samedi 21 mai 2011

Indignaos

JUAN MANUEL DE PRADA

Hay quienes aventuran que la acampada de la Puerta del Sol está manejada entre bambalinas por la izquierda; pero la izquierda no necesita recurrir a tales manejos, por la sencilla razón de que el clima de la época está suficientemente anegado de sus consignas utópicas (consignas que luego se pasa por el forro de los cojones cuando gobierna). Y así, toda revuelta o protesta popular que surja en nuestra época tendrá infaliblemente una formulación «progresista», más o menos quimérica o desorganizada, pero «progresista» siempre. Porque esos chavales indignados son hijos de su época; y su carácter, su conciencia y, en general, toda su esfera interior (lo que los antiguos llamaban alma) han sido moldeados por la propaganda progresista, que es algo así como el líquido amniótico en el que han sido gestados, y la leche nutricia que los ha alimentado mientras fueron a la escuela o a la universidad, mientras veían televisión o navegaban por internet. Nadie necesita manipularlos, puesto que han sido previamente moldeados; y quien ha sido previamente moldeado en el progresismo, aun cuando revienta (o sobre todo cuando revienta), lo salpica todo de progresismo.

Así pueden comprenderse las palabras solidarias con que los socialistas acogen la acampada de la Puerta del Sol, que a simple vista pueden parecer cínicas. Y que sin duda lo son, pero de un modo mucho más alevoso y sofisticado de lo que a simple vista parece. Cuando Zapatero, Chacón o Pajín se precian de «comprender» a los chavales indignados actúan con la misma socarronería del ciego cabrón del Lazarillo, que después de descalabrar al protagonista con una jarra de vino se burla de él, mientras lo cura aplicándole vino en las heridas: «¿Qué te parece, Lázaro? El mismo vino que te enfermó te cura y da salud». Los socialistas saben bien que un empacho de consignas progresistas sólo puede concluir con una vomitona de consignas progresistas; y esto es lo que, a la postre, refleja la menestra de proclamas que se vociferan en la Puerta del Sol: un vómito de progresismo enfermo que sólo podría sanarse auténticamente renegando de la causa de sus males; pero tal sanación exige una «metanoia», un cambio de mente que quienes han sido moldeados en el progresismo no pueden acometer. Que ni siquiera pueden vislumbrar.

Sin embargo, en la naturaleza humana subyace siempre —no importa cuán anegada esté de propaganda, cuán moldeada por el clima corruptor de su época— una nostalgia de la belleza, el bien y la verdad. Y ese fondo es el que asoma, magullado, malherido, hecho trizas o añicos, entre la empanada mental de proclamas que los chavales indignados lanzan contra el «sistema» que los ha moldeado; proclamas cuyo lenguaje acata los códigos que el propio «sistema» les ha inculcado: democracia participativa, libertades ciudadanas, subsidios, financiación pública, etcétera; y todo ello aderezado con un emotivismo párvulo y efervescente. Que es como si el esclavo le pidiera a su amo que lo esclavice más amorosamente, que le brinde mejor techo y comida más abundante; requerimiento que halaga al amo sobremanera, pues cuando el esclavo reclama mejoras en las condiciones de su esclavitud está reconociendo que sin esclavitud no podría sobrevivir ya, que no hay vida fuera de la esclavitud. Y entonces el amo le dice al esclavo con sorna, mientras satisface sus peticiones utilizando como remedio la causa de sus males: «¿Qué te parece? El mismo vino que te enfermó te cura y da salud».

10 commentaires:

Unknown a dit…

Eso fue exactamente lo que yo dije en mi entrada del miércoles, y sigue siendo mi apreciación del asunto.
No se trata de pedir derechos al estado, como borregos a su pastor o esclavos a su amo. Se trata de valerse por sí mismos, y mandar al estado a hacer puñetas.
Hace falta una renovación total, pero no sólo del sistema, fundamentalmente de las almas, las mentes, las conciencias... una renovación personal, una metanoia.
Y el domingo que vote su padre, en su "fiesta de la democracia"

Anonyme a dit…

Se necesita esperanza e ilusión no sólo en este país sino en todo el mundo. El desncanto y su infatigable caballo: el cinismo y la ironía no llevan a nada, sólo a una risa inteligente sí, pero sin trascendecia. Puro eco en lo hueco. Sí, lo sé, fea rima. Pero estoy harta de esto, Soy de derechas y les apoyo por la esperanza que generan. Soy joven , he leido y no estoy narcotizada ni manipulada, solo deseo esperanza. Espero que esta gente no me deje en ridiculo: esperanza Gracias

Unknown a dit…

¿Qué quiere decir "soy de derechas"? No dejes que te impongan sus etiquetas.
Y sí, claro que sí, amiga anónima, a mí también da algo de esperanza que tanta gente, sin saber muy bien por qué, se indignen y se revelen.
Un cordial saludo en Cristo Rey.

Anonyme a dit…

Bueno, la verdad es que creía ser de derechas, no lo sé ya. Me parece que todo es marketing de un mercado global, del que no podemos salir.

Anonyme a dit…

Estoy harta de este cainismo, y de que en este país la gente lo vea todo en términos de blanco-negro. Empezo creo con la Contrareforma, luego en el XVIII afrancesados-castizos, en el XIX con las guerras calistas, al final republicanos-franquistas. BaSTA DE QUE NO PUEDAN EXISTIR MATICES o mejor de que no dejen que se vean los matices.

Alonso de Blanco a dit…

Totalmente de acuerdo con Don Juan Manuel.

Anonyme a dit…

He estado en Sol y estoy totalmente desilusionada: parece una acampada hippy, no me parece serio.Son solo un puñado de niñitos con buenas intenciones, que se están dejando animar por porreros de varia índole. !Qué pena! No creo que esto llegue a ningún sitio.
En fin, ahora tendré que aguantar las risas cínicas sobre mi supuesta inocencia.
¿Por cierto, por qué están algunas palabras en francés? El español es ya tb un idioma de cultura o eso creo. No lo sé, qué desolador todo, por lo menos aún me queda el cine y la literatura para huir a realidades más cálidas o, por lo menos, simplemente otras.

Unknown a dit…

Por supuesto que el castellano es una lengua culta, como todas las lenguas romances. De hecho el castellano, el francés y el italiano, si queremos ser precisos, no son lenguas diferentes, si no variedades dialectales de un mismo idioma, procedentes del latín vulgar en su mayoría.
Me gusta emplear ambos idiomas, francés y castellano, de modo habitual, para facilitar mi costumbre de leer a cada autor en su idioma original, y así apreciar la belleza literaria de las novelas francesas del XIX, del mismo modo y con el mismo placer que la literatura española de nuestro siglo de oro.
Igualmente me gusta practicar el alemán, si no por la perfección literaria de sus autores, si por la precisión argumentativa de sus filósofos.
Y para finalizar, creo que mi especial predilección por la misas católicas tridentinas en latín, también tiene algo que ver con todo esto.
Respecto al inglés, me veo obligado a dominarlo fundamentalmente por motivos profesionales.

Anonyme a dit…

gracias, soy filologa sé eso. Me refería al tópico de considerar el francé como lengua de cultura. Ya se sabe que en España lo más importante es el fútbol, por eso lo decía.

Unknown a dit…

¡Qué hermosa ciencia la filología!