lundi 30 mai 2011

Principios que no son negociables

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI A LOS PARTICIPANTES EN UNAS JORNADAS DE ESTUDIO SOBRE EUROPA ORGANIZADAS POR EL PARTIDO POPULAR EUROPEO, Jueves 30 de marzo de 2006.

Honorables parlamentarios; distinguidos señores y señoras:
Me complace recibiros con ocasión de las jornadas de estudio sobre Europa, organizadas por vuestro grupo parlamentario. Los Romanos Pontífices han prestado siempre una atención particular a este continente, como lo demuestra esta audiencia, que se inserta en la larga serie de encuentros mantenidos entre mis predecesores y los movimientos políticos de inspiración cristiana. Agradezco al honorable señor Pöttering las palabras que me ha dirigido en vuestro nombre, y lo saludo cordialmente a él y a todos vosotros.
En la actualidad, Europa debe afrontar cuestiones complejas, de gran importancia, como el crecimiento y el desarrollo de la integración europea, la definición cada vez más precisa de una política de vecindad dentro de la Unión, y el debate sobre su modelo social. Para alcanzar estos objetivos, será importante inspirarse, con fidelidad creativa, en la herencia cristiana que ha contribuido en gran medida a forjar la identidad de este continente. Valorando sus raíces cristianas, Europa podrá dar una dirección segura a las opciones de sus ciudadanos y de sus pueblos, fortalecerá su conciencia de pertenecer a una civilización común y alimentará el compromiso de todos de afrontar los desafíos del presente con vistas a un futuro mejor.
Por tanto, me complace que vuestro grupo reconozca la herencia cristiana de Europa, que ofrece valiosas directrices éticas en la búsqueda de un modelo social que responda adecuadamente a las exigencias de una economía ya globalizada y a los cambios demográficos, garantizando crecimiento y empleo, protección de la familia, igualdad de oportunidades en la educación de los jóvenes y solicitud por los pobres.
Además, vuestro apoyo a la herencia cristiana puede contribuir significativamente a vencer la cultura, tan difundida en Europa, que relega a la esfera privada y subjetiva la manifestación de las propias convicciones religiosas. Las políticas elaboradas partiendo de esta base no sólo implican el rechazo del papel público del cristianismo; más generalmente, excluyen el compromiso con la tradición religiosa de Europa, que es muy clara, a pesar de las diversas confesiones, amenazando así a la democracia misma, cuya fuerza depende de los valores que promueve (cf. Evangelium vitae, 70).
Dado que esta tradición, precisamente en lo que puede llamarse su unidad polifónica, transmite valores que son fundamentales para el bien de la sociedad, la Unión europea no puede por menos de enriquecerse al comprometerse con ella. Sería un signo de inmadurez, o incluso de debilidad, optar por oponerse a ella o ignorarla, en vez de dialogar con ella. En este contexto, es preciso reconocer que cierta intransigencia secular es enemiga de la tolerancia y de una sana visión secular del Estado y de la sociedad.
Por tanto, me complace que el tratado constitucional de la Unión europea prevea una relación estructurada y continua con las comunidades religiosas, reconociendo su identidad y su contribución específica. Sobre todo, espero que la realización eficaz y correcta de esta relación empiece ahora, con la cooperación de todos los movimientos políticos, independientemente de las orientaciones de cada partido. No hay que olvidar que, cuando las Iglesias o las comunidades eclesiales intervienen en el debate público, expresando reservas o recordando ciertos principios, eso no constituye una forma de intolerancia o una interferencia, puesto que esas intervenciones sólo están destinadas a iluminar las conciencias, permitiéndoles actuar libre y responsablemente de acuerdo con las verdaderas exigencias de justicia, aunque esto pueda estar en conflicto con situaciones de poder e intereses personales.
Por lo que atañe a la Iglesia católica, lo que pretende principalmente con sus intervenciones en el ámbito público es la defensa y promoción de la dignidad de la persona; por eso, presta conscientemente una atención particular a principios que no son negociables. Entre estos, hoy pueden destacarse los siguientes:

protección de la vida en todas sus etapas, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural;

— reconocimiento y promoción de la estructura natural de la familia, como unión entre un hombre y una mujer basada en el matrimonio, y su defensa contra los intentos de equipararla jurídicamente a formas radicalmente diferentes de unión que, en realidad, la dañan y contribuyen a su desestabilización, oscureciendo su carácter particular y su irreemplazable papel social;

— protección del derecho de los padres a educar a sus hijos.

Estos principios no son verdades de fe, aunque reciban de la fe una nueva luz y confirmación. Están inscritos en la misma naturaleza humana y, por tanto, son comunes a toda la humanidad. La acción de la Iglesia en su promoción no es, pues, de carácter confesional, sino que se dirige a todas las personas, prescindiendo de su afiliación religiosa. Al contrario, esta acción es tanto más necesaria cuanto más se niegan o tergiversan estos principios, porque eso constituye una ofensa contra la verdad de la persona humana, una grave herida causada a la justicia misma.
Queridos amigos, a la vez que os exhorto a ser testigos creíbles y consecuentes de estas verdades fundamentales a través de vuestra actividad política y, más fundamentalmente, a través de vuestro compromiso de llevar una vida auténtica y coherente, invoco sobre vosotros y sobre vuestra actividad la asistencia continua de Dios, en prenda de la cual os imparto cordialmente mi bendición a vosotros y a los que os acompañan.

3 commentaires:

Anonyme a dit…

Un ejemplo típico del lenguaje naturalista y equívoco del actual papa.

Me gustaría saber que significa la expresión "fidelidad creativa" que utiliza en el segundo párrafo.

Sólo dos ejemplos de los herrores que enseña el Santo Padre en los que no hace sino reiterar lo expresado por su antecesor, el Concilio Vaticano II y el magisterio modernista.


Sea anatema: LV. Es bien que la Iglesia sea separada del Estado y el Estado de la Iglesia.

(Alocución Acerbissimum, 27 septiembre 1852)

Benedicto XVI: "sana visión secular del Estado y de la sociedad." Esto debe ser una expresión de aquel laicismo positivo del que nos hablara en otra ocasión.

Sea anatema: XVIII. El protestantismo no es más que una forma diversa de la misma verdadera Religión cristiana, en la cual, lo mismo que en la Iglesia, es posible agradar a Dios.


Benedicto XVI: Le "herencia cristiana de europa" incluye a la sectas protestantes y las llama "iglesias" poniendolas al mismo nivel que a la Santa Iglesia Católica, y con fidelidad creativa nos habla de "unidad polifónica".

Mejor es cubrir con el manto pudoroso de Noe todas estas "enseñanzas".

Anonyme a dit…

Marcelino, eres de lo que no hay, que decimos en España, ja, ja, ja.
Sé que lo haces por defender la pureza de nuestra Fe común, pero creo sinceramente y con caridad te lo digo, que deberías afrontar las enseñanzas de los Santos Padres con algo más de humildad y obediencia, que es lo que nos diferencia precisamente de los luteranos.
El Papa está hablando en este texto a unos políticos que se dicen de inspiración cristiana y en ese contexto debemos analizar sus palabras.
Cuando habla de fidelidad creativa, en general se refiere, a mi humilde entender, al modo de llevar el Evangelio a los europeos de hoy, con fidelidad a las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo y a la Tradición de nuestra Santa Madre Iglesia, de un modo que pueda llegar a calar en sus espíritus.
La famosa separación Iglesia Estado es una aportación del cristianismo a la civilización. Nos negamos a rendir culto a emperadores. Y ahora no admitimos que los gobernantes tengan la exclusiva potestad para decidir sobre el bien y el mal. La sana visión secular del Estado consiste, creo yo, en eso, en marcar a los gobernantes sus límites y su necesario sometimiento a la superior autoridad moral y espiritual de la Iglesia, de un modo absolutamente práctico, no sólo teórico.
Es un hecho por fin que los políticos encontrarán en su camino, no sólo a la Iglesia Católica, sino también a otros grupos cristianos o no cristianos. La evangelización y el proceso de recuperación de los hijos de la Iglesia que viven en el error luterano, calvinista... es nuestra misión como miembros de la Iglesia. Pero el hecho es que hoy en día, el escándalo del cisma cristiano existe.
Fundamentalmente este discurso del Santo Padre es una orientación utilísima para los católicos a la hora de optar políticamente. Sin la aceptación y defensa sin fisuras de los principios mencionados, no hay posibilidad de apoyo en ningún modo a una opción política.
Recibe un abrazo y un cordial saludo en Cristo Rey.

Rodolfo Plata a dit…

LAS RAICES CRISTIANAS DE EUROPA: En las provincias greco romanas, el cristianismo se inició como un movimiento laico: La Epístola apócrifa de los Hechos de Felipe, expone al cristianismo como continuación de la educación en los valores de la paideía griega, que tenía como propósito educar a la juventud en la virtud (desarrollo de la espiritualidad) y la sabiduría (cuidado de la verdad), mediante la práctica continua de ejercicios espirituales (cultivo de sí), a efecto de prevenir y curar las enfermedades del alma. El educador utilizando el discurso filosófico, más que informar trataba de inducir transformaciones buenas y convenientes para si mismo y la sociedad, motivando a los jóvenes a practicar las virtudes opuestas a los defectos encontrados en el fondo del alma, a efecto de adquirir el perfil de humanidad perfecta (cero defectos). El apóstol Felipe introdujo en los ejercicios espirituales la paideia de Cristo a fin de alcanzar la trascendencia humana (patente en Cristo) y la sociedad perfecta (Reino de Dios). A partir de entonces, los pueblos helénicos tomando a Cristo como ejemplo de lo que es la trascendencia humana, lo siguieron no como Dios, sino como hombre, a fin de alcanzar los fines de la paideia (la supra humanidad); por ello lucharon por helenizar el cristianismo estructurando la fe conforme a la razón. Tarea a la que se avocaron: San Basilio, San Gregorio, San Agustín y San Clemente de Alejandría (utilizando el pensamiento de los filósofos greco romanos: Aristóteles, Cicerón, Diógenes, Isócrates, Platón, Séneca, Sócrates, Marco Aurelio,,,),. Lo cual propició el choque entre culturas ante la oposición radical e intransigente de los príncipes de la sinagoga al uso de la razón en cuestiones sagradas tendente a evitar que se helenizara el cristianismo para mantenerlo sujeto a la Sinagoga. Desde entonces el talón de Aquiles de la doctrina de la Iglesia ha sido el profetismo judío y el fideísmo bíblico, al abrogar la enseñanza sobre el uso de la razón en cuestiones de fe que Cristo había revelado metafóricamente al ciego de nacimiento (Jn IX, 39), para hacer un juicio justo de nuestras creencias a fin de encontrar la verdad que nos liberara de las falsas certezas de la fe que nos mantienen ciegos__ Provocando en los pueblos cristianos la estulticia generalizada y la entronización del oscurantismo, al olvidar las raíces helenistas de nuestra cultura; lo cual ha convertido las Iglesias en sinagogas, los sacerdotes en rabinos, los cristianos en siervos del gobierno mundial judío, y el judeo cristianismo en religión basura. Así el movimiento cristiano dejó de ser laico y dejó de perseguir los fines últimos de la educación en la paideía; y por ello, no hemos alcanzado la sociedad perfecta ni la trascendencia humana. http://www.scribd.com/doc/33094675/BREVE-JUICIO-SUMARIO-AL-JUDEO-CRISTIANISMO-EN-DEFENSA-DEL-ESTADO-LA-IGLESIA-Y-LA-SOCIEDAD