “melones” que pueden resultar abiertos en el proceso.
  • Reforma del Senado. Una tontería más vista que el TBO. Si hay que reformar algo es el “estado autonómico”. Lo del senado cae luego por su propio peso.
  • Supresión de la financiación pública de los partidos políticos. Con ésta, sobran todas las demás. Sería el fin del sistema entero. Está incluida, como quien no quiere la cosa, entre otras muchas cuestiones de índole menor o de cajón, pero es el quid de la cuestión. Como dije ayer, la institución básica de la democracia son los partidos. Si no tienen financiación pública, sencillamente desaparecen. Fin.
Los medios afines de la DDTLV (Derecha De Toda la Vida) que dice Orisson, intentan desenfocar los planteamientos de la protesta con el argumento “el sistema no es el problema, el sistema es bueno, lo malo es el gobierno socialista”. Falso. Sólo demuestran el miedo a perder sus posiciones hegemónicas en este remedo de la alternancia Cánovas-Sagasta, justo ahora que les tocaba a ellos la poltrona, además por retrasado, ya que lo de la última vez "fue trampa". Y si hace falta volvemos a lo de siempre, ¡Qué vienen los rojos! como nos recuerda Museros.

Pero dónde no se mojan ni debajo de la lluvia los del camping de la Puerta del Sol y otras plazas, o si se mojan desbarran, es en las elecciones que vienen y las siguientes.

No promueven ni la abstención, ni el voto nulo (se les ve el plumero, lo siento) “Votar partidos minoritarios que apoyen estas reformas” o sencillamente “que cada cual haga lo que considere oportuno”.

Votar partidos minoritarios, o lo que sea, con la actual ley, amigos míos, sólo beneficia a ese PPSOE que, por motivos distintos puede ser, ni os gusta a vosotros ni me gusta a mí, ni le gusta a nadie menos a ellos. Es evidente, a más votos, más difícil es alcanzar el 5% de los votos, más posibilidades de aplicar la ley D'Hondt, y a sumar votos los más votados.

Pero todo esto, como he dicho, es cosa de algunos indignados. Oficialmente “la asamblea de Sol” se desvincula de los comunicados que no sean aprobados y publicados en su web. ¿Democracia real? Ya.

mercredi 18 mai 2011

¿Indignados?

Están indignados, vale, ¿y qué más?, ¿y ahora qué?

Su manifiesto no es precisamente muy sesudo o profundo: “igualdad”, “progreso”, “solidaridad”, “libre acceso a la cultura”, “sostenibilidad ecológica”, “desarrollo”, “bienestar”, “felicidad”... lo siento pero todo eso son paparruchas y demagogia barata.

Y por supuesto una retahíla de “derechos básicos”, ahí empiezan a patinar sin frenos, “vivienda, trabajo, cultura, salud, educación, participación política, libre desarrollo personal, consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz”.

No amigos míos, no. Diga lo que diga Stéphane Hessel en su panfleto, no se trata de exigir al estado nuestros derechos, se trata de mandar al estado a hacer puñetas y conquistar lo que necesitamos con nuestro esfuerzo, con el sudor de la frente.

Al parecer la indignación que dicen tener es la del rebaño de borregos al que el pastor se ha olvidado de alimentar o les ha reducido las raciones ¡menuda indignación de mierda! Con perdón.

Y luego el absurdo de defender a ultranza la democracia y rechazar de plano el sistema actual, o sea la democracia. La democracia es esto amigos, ni más ni menos. Si no nos gusta no hace falta justificarse diciendo que esta democracia no es una verdadera democracia, como cuando Gorvachov engañaba a los soviéticos diciendo que aquello no era comunismo, por culpa de Stalin, y que él se encargaría de devolverles el verdadero comunismo. Y por supuesto lo que hizo fue acabar con el comunismo, que era lo que tenían. Y punto.

“Los partidos políticos no se encargan de llevar de nuestra voz a las instituciones”, ¿no me digas? Pero es que los partidos políticos son las principales instituciones de la democracia, amigo mío. Y ellos se encargan de poner y quitar a los que gobiernan el resto de instituciones. ¿De qué estáis hablando? ¿En qué mundo vivís?

Y terminan describiendo la perversidad del modelo económico capitalista ¡ya era hora! Por supuesto que es un sistema inhumano, ¿ahora os dais cuenta? ¿cuándo los hipotecados no pueden pagar, los parados no encuentran trabajo y los jóvenes ni trabajo ni hipoteca? Bueno, más vale tarde que nunca.

Sentarse en la Puerta del Sol, pasar allí la noche, gritar consignas en forma de ripios… Bobadas. Si el domingo que viene no hay un índice nacional de abstención del 80% no me creeré nada. Cuatro días y todo estará claro.

Si estuvierais indignados de verdad, los políticos no se atreverían a salir de casa para dar mítines. Pero durmiendo muy organizaditos en la Puerta del Sol, comiendo hamburguesas, cantando y jugando a las cartas, no sois ningún peligro para nadie.

“Hace falta una revolución ética” afirman. Sí, sin duda, pero las “revoluciones éticas” no son fenómenos de masas, son el fruto de largos procesos interiores personales. Y exigen esfuerzo, voluntad, estudio y dedicación intensa, personal e intransferible.

Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré” Mt 11, 28.

Lo que sentís, amigos míos, no es indignación, aunque os lo parezca. Es el vacío que ha dejado en vosotros lo que os habéis dejado arrebatar.

El “movimiento” se ha “organizado” desde Internet ¿no? Pues tirad a la papelera el panfleto de Stéphane Hessel, que os ha costado cinco euros, y leed gratis en línea los evangelios. Las respuestas que buscáis están allí, al alcance de todos.

mardi 17 mai 2011

Es igual, pero no es lo mismo

Algún indocumentado pudiera llegar a pensar que en nuestros días, con la Unión Europea, los acuerdos de Schengen, la moneda única, etc. es lo mismo ser alemán, francés o español. Craso error. 
Resulta paradigmático el caso francés, que se revela con claridad tanto en ocasiones brillantes como en los episodios más sórdidos. Y por supuesto el origen de este comentario está en la detención en los Estados Unidos de América del director del Fondo Monetario Internacional. 
Más allá de la percepción popular del ídolo caído, en particular uno de una institución tan impopular como el FMI, la figura de Dominique Gaston André Strauss-Kahn, abreviado DSK en los medios galos, resulta bastante interesante. 

La impopularidad del FMI, en cuya dirección, no lo olvidemos, DSK relevó a Rodrigo Rato, que ahora trata de pescar empleando como caña a Caja Madrid en el río revuelto de la banca española, es un asunto bastante irrisorio, propio de ingenuos que no saben en qué mundo viven. 
Rasgarse las vestiduras cuando el estado acude con fondos públicos al rescate de la banca “privada” es ilustrativo del desconocimiento supino que el común de los mortales tiene del sistema capitalista en el que vive. Por eso luego salen con ocurrencias tan disparatadas como responder de la hipoteca entregando el piso. 
Los bancos son la base del perverso sistema capitalista actual, que ha integrado ya lo peor del socialismo, funcionando como corsarios con las patentes que el estado les concede, actuando ajustados a leyes que les permiten aquello que para un articular sería un delito duramente penado, y operando, al fin y al cabo, con la moneda que emite ese mismo estado o estados, y en función de tipos de interés cuyo grado de usura regula también un organismo estatal. 
Por eso resulta estúpido plantearse la ayuda y protección del estado en una hipotética lucha de la sociedad contra la banca. La banca y el estado están en el mismo bando, y son de hecho la misma cosa. 

Pero vamos a DSK y a los franceses. 

Francia, como el Reino Unido y Alemania, aunque de un modo completamente distinto en cada uno de los tres casos, es actualmente una nación, a diferencia de España y otros muchos países, aunque sea dolorosísimo admitirlo. 
Tienen una estructura política y social coherente, sin entrar a valorarlas, objetivos internos y externos definidos, sólidos y a largo plazo, y voluntad para alcanzarlos con los medios y recursos que sean necesarios. 
La estructura de Francia, reconstituida y diseñada tras la segunda guerra mundial por el general De Gaulle, rescatando cuanto pudo de las tradiciones seculares galas, o francas para ser más exacto, tiene muchas características básicas fácilmente reconocibles, que proporcionan una guía de comprensión de los acontecimientos muy fiable. 

Como no pretendo plasmar aquí un completo tratado de geopolítica francesa, apuntaré un dato importantísimo, relativo a una de las más terribles carencias hispanas, que por supuesto es el sistema educativo.

Curiosamente acabo de ver que hoy Gonzalo también se explaya a gusto a este respecto.

Aparte de que la más somera comparación de los niveles elementales y secundarios de los sistemas educativos francés y español resulta desoladora para los españoles, la enseñanza superior es sencillamente imposible de comparar. 

Para resumir la situación de los estudios superiores en España basta con decir que las universidades públicas españolas están masificadas hasta niveles de colapso, el nivel cultural de los alumnos que acceden es catastrófico, los cuadros docentes se encuentran ante una situación que no pueden enfrentar con los medios de que disponen y, por si fuera poco, la política emponzoña aún más la ya de por sí desesperada situación. 
En Francia, por resumir lo más que pueda, la universidad es sólo una opción más del abanico de posibles estudios superiores. 

Lo que aquí llamamos desde hace tiempo “formación profesional” está también mucho mejor diseñada, resultando muy atractiva para un gran porcentaje de estudiantes, conscientes a lo largo de sus estudios elementales y secundarios, de sus posibilidades y opciones reales. 

Existe, y ésta es la diferencia fundamental, el concepto de las Grandes Escuelas, les Grandes Écoles. Se trata de centros de estudios superiores, en los que para ingresar es necesario pasar un proceso de selección, fundamentalmente una serie de pruebas o exámenes, unidos al expediente escolar. Los alumnos con opciones de ingreso, según recomendación de su instituto de bachillerato, acostumbran a emplear uno o dos años de durísima preparación, en academias especializadas, para superar las pruebas. 
Esta selección previa del alumnado, que literalmente superan sus “oposiciones” antes de hacer la “carrera”, al contrario de lo que sucede en España, aseguran un funcionamiento espectacular de los cursos, un espíritu de grupo sólido en las promociones y unos resultados brillantes a la conclusión. 
Un pequeño grupo de Grandes Escuelas lideran la sociedad francesa, siendo paradigmático el caso de la Escuela Nacional de Administración, la ENA, cuyos alumnos han constituido durante años las elites dirigentes de Francia, dando lugar a la expresión “enarcas”. 

Strauss-Kahn, aunque estudió en una Gran Escuela, la de Altos Estudios Comerciales de París, suspendió las pruebas de ingreso de la ENA. No así sus principales “adversarios” dentro de sus propias filas del partido socialista, Martine Aubry y Ségolène Royal, ambas graduadas “enarcas”, al igual que Laurent Fabius y François Hollande. 

Vamos, que curiosamente el único socialista que no ha sido alumno de la Escuela Nacional de Administración, era el candidato para librar con Sarkozy la batalla por la presidencia de la república. Y curiosamente cae víctima de un sórdido escándalo sexual, una vez que los intentos de dañar sus opciones por su inmensa fortuna personal y su pasión desmesurada por el lujo se habían mostrado ineficaces. 

Sarkozy, dicho sea de paso, es universitario, y curiosamente su época se caracteriza por la presencia únicamente testimonial de “enarcas” en los gobiernos. 

Para ir acabando, el concepto mismo de graduado de una Grande École, constituye un intento de rescate en lo posible de lo más positivo de la sociedad estamental, modelo que históricamente se muestra mucho más eficaz que el clásico de clases post-revolucionario. 

El único sistema español similar se encontraba en nuestras academias militares, que han sido objeto de destrucción sistemática en esta etapa de gobierno socialista.

Termino constatando de nuevo cuánto agrada al pueblo contemplar la ejecución de un poderoso caído en desgracia, que no digo que no lo merezca, estoy convencido de que sí, y a falta de guillotinas en la plaza pública, una prisión americana en una isla, al más puro estilo Alcatraz o el clásico francés de Elba o el Château d’If, hacen un papel perfecto.

lundi 16 mai 2011

Vivir

Dice ahora Stephen Hawking que el Cielo y el Infierno son cuentos de hadas para los que le tienen miedo a la muerte. Yo, que no me considero capaz de enmendarle la plana en cuestiones científicas, que si bien me interesan bastante, en muchas ocasiones escapan a mis humildes capacidades, creo sinceramente que lo lógico es plantear lo contrario.

Efectivamente negar la existencia de un sentido final de la vida humana, con su premio o castigo, consecuencia de las opciones inherentes al libre albedrío, parece más bien propio del que pudiera albergar algún temor al respecto.

Pensar, decidir y actuar siempre en esta vida, con nuestros defectos y debilidades, esperando por una parte ser capaces de comparecer a juicio con una defensa coherente y consistente de nuestra existencia, y confiando en todo caso, ¿qué otro remedio nos queda?, en la infinita misericordia del juez supremo, como creador y padre, es a todas luces un planteamiento bastante más valiente que la consideración existencialista de la muerte como el final absoluto de todo.

Por otra parte, su afirmación de que “la ciencia” predice que distintos tipos de universo serán creados de la nada de modo espontáneo, humildemente no me parece muy científica, pero vaya usted a saber. Y que conste que he leído varias veces, y me encanta, su “Brevísima historia del tiempo”, que ocupa un lugar privilegiado en mi biblioteca.

Esta pequeña polémica, me viene al pelo para mis reflexiones personales de esta semana sobre el paso del hombre por este mundo. Reflexiones que las circunstancias me obligan de nuevo a hacer, y que me apetecía reflejar aquí.

Encuentro personalmente exasperante la facilidad con que los hombres y mujeres cedemos a la tentación de acomodarnos a una determinada situación. Considero un sinsentido absoluto la renuncia a planes, cambios y proyectos radicalmente nuevos una vez que hemos alcanzado una situación que, tras un periodo de tiempo de acomodación, nos resulta familiar, soportable o razonablemente placentera.

La esperanza de vida de un español está cifrada en unos 80 años, pongamos 90 o 95 en el mejor de los casos. Un suspiro, o al menos eso me parece a mí que tengo aproximadamente la mitad del total.

Siempre que me he encontrado en una encrucijada vital, ante dos o más opciones, he acabado por descartar el camino llano, fácil y tranquilo, y he optado por el escarpado, duro y en apariencia peligroso por desconocido.

Para elevarse y alcanzar la cima, es necesario escalar. Desde las alturas, contemplando las vistas, la existencia es más consciente y más plena, y todos los sacrificios merecen la pena.

Estoy a punto de volverlo a hacer, ¡qué Dios me ayude! Nunca ha dejado de hacerlo.

No sólo no le tengo miedo a la muerte, en realidad no le tengo miedo a la vida, que es de lo que se trata.

Los que si me dan miedo son los que, una vez elevado el asesinato de niños, descuartizándolos en el vientre de sus propias madres, al rango de “derecho fundamental”, emprenden ahora el tenebroso camino, como era de esperar, para hacer lo mismo con el asesinato de viejos, enfermos…

Para la eugenesia han encontrado eufemismos realmente increíbles. El que más espanta, personalmente, es ese de “interrupción voluntaria del embarazo”. Sobrecogedor.

Veremos que nos deparan con la eutanasia. Me temo lo peor.

Hablar hoy a los hombres del valor de la vida humana o el sentido del dolor, es realmente predicar en el desierto. Pero ¡cuán necesarias son las voces que claman en el desierto!

¡Que el Señor nos pille confesados! Porque vete tú a pedir un sacerdote para que te confiese y te dé el viático antes de la inyección letal, como pilles un resfriado fuertecillo con más de 60 años.

mercredi 11 mai 2011

Hablando de cosas serias...fútbol

Hoy no estoy de humor para hablar de nada serio. Sinceramente me apetece algo intrascendente, divertido y, por supuesto, un poco provocador, faltaría más. ¿Solución? Pues claro, fútbol. El opio del pueblo, panem et circenses, bla, bla, bla.

Es para lo único que tenemos en casa una tele de 40 pulgadas de alta definición de las buenas, para ver los partidos sin perder detalle. Como me niego a pagar, sólo podemos ver los que ponen gratis, que ya está bien, no conviene exagerar.

Para disfrutar del fútbol, no nos engañemos, es necesario elegir un equipo al que apoyar, si no, no tiene gracia. Como somos una familia unida, hemos preferido escoger todos el mismo, aunque hay quien opina que tener seguidores de dos o más equipos en la misma casa le da más emoción.

Nuestra filosofía al respecto consiste en compartir esta afición, mantenerla en un grado de moderación adecuado y hacerla lo más placentera posible.

Para ello, como digo, tenemos un único equipo preferido, sólo vemos los partidos de emisión gratuita de ese equipo, y lo más importante, mi mujer nos prepara unas cenas deliciosas, que se puedan disfrutar en mesa baja delante de los sofás, de modo que aunque pierda nuestro equipo, nos vamos a la cama bastante satisfechos. Cada cual elige su bebida, se pone la indumentaria adecuada, y dentro de los límites de la buena educación, en este caso algo relajada, se permite cualquier comentario o expresión de júbilo o desesperación.

¿Qué equipo es el nuestro? El Real Madrid. Ya que se puede elegir…

Luego, como es natural, por múltiples motivos, de los otros equipos nacionales y extranjeros, unos nos caen mejor y otros peor.

Como digo los motivos son múltiples. El primero es obligado, preferimos que cualquier equipo del mundo, sin excepción, le gane al FC Barcelona, ¡qué le vamos a hacer! Eso como digo no tiene vuelta de hoja, es así y hay que aceptarlo. Si eres del Real Madrid no hay otra opción. Al Atlético de Madrid, por ejemplo, mientras no se enfrente al Real Madrid, le deseamos lo mejor.

A mí, por ejemplo, me cae mejor el Bilbao que la Real Sociedad, mi esposa le tiene cariño al Zaragoza, el Mallorca siempre tendrá un sitio en mi corazoncito futbolero, en la cuestión Sevilla-Betis no entramos, somos neutrales, ja, ja, ja…

Luego está lo de la segunda división. Ahí de nuevo unanimidad familiar, somos del Numancia, faltaría más.

Bueno y ahora a provocar, que era de lo que se trataba.

La Copa del Rey de este año, fantástica, inconmensurable, magnífica… el golazo de Cristiano a pase de Di María, que recibe de Marcelo, para la historia. Que para ganar hay que marcar goles y pasarse la pelota de uno a otro no puntúa.

Lo de la Copa de Europa un robo a mano armada. En la ida en Madrid, como no había manera de que Messi marcase mientras Pepe siguiera en el campo, se le expulsa sin ningún motivo y arreglado ¡muy bonito! Y luego, en Barcelona, como no se puede permitir que el Madrid remonte, Piqué le hace falta a Cristiano al borde del área, este se cae lo mejor que puede el pobre, ley de la ventaja, y cuando Higuaín marca un golazo, se anula porque Mascherano se ha tirado a la piscina, o le ha dado una lipotimia, o vaya usted a saber. Y ni siquiera pitan falta, ni fuera de juego, ni nada ¡saque de puerta!

Espero, aunque no confío mucho, que en Wembley les den para el pelo.

La Liga al parecer la ganarán esta noche, si el Levante no lo impide, que cosas más raras se han visto. Al menos el pichichi se lo llevará Cristiano.

Bueno, para ir terminando, me ha escrito un amigo alemán para felicitarme por lo de Sahin. De Altintop aún no tengo datos, pero el motor alemán de origen turco, Özil, Kehdira, Sahin, Altintop, promete. Ya veremos.

¿A que es mucho más entretenido que los debates electorales locales y autonómicos? Y eso que no he hablado de lo de los cromos, ja, ja, ja.

PS: Espero no perder ningún lector o simpatizante por esta entrada. Que quede claro que no me tomo en serio el fútbol. Me divierte con moderación y punto.

lundi 9 mai 2011

Como chotas

Cuando la semana pasada recibí el tremendo mazazo intelectual de leer en el BOE la definición de familia monomarental, quedé tan atontado que tuve que llamar a todos mis psiquiatras de cabecera para intentar recuperarme.

Y aquí estoy todavía, tumbado en el diván, rodeado de Kant y Hegel, que no dejan de discutir sobre si la experiencia perceptiva es la fuente del verdadero conocimiento o el hombre determina su realidad a partir de parámetros abstractos deducidos por la razón, y Platón que le dice a Aristóteles que al mundo sensible corresponde el criterio de la doxa, la opinión, en tanto que material, aparencial, finito, mutable, y por tanto engañoso, y a lo inteligible, el mundo de las ideas, corresponde la episteme, cuyo instrumento es la razón, basada en la noesis, en tanto que facultad de penetración intelectiva, mientras Aristóteles contesta que para él, noesis se refiere a aquella capacidad de la razón de intuir de forma inmediata el conocimiento, de los primeros principios del conocimiento, si, y solo si, es de la realidad inmediata.

Como están empezando a volverme loco, les he dicho a gritos que se callen, sobre todo a Kant, y le he pedido a Santo Tomás que arroje algo de luz en este guirigay:

Primero me ha preguntado cuál era la causa del problema, y al contestarle de nuevo con el primer versículo del Evangelio de San Juan, sea cual sea la traducción empleada, me ha contestado: “Siendo así que se afirma el Verbo en Dios, por cuanto Dios se conoce a Sí mismo concibiendo su Verbo, síguese que si negásemos el Verbo en Dios tendríamos entonces que negar que Dios se conoce a Sí mismo.

Al ver la cara de haba que hemos puesto todos, Kant, Hegel, Aristóteles, Platón y yo, ha tratado de aclarar un poco el asunto: “Todo lo entendido en cuanto entendido es necesario que exista en el que entiende: pues el entender mismo significa la aprehensión de lo que se entiende por el entendimiento. Por lo cual, incluso nuestro entendimiento, al entenderse a sí mismo, existe en sí mismo no sólo por ser idéntico consigo por su esencia, sino también como aprehendido por sí entendiendo. Es necesario, pues, que Dios exista en Sí mismo como entendido en quien entiende: pero lo entendido en el que entiende es la palabra o “intención entendida”. Existe, pues, en Dios, que se entiende a Sí mismo, el Verbo de Dios como Dios entendido (...) Por esto, San Juan afirma, al principio de su Evangelio que el Verbo existía junto a Dios.”

Entonces van y se plantan allí un fraile portugués del siglo XVII llamado Juan de Santo Tomás, discutiendo con un cardenal que responde al nombre de Cayetano (a veces no alcanzo a entender cómo llega a caber tanta gente en mi piso de 90 metros cuadrados escasos). Trato de ofrecer a todos un refrigerio pero, sin prestarme la más mínima atención, ante la objeción de que el Verbo divino entiende pero no forma Verbo, responde el tal Juan de Santo Tomás al cardenal Cayetano, que por la identidad entre la esencia divina y las relaciones constitutivas de las Personas, al Verbo no le compete ser “Dios dicente”, precisamente porque es el “Dios dicho”, sin poner en modo alguno en duda la afirmación de la identidad entre el entender y el expresar o manifestar hablando, y así explica, precisamente, la teología de la procesión de la segunda Persona de la Trinidad.

Entonces va Aristóteles y dice que el ya había afirmado que Dios se entiende a Sí mismo en la célebre fórmula de la “noesis noeseos”, aunque no apuntase el desdoblamiento manifestativo realizado en la locución mental.

De nuevo interviene Santo Tomás: “en Dios que se entiende a Sí mismo el Verbo de Dios es el Dios entendido”, lo que, supuesto que no puede negarse el atributo divino del conocimiento intelectual, pone el acto de entender como idénticamente generador y “locutor” de la Palabra subsistente de que habla el principio del Evangelio de San Juan como “estando junto a Dios” y “siendo Dios mismo”.

Y entonces Santo Tomás me mira a los ojos y me pregunta si cuando llega el credo en la misa lo recito como un papagayo o pienso un poco en lo que estoy diciendo.

Me pongo colorado y trato de pensar una respuesta coherente: “El Padre es generante del Hijo y donante del Espíritu Santo. El Hijo es engendrado y el Espíritu Santo es dado mutuamente por el Padre y el Hijo que, porque se aman, se dan Uno a Otro. Así son totalmente sinónimos, como Verbo e Hijo, también Espíritu Santo y Don.”

Aunque no parece enfadarse, Santo Tomás le dice a Francisco Canals Vidal, el filósofo y teólogo español, casado y padre de once hijos, que murió en febrero de 2009 y que, al parecer, llevaba en la habitación desde el principio de la discusión, que me ha soplado la respuesta.

Así que para cerrar un poco el asunto, aunque en falso claro está, Santo Tomás afirma que “la cosa entendida se comporta como algo constituido y formado por la operación del entender” y Don Francisco Canals le explica a Kant que su perplejidad al redescubrir el carácter activamente formador del objeto entendido por parte del sujeto pensante, le llevó a generar el idealismo trascendental como si fuese la única posición coherente con este redescubrimiento del carácter activo del sujeto pensante humano, mientras afirma que sólo la sustitución de la errónea interpretación del cardenal Cayetano de la formación del verbo mental per accidens por la auténticamente tomista, que ve la esencia del entender en el formar locutivo del objeto pensado, pueden dar a Santo Tomás la oportunidad de inspirar un pensamiento realista, armonizable también con la teología, por lo que propugna una profunda reforma de la enseñanza del pensamiento filosófico en las escuelas católicas, para dar a la filosofía cristiana, a la vez, solidez filosófica y adecuación armónica con el contenido inteligible de los dogmas revelados.

Así que les digo a todos que vayan marchando a descansar, que yo tengo que hacer lo propio, que son las tres de la madrugada, mientras me pregunto ¿y a Leire Pajín qué le importa todo esto? Y yo mismo me respondo que lo mismo que a mí las encuestas sobre quién ganará las elecciones locales y autonómicas.

samedi 7 mai 2011

Divino Afflante Spiritu

Cuando el pasado jueves Marcelino se mostró en desacuerdo con la versión del primer versículo del Evangelio de San Juan que empleé en mi entrada de aquel día, decidí buscar en mi biblioteca una versión diferente de la Biblia de la que empleo normalmente.
Encontré en una estantería una edición de 1949. Era la que usaba mi abuela materna, que además era mi madrina de bautismo, a la que siempre tuve y sigo teniendo, muchos años después de su muerte, un especialísimo cariño. En el salón de casa tengo una foto suya ¡con dos o tres años! Es una foto coloreada a mano, de principios del siglo XX, una verdadera obra de arte.
Mi abuela acostumbraba a asistir a misa cada mañana, y al caer la tarde asistía de nuevo, como ella decía, por todos aquellos que no van nunca a la iglesia.  Y cuando no podía salir de casa por motivos de salud, recuerdo como venía algún sacerdote a casa para que pudiese comulgar.
Le debo muchísimo a mi abuela, no sólo en cuestiones materiales, que también, ya que su ayuda financiera fue fundamental en mi infancia y juventud, sino sobre todo en mi formación, en el más amplio y profundo sentido de la palabra.
Cuando hablo de mi abuelita nunca digo “que en Gloria esté” si no “que en Gloria está”, porque no me cabe duda de que se encuentra en los Cielos.
La Sagrada Biblia en cuestión es la versión directa de las lenguas originales, hebrea y griega, al castellano de Eloíno Nácar Fuster, canónigo lectoral de la S.I.C. de Salamanca y el muy Rvdo. P. Alberto Colunga, O.P. profesor de Sagrada Escritura en el convento de San Esteban y en la Pontificia Universidad de Salamanca, con prólogo del Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Gaetano Cicognani, Nuncio de Su Santidad en España, de la Biblioteca de Autores Cristianos, conocida en general como la Biblia Nácar-Colunga.
El versículo del que hablo reza en esa edición: “Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios.” Y dice la nota al pié: “Al principio, cuando Dios creó el cielo y la tierra, existía ya el Verbo. Manera de expresar la eternidad del mismo, igual, aunque menos expresiva, que la empleada por Jesús en 17, 5. 24. El Logos, la Sabiduría eterna de Dios, de que empiezan a hablarnos los Proverbios, 8, 22 ss., y la Sabiduría 7, I ss., es la segunda persona de la Trinidad. La frase "el Verbo estaba en Dios” expresa la íntima unión del Verbo con Dios, de la Sabiduría de Dios con Dios mismo, del Hijo con el Padre. “Y el Verbo era Dios” significa que era tan estrecha esta unión, que ambos comunicaban en la naturaleza divina, era consustanciales el Verbo de Dios y el Padre, sin otra distinción que la personal”.
En la Biblia de Jerusalén el Evangelio de San Juan empieza así: “En el principio existía la Palabra, la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios”. Y dice la nota al pié: “Ver Gn 1.1. En 1 1-5 el evangelista recoge un himno más antiguo que sigue las huellas del relato de la creación en Gn 1 1-31, con la cadencia marcada por los verbos: “Dijo Dios…y así fue”: Dios ha creado el mundo por su Palabra, ver Sal 33 6-9; Sb 9 1; Si 42 15, especialmente la luz opuesta a las tinieblas, Gn 1 18, los seres vivos, Gn 1 20-25, y al hombre, Gn 1 26-27. Es posible que los vv 1c-2, encuadrados por la repetición redaccional “junto a Dios…junto a Dios” y que rompen el ritmo binario del párrafo, hayan sido añadidos por el evangelista para afirmar la divinidad de Cristo, Palabra encarnada, ver 8 24+; 20 29, 1 Jn 5 20. En 1 9-18 el tema de la Palabra creadora se desarrolla en armonía con Is 55 10-11: enviada por Dios, 1 9-11, 4 34+, al mundo, 1 9+, para fecundarlo, 1 12+, revelándole la “verdad”, 8 32+, retorna a Dios después de haber cumplido su misión, 1 18; 13 3, 16 28. Este conjunto de temas: presencia junto a Dios, papel desempeñado en la creación, envío al mundo para adoctrinar en él a la humanidad,  atañen a la Sabiduría tanto como a la Palabra, Pr 8 22-36+; si 24 3-32; Sb 9 9-12. En el NT correspondía a Juan, gracias al hecho de la Encarnación, 1 14+, inferir la naturaleza personal de esta Palabra (Sabiduría) subsistente y eterna.”

jeudi 5 mai 2011

¿Estamos todos locos?

Al estallar la Primera Guerra Mundial, el conde polaco Alfred Korzybski se enroló en el Segundo Ejército ruso-polaco, que fue aniquilado en Prusia oriental. Como oficial de estado mayor, dirigió un ataque desastroso, en el que los polacos tropezaron con un profundo foso que no figuraba en los mapas; tras el que se encontraban las ametralladoras prusianas. Al parecer fue esta desafortunada experiencia la que le inspiró su más famoso pensamiento “el mapa no es el territorio” que hoy podríamos traducir a los actuales oficiales de estado mayor de los ejércitos occidentales como “el power-point no es el campo de batalla” o a los ministros y ministras de defensa como “no se puede mandar tropas en combate por videoconferencia”.

Más tarde el tal conde Korzybski desarrolló una delirante teoría conocida como semántica general, tratando de desmontar la filosofía de Aristóteles basándose en conceptos tan dispares como que el hecho de que el lenguaje, las palabras, sean el vehículo del pensamiento humano, impiden al hombre conocer la realidad, ya que “las palabras no son la realidad”, o que la diferencia fundamental entre el hombre y el resto de los animales es que los primeros somos capaces de transmitir conocimiento a través de las sucesivas generaciones, a lo que llamó time-binding.

Esta pequeña empanada mental me ha venido a la cabeza porque acabo de regalar a mi santa esposa el último premio Goncourt, “La Carte et le Territoire” de Michel Houellebecq, cuyo título, obviamente, hace alusión a la frase del desgraciado oficial polaco, que me recuerda a su vez el famoso cuadro de René Magritte “Esto no es una pipa”.

Ya he mencionado en otras ocasiones la famosa frase de Humpty Dumpty, “cuando yo uso una palabra quiere decir lo que yo quiero que diga”. En el fondo todos ellos, Korzybski, Magritte, Houellebecq y por supuesto Humpty Dumpty, no estaban o están tan locos como parece. O sí ¿quién sabe?

Abusando de la paciencia de mis improbables lectores añadiré un último apunte más, éste totalmente en serio, antes de llegar al punto culminante de mi constatación de la locura oficial generalizada en estado puro.

Del Evangelio según San Juan, primer versículo del capítulo 1: “Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.”

Por supuesto que la palabra es la realidad. El logos es lo que permite al hombre el verdadero conocimiento. Porque el logos, la Palabra, es Dios mismo, la única realidad verdadera. Para más explicaciones, los múltiples libros de Joseph Ratzinger.

Y ahora la terrible noticia, mientras dormíamos, una banda de locos, escapados de no se sabe qué manicomio, se han hecho con el poder y están destruyendo cuanto encuentran a su paso.

La última prueba en el Boletín Oficial del Estado: “Se considerará familia monomarental la formada por una mujer que tenga a su cuidado menores de 21 años o mayores con discapacidad que no obtengan ingresos de cualquier naturaleza superiores al 75% del Salario Mínimo Interprofesional vigente en el momento de publicación de esta Resolución.” (Sacado del BOE, palabra de honor.)

Uno de los locos, que por supuesto ignora, o no le importa un ardite, que parental viene de pariente, que tiene la misma raíz que el verbo parir. Es decir, que el pariente por excelencia es la madre y que, en todo caso, en su significado se encuentran igualmente ambos progenitores.

Sin embargo el loco en cuestión, Leire Pajín o alguna demente pseudo-feminista delirante por el estilo, ha decidido, es un suponer, que familia monoparental significa que sólo tiene “pare”, que es padre en catalán, y ante tamaña afrenta machista, por arte de magia y de birlibirloque, tatatachán, se ha sacado de la manga, o del sostén, un nuevo palabro, monomarental, que es un absoluto absurdo semántico y etimológico, que no encontrará nadie en un diccionario de castellano que se precie. (Me está costando una barbaridad escribir esta entrada, ya que el Word está empeñado en corregir automáticamente monomarental y sustituirlo por monoparental, y así no hay manera ¡Será fascista el Office éste!)

En fin, que yo me he despertado y con legañas en los ojos llevo algunos años intentando despertar a los demás antes de que estos locos acaben con todo, pero no hay manera, siguen yendo sonámbulos a votar cada vez que les convocan.

En resumidas cuentas, y respondiendo a tu pregunta mi querido amigo, propongo que nos manifestemos exigiendo al gobierno la declaración de especie en peligro de extinción para las palabras con significado, que no por mucho tempranar amanece más madruga.


Y esto es todo por hoy, amigos, amigas y amig@s, en la república monárquica de San Pitopato, a friato de forcios de tril pitrochuntos chorinto y chunto. He dicho.

PS. Había pensado titular la entrada ¡Despertaos! Pero no quiero que nadie me confunda con Stephane Hessel, que para leer mis tonterías no hace falta pagar cinco euros.

mercredi 4 mai 2011

O tempora, o mores (II)

Al llegar ayer a casa, después un día especialmente fatigoso, tuve la satisfacción de encontrar sobre mi mesa de trabajo, la de casa claro está, sobre la que últimamente mis obligaciones como “cabeza visible” de mi rama familiar me obligan a trabajar tanto o más que en la de mi “despacho oficial”, una tarjeta postal de un gran y buen amigo francés, con una espléndida fotografía del “Château de Chambord”, que me envía mientras se encuentra con su familia recorriendo los famosos “Châteaux de la Loire” durante sus vacaciones de Pascua, que así precisamente se llaman, “vacances de Pâques”, en la muy laica república francesa.

Más tarde, cuando me disponía a acostarme, vi que Firmus et Rusticus había dejado amablemente un comentario, espléndido como siempre, a mi entrada sobre el asunto del asesinato del moro ese que al parecer planeó la horrible carnicería de las torres, espantosas por cierto, del World Trade Center de Nueva York. En su comentario hacía una oportuna comparación con las relaciones entre François I, rey de Francia, y nuestro monarca Carlos I, quinto de los emperadores del Sacro Imperio que portaron su nombre, en cuyos dominios nunca se ponía el sol.

Esta casualidad, ya que el castillo de Chambord fue obra de François I, unido a la tabarra que me da constantemente con este monarca francés mi hija mediana, a la que haber estudiado sus primeras lecciones de historia universal en Francia le ha marcado profundamente, sin solución posible, me temo, que venga de sus actuales estudios en España, que en materia histórica son en el mejor de los casos inexistentes, cuando no absolutamente nefastos, me obligan a escribir siquiera un pequeño apunte al respecto.

No me es posible redactar ahora un sesudo estudio sobre la época, pero si me gustaría animar a todos a tomar o retomar los tratados de historia sobre este periodo en el que, a modo de resumen, puede muy bien afirmarse que la política mundial se reducía al enfrentamiento entre ambos monarcas, François y Carlos, relegando el papel de todas las otras naciones, en general la Inglaterra de Henry VIII, los Estados Pontificios y los principados italianos, al de meros comparsas.

Las redes de alianzas internacionales en apoyo de uno y otro, el enfrentamiento ideológico entre el sueño imperial carolingio del “Kaiser Karl V”, el nieto del Emperador Maximilian I von Habsburg, el último caballero, y los esfuerzos por mantener la integridad de su “Royaume” del hijo de Charles d’Angoulême, de la rama de Valois-Angoulême de la dinastía de los Capetos, las consecuencias para la Cristiandad, con la extensión terrible del cisma protestante y la invasión turca llegando a las puertas de Viena, constituyen sin duda unas de las más emocionantes páginas de la historia universal, por más que, como dice Pérez Galdós en su Episodio Nacional sobre Zumalacárregui, nada es comparable al “espectáculo de la historia viva, de la página contemplada antes de perder en las manos del artífice historiador el encanto de la realidad”.

Sólo me detendré en las relaciones entre estos dos colosos, como ejemplo de mucha aplicación y enseñanza para gobernantes que aspirasen a merecer ese nombre.

Por supuesto que François I y Carlos I, o V, no se apreciaban especialmente, por decirlo suavemente, pero no por ello dejaban de testimoniarse públicamente todo el respeto debido en sus visitas oficiales. El respeto debido a sus respectivas dignidades, nada que ver con permitir a un sátrapa norteafricano plantar su tienda en los jardines europeos para acto seguido, sin mediar motivo aparente, tratar de acabar con él y su nación empleando cuantos mortíferos ingenios bélicos se tiene a disposición, por poner sólo uno de los ejemplos más cercanos.

Así por ejemplo, como decía, el monarca francés recibió en varias ocasiones al emperador, siendo destacable la visita al Louvre justo antes de que se iniciasen los trabajos de renovación.

Como nos recordaba ayer Firmus et Rusticus, en enero de 1540, Carlos V solicitó a François I el permiso para cruzar Francia a fin de sofocar una revuelta en Flandes. Fue recibido por el rey, y acompañado por él, hizo entrada en París tras pasar por Burdeos, Poitiers y Orleáns. Visitó además Fontainebleau, donde François I le mostró la nueva galería recién construida.

Por supuesto que este tipo de comunicación política y diplomática, de un gusto y detalle exquisitos, estaba orientada a impresionar al adversario, pero ¡qué diferentes para nuestra desgracia son en nuestros días las relaciones internacionales!

Mencionaré para terminar los esfuerzos de los dos jefes de estado rivales de las “superpotencias” del siglo XVI para ¡crear lazos familiares que ofreciesen el signo de paz y cordialidad necesario para la prosperidad de sus dominios!

François I ofreció su propia hija Louise, que moriría muy joven, como esposa a Carlos V, y éste promovió a su vez el matrimonio en 1530 del Rey de Francia, tras enviudar de Claude, la hija de Louis XII, con su hermana Leonor de Austria, célebre en su tiempo por su extraordinaria cultura y belleza, primogénita de Felipe el hermoso y Juana la loca, que era a su vez viuda de Manuel I de Portugal, padre de aquel Miguel de la Paz, cuya prematura muerte truncó ¿para siempre? el sueño de una península ibérica unida por completo.

N.B. Empleé ya este mismo título en febrero del año pasado, por eso he incluido el numeral. Pero aún a riesgo de resultar repetitivo, creo que de nuevo el grito de Cicerón contra Catilina es el más apropiado para presentar el tema de hoy.